Conchi López, rectora de la Universidad de Cantabria: «Queremos que la UC recupere el ritmo en un mundo en el que todo cambia muy deprisa»

Nacida en Santander en 1964, Conchi López es licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Cantabria (1987), donde ha desarrollado toda su trayectoria profesional desde ese mismo año. Desde 2019, es catedrática en el área de Organización de Empresas del Departamento de Administración de Empresas. Dirige la Cátedra de Empresa Familiar desde su creación en 2009.

Manuel Casino | @mcasino8 | Febrero 2025

Pregunta.– Tras 37 años en la Universidad de Cantabria, ¿qué le ha llevado a presentarse ahora?

Respuesta.– He estado más de veinte años en gestión de primera línea de la universidad. Hace unos diez, decidí dejarlo porque ya llevaba mucho tiempo y también estaba en la fase final de mi cátedra, además de que me parecía sano cambiar el ritmo. Desde entonces, he estado de profesora investigadora y he observado, sobre todo en los últimos tiempos, que la UC está perdiendo dinamismo y ambición en muchos de sus planteamientos que no me acaban de gustar para una universidad que, creo, es de prestigio e importante para la región. Y cuando una cosa me importa, y la Universidad de Cantabria me importa, merece la pena intentar hacer lo mejor para su futuro. En este sentido, después de hablar con muchas personas que conozco de la universidad y comprobar que esta visión que yo tengo de la institución era compartida, he pensado que era el momento de presentar una propuesta de cambio y alternativa para el futuro de la UC. Pienso, en definitiva, que tengo un proyecto para conseguir que la Universidad de Cantabria vuelva a sendas de crecimiento y de excelencia como ha tenido en el pasado y que, en un entorno que está cambiando tan deprisa, no podemos permitirnos el conformismo con la situación actual.

P.– ¿Cómo ve que haya dos candidaturas?

R.– Pues muy bien. Es muy bueno y muy sano para la universidad que la comunidad educativa pueda elegir. Democráticamente y para la institución es muy sano que haya estas dos candidaturas.

P.– Como ha dicho, usted ya cuenta con experiencia de gestión en este campus –fue vicerrectora de Ordenación Académica, Profesorado e Internacionalización (2006-2013)–. ¿Qué enseñanzas ha sacado de ese desempeño?

R.– Una cosa que me ha enseñado la experiencia es que la gestión no es sencilla y que conseguir los objetivos requiere de mucho esfuerzo y perseverancia. Pero también he aprendido que cuando uno tiene una visión de lo que quiere es posible avanzar en la dirección correcta. Igualmente, he aprendido que con una colaboración leal, un trabajo constante y con un equipo que comparta tu percepción es posible hacer que las cosas cambien.

P.– Concurre con la ambición de liderar un cambio profundo de la UC que, según sostiene, reclaman numerosas personas desde todos los ámbitos de la comunidad educativa ¿Tan mal están las cosas?

R.– No es tanto que estén mal las cosas. La UC es una buena universidad y hay muchas personas muy competentes. Hay muy buenos investigadores y docentes. No es, como digo, un problema de que la Universidad de Cantabria esté mal, es un problema de que está perdiendo el ritmo en un mundo en el que todo se mueve muy deprisa. Si te quedas estancado, entonces retrocedes a doble velocidad. Y es lo que le está pasando a esta institución. No, es por tanto, que estemos en una situación dramática, que no lo estamos, afortunadamente, pero si no tomamos las medidas lo estaremos a medio plazo.

P.– ¿Tiene la UC la financiación que se merece?

R.– La financiación nunca es suficiente, por definición. Todos querríamos siempre más. Pero es cierto que el contrato-programa 2025-27 va a dar una cierta estabilidad, y eso es bueno. Pero por muy bueno que sea, la UC va a tener que seguir haciendo esfuerzos para conseguir más fondos para hacer más políticas. De hecho, tenemos seguramente una situación financiera privilegiada entre las universidad pública españolas, probablemente entre las mejores. Lo cual explica mucho menos que no se estén tomando algunas iniciativas. Esto no quita que no tengamos que ser prudentes, que hay que serlo, pero hay un equilibrio entre la prudencia y la inacción.

P.– Póngale nombre al problema de urgencia que tiene la UC.

R.– Devolver compromiso y las ganas de hacer universidad para la comunidad. Devolver el sentido de comunidad.

«En los equipos y órganos de gobierno ya existe paridad desde hace mucho tiempo, pero otra cuestión es quién ocupa la posición de liderazgo»

P.– Si gana las elecciones, sería la primera rectora desde la creación de la institución, hace ya casi medio siglo. ¿Lo considera una anomalía?

