La industria en Cantabria reclama soluciones «valientes»
Los presidentes de CEOE-Cepyme y de la Cámara de Comercio analizan la actualidad y los retos de la industria en Cantabria, reclaman la necesidad de adoptar medidas con rapidez y reivindican la importancia de mantener y consolidar un sector industrial que califican de maduro y con experiencia.
Manuel Casino | @mcasino8 | Septiembre 2024
CEOE-Cepyme Cantabria abrió el melón al reclamar avanzar más deprisa en la implantación de medidas que son claves para el desarrollo de la industria en Cantabria. Su petición, formulada durante la asamblea anual celebrada el pasado 24 de mayo, tuvo pronta respuesta en el Ejecutivo regional que, por boca del consejero de Industria, Eduardo Arasti, aseguró que en Cantabria jamás se ha hecho más en menos tiempo. Con las cartas sobre la mesa, el presidente de la patronal, Enrique Conde, ha querido quitar hierro al asunto, pero sin apartarse un ápice de sus reivindicaciones.
“En CEOE-Cepyme no nos dedicamos a la política. Lo que hacemos es apoyar al Gobierno en todo lo que podemos siendo conscientes de que el dinero del que dispone la Administración pública es finito y de que, por tanto, hay dificultades”, resuelve Conde, que, sin embargo, y más allá de colaborar con el Ejecutivo, opina que las empresas de la región compiten en desigualdad de condiciones con las del entorno: “La realidad es que las empresas de Cantabria disponen de menos herramientas competitivas que las de otras comunidades limítrofes, como son el País Vasco, Castilla y león, Navarra y La Rioja”.
En este sentido, enumera una serie de reivindicaciones, fundamentalmente orientadas a una mayor agilización de los trámites administrativos, la reducción de la presión fiscal, combatir la «lacra” del absentismo laboral y fomentar la formación en nuevas disciplinas que demandan los mercados, sobre todo en el ámbito de las nuevas tecnologías, la energía y la adaptación a los nuevos modelos de producción.
Una opinión que, en líneas generales, también es compartida por el presidente de la Cámara de Comercio de Cantabria, Tomás Dasgoas. “Que el ritmo de los empresarios no es el mismo que el de la Administración es una realidad que creo que también reconoce el propio Gobierno regional”, apunta el máximo responsable cameral siguiendo el mismo hilo conductor que su homólogo en la patronal. “Estimo que el camino que se está siguiendo es el correcto para conseguir que los tiempos sean lo más cortos posibles y, aunque somos conscientes de que es complicado, la industria necesita ciertos ritmos que se deberían acortar. Y eso depende de todos”, recalca antes de poner en valor la importancia de la colaboración público-privada “para que las cosas vayan en la dirección correcta y más rápido”.
Más agilidad
En su análisis de la realidad económica cántabra y, más en concreto de la industria, ambos dirigentes coinciden en los problemas que hay que superar para que el sector arranque en Cantabria. Así, Dasgoas se suma a la solicitud de una mayor agilización de los trámites administrativos apuntada ya por Conde. “Es un buen punto de partida que una consejería incorpore este asunto en su nombre –la de Presidencia, Justicia, Seguridad y Simplificación Administrativa–, pero necesitamos más atrevimiento y más rapidez en los logros, aunque entendemos que también es complicado. Sabemos que están trabajando en ello y estamos esperando alguna propuesta en este sentido”, aclara.
Además, y al igual que el líder de los empresarios, también resalta su “clara preocupación” por el absentismo laboral, un problema común en toda España, según sostiene, y las «dificultades” para contratar personal que, a su juicio, está limitando y comprometiendo planes de inversión y el crecimiento de algunas empresas.
Además, Dasgoas advierte de que “no existe” entre las nuevas generaciones una motivación por dedicarse a la industria, una circunstancia que, estima, se está empezando a dar de manera “preocupante” tanto en el ámbito del empleado como de las propias empresas. “Del mismo modo que hay una falta de interés por trabajar en el sector, también la hay por ser empresario”, subraya. Asimismo, el presidente de la institución cameral, quien también ostenta la presidencia de la Federación Cántabra de Empresarios del Metal y Afines (Cantabria Metal), apunta a la falta de perfiles profesionales en el sector industrial. “Venimos de ser una comunidad muy preparada en el ámbito de la siderurgia y metalurgia, pero cada vez hay menos profesionales con esas habilidades. Faltan caldereros, mecanizadores, soldadores, trabajadores de fundición…”, lamenta.
