Olga Dasgoas es directora ejecutiva de Recursos Humanos y Responsabilidad Social Corporativa del Grupo FAED y acaba de recibir el premio de Mujer Empresaria 2021 que otorga la Asociación Empresa Mujer de Cantabria, ADMEC, un galardón que recibe con “respecto e ilusión”.

Cristina Bartolomé |  @criskyraFebrero 2022

Olga Dasgoas comenzó su trayectoria profesional como cajera en un supermercado, aunque el objetivo apuntaba a otra meta: pagarse un máster de gestión. En 1996, cuando se constituye Fundiciones de Aceros Especiales D, se incorpora formalmente a la empresa, donde se ocupa de la gestión administrativa y posteriormente de las funciones de directora financiera y de recursos humanos durante dos décadas. Desde hace cuatro años se encarga de la dirección de personas y la responsabilidad social corporativa.

Pregunta.- ¿Qué sensaciones le ha producido recibir este premio de las empresarias de Cantabria? ¿Ha sido una sorpresa?
Respuesta.- Lo recibo con mucha respeto e ilusión. Estoy contenta, sobre todo por mi hermano y mi familia, ya que la nuestra es una empresa familiar. Todos nuestros trabajadores me han felicitado y están muy orgullosos también de este reconocimiento.

P.- A lo largo de su carrera, ¿ha tenido que solventar dificultades por trabajar en un sector tradicionalmente masculino?
R.- Al ser una empresa familiar y desempeñar mis funciones y responsabilidades desde la dirección de la empresa, no he tenido dificultades por mi género. En el núcleo familiar quizá mis padres me encasillaron más, con buen criterio, en la gestión de la empresa y a mi hermano, Tomás Dasgoas, en la parte más técnica y operativa, pues él empezó trabajando como hornero en la fundición. Pero desde luego con mis trabajadores y equipos el trato siempre ha sido muy respetuoso y afectivo hacia mí, yo creo por que han vivido el crecimiento mío y de la empresa muy de cerca con ellos, con total transparencia, con esfuerzo y compromiso.

P.- ¿Es real la imagen que tenemos de la industria metalúrgica como especialmente complicada para las mujeres? ¿Cómo definiría la presencia femenina en este sector tanto a nivel directivo como de producción?
R.- La presencia femenina en este sector es escasa, pero necesaria al igual que en cualquier otro sector. Más aún con la dificultad que tenemos hoy las empresas de incorporar personal cualificado. El porcentaje de mujeres en los departamentos de administración suele ser el más alto, sobre el 90%, en tanto que en los departamentos técnicos o de mandos intermedios podría ser de en torno a un 40%. Pero en la parte de producción es donde mas tenemos que reforzar la presencia femenina con políticas de integración y formación, pues gracias a la incorporación de nuevas tecnologías, los procesos productivos ya no son tan penosos y tenemos unas condiciones laborales muy buenas en este sector.

Olga Dasgias, junto a las autoridades que acudieron a la gala celebrada el pasado 16 de diciembre, en la que se le entregó el premio como mujer empresaria de 2021.

P.- ¿Cuáles son los retos que plantea profesionalmente ser la directora ejecutiva de Recursos Humanos y Responsabilidad Social Corporativa de un grupo empresarial como FAED?
R.- Trabajar con las personas es siempre un reto en sí mismo. Dar respuesta a sus inquietudes y expectativas a veces es complejo, pero en Grupo FAED las personas son nuestra prioridad, las hacemos crecer profesionalmente y damos mucha importancia al trabajo en equipo. A lo largo del año 2021 hemos desarrollado una nueva estructura organizativa interna, con la creación de nuevos departamentos y la incorporación de nuevos profesionales que viene a dar una mayor robustez a toda la estructura para dar respuesta a las necesidades futuras del grupo, que no está eximido de grandes retos por delante.

P.- Faed ha crecido en los últimos años, ha comprado otras industrias y ha asumido inversiones importantes. ¿Hasta qué punto el tamaño es imprescindible para poder competir?
R.- Estamos en un momento de madurez y de consolidación del crecimiento sostenido que hemos tenido en estos últimos 25 años, pero también de seguir creciendo en un mundo globalizado muy competitivo con grandes retos por delante para dar respuesta a las necesidades de nuestros clientes en un entorno industrial y sostenible. La empresa ha crecido porque tenemos una actividad industrial que ha ido ampliando los servicios en función del cliente. Se trata de buscar siempre las oportunidades para que tu actividad permanezca viva. Nosotros empezamos fabricando piezas muy pequeñas, y esto ha ido cambiando. Si no hubiéramos ampliado el volumen de las piezas no estaríamos ahora en el mercado. Lo que tenemos por delante es la tarea de consolidar lo que hemos hecho, principalmente con un crecimiento muy importante en dos años y medio. Ahora nos toca robustecer y consolidar la nueva estructura. En líneas generales, iremos creciendo en servicios al cliente, viendo dónde necesitamos reforzar, dónde nos demandan determinado servicio… Por ejemplo, últimamente nos están solicitando servicios de mantenimiento, es por ahí por donde ahora podemos crecer.

