La construcción recupera el terreno perdido
Las cifras de licitación pública, edificación y rehabilitación de viviendas retoman la senda de crecimiento que abandonaron en 2020 y consiguen situarse por encima del nivel previo a la pandemia, aunque siguen lejos de acercarse siquiera a las cotas anteriores a la crisis de 2008. El sector confía en que los fondos europeos contribuyan a dar un nuevo impulso a las cifras, tanto en vivienda como en obra pública, y que den continuidad al buen momento que vive la rehabilitación.
Con todas las reservas que puedan hacerse sobre la cuantía de las cifras, que está lejos de acercarse a las cotas que el sector considera que corresponderían a una actividad acorde al tamaño del mercado en Cantabria, la construcción cerró el pasado año el paréntesis que la crisis sanitaria abrió en la tímida recuperación que venía registrándose en los ejercicios previos. Tanto si hablamos de construcción de vivienda nueva, como si lo hacemos de obra civil o, sobre todo, de rehabilitación, el sector vivió en 2021 un buen momento que, de tener continuidad en próximos ejercicios, podría acercar la actividad a ese punto de equilibrio que sigue buscándose desde que el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008 pusiera fin a una situación literalmente irrepetible.
Aunque aquel frenazo tuviera como protagonista a la vivienda, la crisis financiera posterior hizo que el cataclismo se trasladara a todos los ámbitos y, en lo que respecta a la construcción, de forma especialmente notable a la inversión pública en infraestructuras. Si atendemos a las cifras del pasado año, y a lo que tiene que ver con Cantabria, probablemente es en ese ámbito en el que hay que buscar los indicios más claros de una recuperación que vaya más allá de lo puntual.
Tras la pausa del año 2020, cuando las cifras cayeron a niveles no muy por encima de los mínimos históricos, durante el pasado ejercicio se licitó en la región obra pública por valor de algo más de 381 millones de euros. El dato, recogido en las estadísticas que elabora Seopan, la patronal que reune a las grandes constructoras de obra civil, multiplica por más de tres la cifra del atípico 2020 y, lo que es más significativo, se sitúa un 55% por encima de la registrada en 2019, el último año antes de la pandemia. Si se amplía el foco temporal, el nivel de inversión alcanzado el pasado año es uno de los más altos desde 2010, superado únicamente por los algo más de 401 millones de euros que se licitaron en 2017. Un ejercicio, este último, que tuvo mucho de excepcional si tenemos en cuenta que la media de lo licitado desde el mencionado 2010 apenas supera los 200 millones de euros.
Al igual que en 2017, ha sido la inversión acometida por el Gobierno central el principal motor de la licitación pública en Cantabria durante el pasado ejercicio. Aunque en la comparación con 2019 también crece lo licitado por los ayuntamientos –un apreciable 59,02%– los casi 217 millones destinados a obra pública por la Administración Central en Cantabria durante 2021 son más del doble de los que se licitaron en 2019. La excepción al crecimiento de las cifras la puso la Administración autonómica, que se quedó ligeramente por debajo de la cantidad licitada hace dos años. Aun así, los 82,2 millones en inversión pública que el Gobierno de Cantabria sacó al mercado el año pasado son la segunda cifra más alta de la última década, superada únicamente por la de 2019.
En lo que respecta a Cantabria, la estadística de licitación pública del pasado ejercicio es llamativa también por otra circunstancia: a diferencia de lo que ha venido siendo habitual desde la crisis financiera, la evolución de lo licitado en la región ha sido mejor que el dato del conjunto de comunidades autónomas. Esta es una circunstancias que anteriormente solo se había producido cuando la comparación se hacía sobre lo licitado en los peores años para la inversión pública en la región –2012 y 2016– lo que bien puede considerarse un efecto puramente estadístico. Con esas excepciones, la inversión en obra pública siempre había crecido en el conjunto de España en una proporción superior a la que se daba en Cantabria.
El principal impulso a las cifras de 2021 llegó en la última parte del año, algo que podría ser indicativo de una tendencia que tendría que confirmarse este ejercicio. El año 2022 tendría que ser también el primero en el que se recogiera el efecto que los fondos europeos puedan tener sobre la actividad. Un ejercicio que será, por tanto, de la máxima relevancia para el sector.