Más infraestructuras y apoyo a las energías renovables
Junto a todos estos problemas, Dasgoas sostiene que hay asuntos que han estado demasiado tiempo parados o sin actuar sobre ellos, por lo que intentar ahora remediarlo, dice, va a llevar tiempo: “Tenemos un problema serio de infraestructuras y un evidente retraso con otras comunidades autónomas. En el ferrocarril y su conexión con el puerto, en vuelos con Madrid y Barcelona y en el transporte por carretera en el que es evidente que no contamos con las mejores conexiones posibles para desarrollar la economía y para que las nuevas generaciones encuentren esa motivación profesional que se necesita para emprender”.
Sobre este punto, Conde conviene en que el déficit de infraestructuras es «clave” y lamenta que las infraestructuras que dependen del Estado “no acaben de llegar nunca a Cantabria”. En su lista de demandas, el presidente de los empresarios cántabros destaca igualmente la necesidad de trabajar en el desarrollo de las energías renovables, que considera “fundamental” para la industria cántabra, así como en aspectos de política estratégica que permitan mantener de un lado la industria que hay en Cantabria y, de otro, potenciar el turismo más allá del verano. “Debemos tecnificar e introducir las nuevas tecnologías de forma más clara en la industria. Y ahí podemos ayudar todos, Gobierno y empresarios. Hace falta una política energética, aunque es verdad que ahora el Gobierno está trabajando en este ámbito lo que no se había trabajado hasta la fecha”, admite.
Según explica el presidente de la patronal, las industrias tractoras en Cantabria necesitan de la aplicación de energías renovables. “Sin embargo cada vez que surge una iniciativa en este sector, aparece algún ‘plataformismo’ que no mide la sostenibilidad en sus tres aspectos. Solo lo hacen en el ambiental y, muchas veces, mal mirado”. En su opinión, la sostenibilidad medioambiental ha hecho “muchísimo daño” a la empresa y a la sociedad: “Se ha pervertido el concepto de sostenibilidad de su idea inicial y real” que, según matiza, abarca los ámbitos medioambiental, social y económico. “Pero una parte de la sociedad, posiblemente por políticas mal aplicadas, lo ciñe exclusivamente al aspecto medioambiental, lo que es un gran error. Con este tema, Europa se está pegando un tiro en el pie, sobre todo en el sector industrial, lo que nos coloca en clara desventaja con relación a otras zonas del mundo que al final nos acaban vendiendo sus productos con mucho peores estándares medioambientales y de calidad y pese a que Europa tiene mucho más interiorizado la sostenibilidad”, argumenta.
Retener el talento
En cuanto a la formación, ambos responsables resaltan el cambio de rumbo que ha experimentado la FP, a la que ahora aseguran se le presta más atención y los jóvenes empiezan a percibir como una buena alternativa laboral, pero lamentan la dificultad de la industria para retener el talento, especialmente en los perfiles más cualificados. Al enjuiciarlo, Dasgoas recuerda que las cuestiones que empujan a una persona a trabajar en una región u en otra han cambiado de manera profunda en los últimos años. “Si antes se valoraba más el salario o la cercanía al puesto de trabajo, ahora el empresario debe saber amoldarse a esas nuevas necesidades que reclaman los trabajadores, que principalmente buscan desarrollo profesional que les dé seguridad y una mayor conciliación”.
Por su parte, Enrique Conde, quien asume que los jóvenes cualificados se han ido fuera de Cantabria, señala que el mundo empresarial es consciente de la necesidad de no dejar escapar ese talento, porque una vez que se va luego es muy difícil que retorne. “Tenemos constatado que, aunque las condiciones de vida en Cantabria son espectaculares, eso no es suficiente para retener el talento. Hace falta algo más que un paisaje bonito. Hace falta condiciones para trabajar y también facilidades para poder emprender”, remata.
