Nacida hace apenas tres años como una ingeniería que diseñaba soluciones para el transporte y protección de grandes equipos industriales, la empresa ha experimentado un vertiginoso crecimiento ofreciendo una respuesta integral a las necesidades de sus clientes, asumiendo también las tareas de fabricación de los embalajes. Con proyectos para explorar varias opciones en el ámbito de la economía circular, instalar una línea de fabricación de producto estandarizado y contar con su propio secadero de madera, la empresa prepara ya el que sería su tercer traslado en otros tantos años de actividad. Las previsiones de los responsables de la empresa contemplan superar el millón de euros de facturación al cierre del presente ejercicio.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Julio 2022

De cumplirse lo previsto y en poco más de tres años, los que van desde su fundación en 2019 al cierre del presente ejercicio, la facturación de Grupo Tecan habrá pasado de los poco ambiciosos objetivos con los que arrancan casi todos los proyectos a situarse en el entorno del millón de euros. Es esta una evolución que habría que considerar notable en cualquier circunstancia, pero que lo es aún más si tenemos en cuenta el entorno en el que se ha producido, con una crisis sanitaria por medio y con todas las incertidumbres que la situación internacional ha provocado en el comercio mundial. Las cifras también pueden sorprender si atendemos al producto sobre el que se sustentan, que podría entenderse como convencional, no demasiado inclinado a propiciar ventajas competitivas y destinado a mercados maduros. Sorteando los condicionantes de las sucesivas crisis y respondiendo a las visiones parciales que pueden tenerse sobre lo que hacen, los responsables de Tecan han dado forma a un proyecto que todavía no ha alcanzado su altura de vuelo y al que prevén apuntalar con nuevas iniciativas, tanto desde el lado del producto como en las dotaciones y capacidades de la empresa, incluyendo un traslado que sería el tercero desde que echaran a andar en el polígono de Barros en la primavera de 2019.

Óscar Ruiz, director de Grupo Tecan, en la nave principal de la empresa, en el polígono de Raos.

Tecan Group Transport and Packaging SL, la denominación social de la empresa que opera con el nombre comercial de Grupo Tecan, nació como una ingeniería dedicada a la protección de equipos pesados para su transporte, manejo, trincaje y estiba de carga. Fundada por dos ingenieros con experiencia en la industria metalúrgica, la empresa buscaba hacerse un hueco en un mercado en el que no existían demasiados competidores y, en contra de lo que pudiera pensarse, tampoco eran muchas ni las soluciones que existían en el mercado ni la sensibilidad de los potenciales clietnes respecto a la necesidad de invertir en unas soluciones que consideraban que no añadían valor a su producto. “Como usuarios habíamos detectado esa carencia, sobre todo en equipos de cierta complejidad, de gran tonelaje… y a la protección para el transporte solo se le da importancia cuando pasa algo”, explica Óscar Ruiz, director de la empresa y, junto a Andrés S. González, uno de los dos fundadores de Grupo Tecan.

La primera orientación que se dio a la empresa respondía tanto a ese nicho de mercado que habían detectado sus creadores como al perfil profesional de estos –ambos ingenieros de formación–, de manera que lo que ofrecían inicialmente era el diseño de soluciones: “El cliente nos decía cuál era su producto, qué características tenía, dónde había que mandarlo y por qué medios, y nosotros les dábamos asistencia en protección, almacenaje, manipulación… sobre todo en bienes de equipo”, recuerda Óscar Ruiz, que considera que el paso siguiente, asumir la fabricación de los embalajes, se dio de una forma natural, por más que no estuviera contemplado en los planes iniciales de la empresa: “Solo con la parte de asesoramiento no cubrías las necesidades del cliente, con lo que empezamos a subcontratar la fabricación. Pero pronto nos dimos cuenta que ese trabajo teníamos que hacerlo nosotros”.

Dar el paso a la fabricación, y también aunque en menor medida el incremento de la carga de trabajo que se produjo casi desde el inicio de la actividad, provocaron que el taller donde se ubicó la empresa se quedara pronto pequeño, y motivara el primer traslado, en febrero de 2021. Tecan trabaja desde entonces en las naves que adquirió en el polígono de Raos, en Santander, donde se ubican oficinas, taller de fabricación y los almacenes de materia prima y producto terminado. En ese momento, explican los promotores del proyecto, la empresa cuenta ya con una cartera de clientes estable, entre los que hay algunos de fuera de Cantabria, y ha dado forma a un equipo profesional al que, además de los técnicos y operarios de fabricación, se ha incorporado un responsable comercial. “Empezamos con muy poca inversión y objetivos muy modestos, pero ahí ya vimos que este era un proyecto que merecía la pena y que podía tener mucho futuro”.

Grupo Tecan facturó poco más de 70.000 euros en 2019, rozó los 300.000 en 2020 y, de acuerdo a las previsiones que manejan sus responsables, superará por primera vez el millón de euros en ventas al cierre del presente ejercicio. Aunque sin alcanzar las proporciones de estos primeros años, los planes de la empresa contemplan dar continuidad en el crecimiento de la actividad en los próximos años, lo que en la práctica implicará una nueva mudanza probablemente antes de que acabe el año.