P.- En general, ¿cómo ve el panorama industrial actual en nuestra región?
R.- La industria en Cantabria está ante la gran oportunidad de definir qué va a ser en los próximos 10 años. Dependerá de la gestión que las empresas hagamos para desarrollar las capacitaciones necesarias ante retos como la digitalización, la colaboración entre empresas y, especialmente, la capacidad de atraer personal que dé respuesta a nuestras necesidades de contratación. Todo eso va a marcar el futuro de la industria de la región.

P.- ¿El sector siderúrgico en Cantabria, tiene el peso que debiera o pudiera tener?
R.- Al sector siderúrgico en Cantabria se le debe reconocer la importancia que tiene para la sociedad cántabra. Somos empresas especialmente exportadoras, con empleo estable y de calidad, y medioambientalmente comprometidos con la sostenibilidad. La imagen que hay de nosotros esta distorsionada por años pasados y debemos cambiarlo.

P.- En general, ¿qué aporta Cantabria en este sector industrial y qué puede llegar a aportar?
R.- Cantabria como sociedad debe conocer mejor la importancia del sector industrial y lo que supone para la economía. Por su parte, el Gobierno de Cantabria debe seguir apoyando los intereses de la industria, debemos vencer las barreras administrativas que dificultan los planes de crecimiento o implantación de las empresas, apostar por una formación profesional que cubra las necesidades del sector, atraer los fondos europeos a tiempo para desarrollar los proyectos que ya hay… En definitiva, Cantabria debe trabajar para tener un sector industrial fuerte.

P.- Dice que el sector no tiene el reconocimiento debido. ¿Podría cuantificar la aportación a la economía de Cantabria de las empresas metalúrgicas presentes en la región y/o la de Grupo FAED?
R.- Las cuestiones económicas o datos numéricos son muy importantes, pero han de ser otros los que los cuantifiquen y valoren. Lo que es diferenciador de este sector es lo que aporta a nivel de estabilidad, empleabilidad, calidad del empleo y aportación a la sociedad. Las empresas industriales en las últimas crisis hemos sido las que mejor han aguantado y más han contribuido a la economía de Cantabria. El Grupo FAED es una más de las excelentes empresas que Cantabria tiene en este sector.

P.- La UE parece mantener un compromiso político de reindustrializar Europa, ¿cree que es posible hacerlo y de qué depende que pueda conseguirse ese objetivo?
R.- Europa apuesta ahora más por la sostenibilidad, por energías renovables, por la descarbonización… Todo esto es un reto para las industrias porque nos hacen menos competitivos con respecto a otras empresas del sector de fuera de Europa, y nos dificulta el crecimiento. Porque no hay que olvidar que estamos en un mundo globalizado, con grandes competidores como China o Estados Unidos, donde no hay restricciones. Ahora la apuesta importante son los fondos europeos, sin embargo echamos en falta algo más de transparencia: no hay protocolo de gestión, no sabemos dónde hay que dirigirse, qué se financia, qué no… Al final parece que esos fondos se van a aprovechar para reforzar ayudas que ya existían, el CRECE del Gobierno de Cantabria o el I+D. Pero no sabemos con qué condiciones van a salir o cómo se van a cumplir ciertos requisitos. Estoy en bastantes asociaciones de empresarios y se comenta este tema de la burocracia, la opacidad… Seguimos sin ver muy claro cómo se va a desarrollar el proceso. Por otra parte, la metalurgia se ha visto siempre como una industria muy contaminante, cuando en realidad somos la mayor recicladora: reciclamos toda la chatarra. Además, las energías que utilizamos son todas renovables y el nivel de carbono que emitimos está muy por debajo de lo que se exige. Podemos decir que hacemos un acero ecológico, no se nos puede pedir más.

P.- ¿De qué depende que la industria de Cantabria, y en particular la metalúrgica, pueda recuperar el protagonismo que ha venido perdiendo en los últimos años?
R.- Creo que de una apuesta por el sector a nivel político. Las empresas que exportamos necesitamos buenas vías de comunicación, sobre todo en el transporte de mercancías y es una pena que una vez mas Cantabria se quede fuera de estas importantes inversiones. Nos hemos quedado fuera del Corredor del Atlántico y de la red transeuropea, pero es que tampoco llegan las mejoras en las comunicaciones a Madrid o País Vasco. Necesitamos polígonos industriales dotados de servicios. Por ejemplo en nuestro caso, en el polígono de Requejada no tenemos fibra óptica para las empresas, con lo que esto limita la velocidad en la digitalización. La energía eléctrica, la seguridad jurídica… son asuntos en los que son muy importantes las decisiones políticas que se tomen. Por otra parte está la formación profesional: los grados que se ofertan no siempre se corresponden con las necesidades de mano de obra cualificada que se precisa en la industria. Ni siquiera tenemos centros de formación donde impartir los certificados de profesionalidad para moldeadores y horneros –en el caso particular de la fundición– y tenemos que formar a estos profesionales nosotros internamente, utilizando la contratación temporal en lugar de los contratos formativos ligados a estos certificados porque las exigencias en medios físicos e instalaciones que la norma pide a estos centros es imposible de cumplir. Para resolver esto llevamos años reclamando un cambio desde las administraciones, pero no se hace nada. Cuando el paro juvenil representa ya el 30% de la población y las empresas no encontramos profesionales, algo estamos haciendo muy mal.