El fracaso de los fondos europeos
Sobre los fondos europeos, Desgoas recuerda su pronóstico formulado hace unos años, cuando aventuró que, lejos de ser la oportunidad histórica para la reindustrialización del país, se iban a convertir en el gran fracaso de España. “A la vista de que solo el 40% de los fondos que han llegado a España se han puesto a disposición de la economía, creo que mi vaticinio se está cumpliendo”, estima. “Esta claro que el impacto de estas ayudas no ha sido el que esperábamos, ni creo que se hayan destinado en gran medida a los cambios realmente necesarios para avanzar hacia nuevos modelos productivos y sí, por el contrario, a pagar o a cumplir otras necesidades que no generan ese cambio transformador que hay que acometer”, resuelve contrariado.
En esta misma línea, Conde destaca que el mejor ejemplo de lo que ha ocurrido con los fondos europeos es lo sucedido con Solvay: “Una empresa tractora de la región, se beneficiará próximamente de 30 de los 65 millones de euros solicitados cuando, una empresa diría casi gemela en Francia, dispone de la totalidad de las ayudas prácticamente desde hace casi dos años y medio”. Según remarca, este caso ilustra que este programa “no ha funcionado” y que es un hecho objetivo que el Gobierno de España “no ha sabido gestionar los fondos europeos”. Al citar al Ejecutivo central, el máximo responsable de la patronal cántabra censura que, a diferencia de lo que ocurre con el Gobierno regional, donde admite que sí encuentran apoyo, aunque insiste en que tiene que actuar con mayor celeridad, el de España no está contando con ellos: “Está adoptando medidas no consensuadas con los empresarios que están perjudicando a la empresa y el futuro de Cantabria”.
De la misma opinión es Dasgoas, quien comparte la crítica al Gobierno nacional por adoptar decisiones en el ámbito social y laboral sin consensuar con la parte empresarial. “Y todo lo que no lleve el acuerdo de los empresarios, además del de los sindicatos, creo que no puede cumplir con los objetivos buscados”, insiste. A su juicio, estas cuestiones políticas y decisiones ideológicas están influyendo de forma “muy negativa” en la situación de la industria de Cantabria y de toda España, “hasta el punto de que pueden llegar a generar problemas estructurales que sean difícilmente recuperables”.
Para el presidente de la Cámara de Comercio de Cantabria, se trata de cuestiones en el ámbito laboral que no están en la línea de lo que reclama la competitividad en España. Además, considera que la presión fiscal no ayuda a este objetivo, al igual que tampoco lo hacen las medidas y trámites para la creación de empresas o los permisos necesarios para realizar una actividad, que califica de cada vez más complejos y tardíos y acusa de complicar la dinamización de la economía. “Con tanto normativa se está trasladando una carga burocrática a las empresas, que se ven obligadas a dedicar una parte muy importante de su tiempo a tramitar leyes y normas de obligada aplicación pero que en poco ayudan a la competitividad”, subraya.
Retos de futuro
Para Conde, el principal reto es mantener la industria que tenemos porque, según resalta, “cada vez resulta más difícil atraer inversión foránea y es evidente que la apertura a nuevos mercados internacionales, tan deseada por todos, está reñida con el tamaño de nuestras empresas, en la mayoría pymes”. Tras insistir en que el mayor riesgo está en perder lo que tenemos, el dirigente de CEOE-Cepyme Cantabria destaca la necesidad de actuar en aspectos ya apuntados y tan claros como el talento, el relevo generacional, la falta de perfiles profesionales o la internacionalización. “Pero si el coste de energía es el doble que en Francia o Alemania, es evidente que tienes mayor riesgo de desaparecer. Por tanto, hay que poner todo el énfasis en la industria que tenemos que, repito, es un sector muy maduro y con experiencia. Somos muy buenos en lo que hacemos, pero necesitamos contar con las mismas condiciones que en el resto de comunidades”, resuelve.