La relación de empresas a las que atiende el Grupo Tecan incluye a alguna de los nombres más representativas de los sectores de calderería y metal-mecánico de Cantabria, en un perfil que se corresponde con el más habitual entre los que se da servicio desde sus instalaciones en Raos, una ubicación elegida precisamente por la proximidad al puerto y a buena parte de las industrias que componen la cartera de clientes de Grupo Tecan. La empresa realiza sus proyectos siempre por encargo, a partir del encargo del cliente, y fabrica bien en sus propias instalaciones o ‘in situ’, en casa del cliente. En todos los casos se trata de diseñar soluciones –tanto el propio embalaje como el trincaje y la estiba– para equipos cuyo transporte plantea exigencias de cierta complejidad, bien por su tamaño, por los requerimientos de protección o por ambas circunstancias. A partir de esas premisas, la gama de la empresa incluye una amplia gama de productos, casi todos con la madera como materia prima aunque también con el retractilado como una de las fórmulas a utilizar.

Proyectos de hasta 200.000 euros

La amplitud y heterogeneidad de la gama tienen también un reflejo en la cuantía de los proyectos y en el precio de los productos, que podrían partir de los apenas 30 euros que cuesta alguna de las cajas a los 50.000 que pueden suponer algunas de las soluciones globales realizadas por la empresa cántabra. En realidad, destaca Óscar Ruiz, el abanico de precios sería incluso más amplio, y recuerda que ellos mismos han realizado ofertas para proyectos que se acercaban a los 200.000 euros, y que finalmente no realizaron por una cuestión de plazos. Son importes que dan una idea del alcance y complejidad de la tarea que asume Tecan, que va mucho más allá del diseño y fabricación del embalaje: “Una caja puede realizarla casi cualquiera, pero asumir toda la cadena de valor del embalaje, que es lo que buscamos nosotros, es lo que permite fidelizar clientes y acometer proyectos de gran envergadura y mayor valor añadido”.

Embalajes listos para utilizar, almacenados en la nave de producto terminado.

Operar con mayores niveles de especialización permite además reducir el número de competidores y llegar a clientes más receptivos a lo que puede aportarles la empresa. A diferencia de lo que sucede con el ‘packaging’ con el que un producto llega al mercado, que tanto empresas como usuarios consideran ya como parte del valor del mismo, en la concepción del embalaje para el transporte de equipos industriales aún queda camino por recorrer en esa dirección:“Cada vez menos, pero seguimos encontrándonos con una valoración que no se corresponde con lo que podemos aportar”, admite el director de Tecan que, más allá de lo llamativas que puedan suponer algunas cifras, considera que el valor de las soluciones de protección siempre supera a su precio: “En un equipo de dos millones de euros el embalaje puede suponer 2.000 euros, que es una cantidad que podemos considerar residual para el cliente. Pero si por una mala protección o un estibaje incorrecto el equipo se golpea, los costes generados por la no calidad o la pérdida de confianza o imagen de cara a su cliente son mucho mayores”.

Los poco más de tres años transcurridos desde su fundación han servido para que Tecan haya logrado consolidar su producto en una cartera cada vez más amplia de clientes, primero en Cantabria y luego en las regiones limítrofes, sobre todo en el País Vasco.La actividad, calculan los responsables de la empresa, se concentraría en un 40% en el mercado local, repartiéndose el 60% entre Asturias, País Vasco y norte de Castilla-León. Con la actual estructura de la oferta, centrada en producto a medida de altos requerimientos, la expansión geográfica está muy condicionada por la distancia y no da pie a ir mucho más allá de donde ya ahora se trabaja. Poner un embalaje de 14 metros en Madrid, explica Óscar Ruiz, supondría afrontar costes logísticos superiores a los del propio producto, lo que lo hace inviable. Eso no significa, advierte, que en los planes de crecimiento de la empresa se descarte llegar más lejos:“No sería con el producto a medida, pero nuestra idea es poner en marcha una línea de embalajes estandarizados, que nos permitiría llegar a clientes a los que ahora no podemos atender”.

La puesta en marcha una línea de fabricación de producto estándar es una de las vías con las que los responsables de Tecan confían en dar continuidad al crecimiento de la empresa en próximos ejercicios.  También en el retractilado, los embalajes al vacío y otros productos que se fabrican en casa del cliente. Además de buscar nuevos nichos de mercado con potencial para hacer crecer la actividad, Tecan también tiene en marcha proyectos con los que busca objetivos medioambientales y de mejora de la productividad. Es el caso del proyecto Emcantos, que con una inversión de 66.000 euros y apoyo de Sodercan plantea dar uso a las virutas de madera que se generan como residuo en el proceso de fabricación, empleándolas para la producción de nuevos embalajes. Igualmente con objetivos encuadrados dentro de lo que se conoce como economía circular, la empresa se plantea contar con una caldera de biomasa en sus nuevas instalaciones, tanto para generar energía como para utilizarla en un secadero de madera propio, lo que unido a un espacio de almacenaje exterior permitiría mejorar las condiciones en las que se accede a la que es la principal materia prima en el proceso productivo de Tecan.

Las nuevas instalaciones, para las que se manejan varias alternativas en entornos cercanos al actual, permitirán además diseñar un nuevo ‘lay out’ que corrija las ineficiencias que se producen hoy en el tránsito de los materiales por las dos plantas. La mejora de la productividad es también el objetivo último del proceso de digitalización en el que se han embarcado la empresa, que permitirá tener un mejor control de procesos y tiempos y, en consecuencia, un mejor conocimiento de lo que se hace. “Hasta ahora hemos crecido mucho y muy rápido, queremos consolidar lo hecho y sentar las bases para seguir avanzando”.