Aunque comparte esta visión, el presidente cameral apuesta de su lado por trabajar en la modernización de los procesos productivos y por destinar las capacidades a fabricaciones y productos que den un valor o servicio que haga atractivo comprarlos en empresas de Cantabria y no en terceros países con menores costes. En este sentido, Dasgoas aplaude que las diferentes organizaciones empresariales trabajen ahora en colaboración más estrecha y con unos objetivos alineados que defienden con una única voz y que cuentan con la escucha activa del Gobierno. “La colaboración público-privada es la mejor fórmula para abordar los nuevos retos y la única forma de avanzar en una comunidad tan pequeña como la nuestra. Pero hay que cambiar cosas y atreverse a tomar decisiones que tengan un impacto rápido, aunque no sean entendidas en un primer momento. Porque si mantenemos las formas de hacer del pasado no vamos a poder hacer frente a los nuevos escenarios cambiantes que venimos viviendo desde la pandemia”, matiza.
Sector con potencial
Entre esas decisiones valientes y de cambio que hay que acometer, cita la integración de Sogarca en Interaval: “Una decisión que, lejos de poder entenderse como que Cantabria pierde un instrumento de financiación, creo que podría facilitar extraordinariamente el acceso al crédito, y con ello la inversión y el empleo, de autónomos y pymes”. “Necesitamos tener una industria sostenible, moderna y cercana que nos permita contar con recursos y medios sin depender en demasía de otros países”, indica para extender a continuación esta petición a los sectores metalúrgico, agroalimentario o sanitario en los que cree que la industria cántabra con modelos de éxito y a los que señala como las actividades con mayor potencial de crecimiento junto al sector TIC.
Para Enrique Conde, por su parte, el futuro industrial de la región pasa por todo lo que tenga que ver con la industria agroalimentaria o el sector turístico, pero tratado como industria y no como una actividad que funciona porque hace buen tiempo, e incluso por otros sectores relacionados con la automoción y la energía nuclear, y critica que no se esté aprovechando todo el potencial que representa la economía azul en Cantabria. “Vivimos de cara al mar y lo promocionamos poco”.
De otro lado, resalta el trabajo que se desarrolla con la Consejería de Industria en aspectos no tan ligados a la producción y sí más a otros más trasversales. En concreto, alude a Sodercan, una herramienta que, según sostiene, “se utiliza poco” para generar estrategia industrial y que en los últimos años se ha ceñido a una labor burocrática de concesión ayudas, “cuando lo que debería hacer es dedicarse a dar servicio y ejecutar la estrategia industrial”.
En este punto, Dasgoas incide en que Cantabria adolece de una política industrial. “Son muchos los intentos por establecerla y poca la continuidad cuando se ha pretendido hacerlo”, recuerda antes de apostar por trabajar en el mantenimiento y consolidación de las pymes que dan servicio y soporte a la gran industria. “Si la pequeña industria auxiliar cae, entonces ya no hay recuperación posible. Son pequeñas empresas familiares, de empresarios cántabros que trabajan para y por el tejido empresarial de Cantabria y que resultan imprescindibles para cualquier estrategia industrial que se quiera acometer”, afirma.
Pese a todo, el presidente de la Cámara de Comercio de Cantabria entiende que el sector industrial camina por la senda adecuada y que la inversión en sostenibilidad, modernización y calidad en el empleo deben ser “recetas obligadas” para poder tener futuro. “Es un camino sin retorno”, enfatiza para concluir con un claro mensaje: “La industria tiene que empezar a ser realista y trabajar en objetivos alcanzables. Lejos de llegar al 25% del PIB regional que hace un año reclamaba el anterior presidente de Cantabria, lo que tenemos que intentar es que no descienda el peso que la industria tiene actualmente dentro de la economía regional, que ronda el 20% del PIB. Lo demás es vender optimismo infundado. Si trabajamos con realidades será más fácil acertar”. Conde afianza esta visión y apuesta por dejar los porcentajes a los políticos. “Si aumenta el peso del PIB industrial, es evidente que otro sector lo pierde. Lo que debemos intentar es mantener la industria que existe en la actualidad. Podemos marcarnos los objetivos que sean, pero no tiene ningún sentido alejarnos de la realidad. Centrémonos en mantener la industria que tenemos. Lo demás, son porcentajes políticos”, remata.