R.– Bueno, seguramente es el reflejo de una realidad porque, aunque somos muchas mujeres en la universidad, no es menos cierto que hay muchas menos en gestión. Piense que ha habido muy pocas decanas, no hay muchas catedráticas, aunque está cambiando en los últimos años; ni muchas directoras de departamento… Entonces es difícil que se llegue a la máxima posición si no hay una base suficientemente amplia. Pero también es reflejo de una realidad que está cambiando. En los equipos y órganos de gobierno ya existe paridad desde hace mucho tiempo, pero otra cuestión es quién ocupa la posición de liderazgo. Esta realidad también ocurre en el mundo de la empresa y en otros muchos ámbitos, no solo en la universidad.

P.– Su candidatura defiende impulsar el cogobierno, el liderazgo y la pluralidad y equidad. Al oírlo, da la impresión que hasta ahora ha imperado el ordeno y mando y cierta falta de transparencia. ¿Es así?

R.– Seguramente lo que ha existido ha sido una escasa escucha a las personas administradas. Piense que dirigir una universidad se parece mucho a dirigir una orquesta sinfónica, en la que cada músico es un maestro en su instrumento. La labor del director no es tanto ordenar, que sí hay que poner orden, como saber que debe dejar un espacio para las personas que están bajo su dirección. Y eso ha existido poco. Por eso hemos hecho tanto énfasis en los encuentros participativos y el cogobierno porque, habiendo tanto talento como hay en la universidad, seguramente salimos todos ganando si se escucha a los administrados y entre todos encontramos la mejor solución posible a los problemas.

P.– Anuncia que revisará el actual mapa de titulaciones. ¿En qué está pensando?

R.– Bueno. Hay que pensar si con la oferta actual la UC está cubriendo suficientemente las necesidades sociales de la región. En ese sentido, creo que hay que revisar los planes de estudios, algunos de los cuales seguramente necesitan alguna adaptación a las exigencias actuales. Estoy pensando, por ejemplo, en todos aquellos que tienen un componente tecnológico que, con independencia de que se hayan renovado los contenidos, es probable que tengan necesidad de incorporar nuevos aspectos que no existían hace quince años. Pero también está la otra cuestión de ver si estamos ofreciendo realmente todas las titulaciones que Cantabria necesita o si, aprovechando la alianza Eunice, podemos ofrecer algunas nuevas titulaciones que tengan un componente internacional que sea atractivo para los estudiantes de la región. Es muy difícil decirlo sin números, pero ya hay algunas estimaciones de qué personas se van a cursar estudios en otras universidades para hacer qué titulaciones. Y también habría que hacer una labor de escucha a la sociedad para saber que necesita la industria de Cantabria. No me atrevo a decir una titulación porque sería muy osado sin un estudio detallado.

P.– ¿Diría que la actual oferta formativa se adecúa a las necesidades de las empresas y del mercado de trabajo?

R.– Se adecúa, pero probablemente haya algunas carencias. Por mi relación con los empresarios sé que tienen muchas necesidades de personal con formación en temas tecnológicos, que seguramente no hay bastantes. Además, debemos tener en cuenta que hay una dinámica, tanto entre las universidades públicas como privadas, de oferta de nuevas titulaciones. En la UC, al no estar entrando en esta dinámica, probablemente puede estar afectando a que estemos captando menos estudiantes, especialmente en el posgrado, en el que hay que ser mucho más dinámicos.

Parte del equipo de Conchi López: Ángel Cobo, catedrático en el área de Matemática Aplicada; Conchi López; Julio Álvarez, profesor titular de Derecho Mercantil y Protección Jurídica de los Consumidores, y Rebeca Saavedra, profesora contratada doctora en el Área de Historia Contemporánea. Foto: UC.

P.– La nueva ley orgánica dice que no se puede tener más de un 8% de profesores asociados. ¿Un reto mayúsculo?

R.– Bueno. Si se excluyen los asociados de Ciencias de la Salud, que tiene una situación muy particular, la ratio está por encima, pero no dramáticamente por encima de ese umbral. Sí que va a haber que hacer ajustes, pero muy relacionados también con el hecho de que va a haber muchas jubilaciones. Hay que hacer una renovación muy importante y no siempre se está casando adecuadamente las personas que entran con las que salen. Es un problema de captación de talento. Y aquí hay un problema muy claro porque la carrera académica es muy competitiva, muy larga y no estamos ofreciendo las mejores condiciones para esas personas que, por otro lado, muchas veces tienen ofertas fuera. Además, desde la propia universidad estamos poniendo muchas trabas a que las personas jóvenes se estabilicen en un plazo razonable. Cuando la edad media de los profesores en formación roza los cuarenta años, es un problema. De hecho, nosotros aspiramos a aligerar esta estabilización de los jóvenes para hacer más atractiva la carrera académica. Hay facultades más envejecidas que otras, pero en general no se ha gestionado bien el relevo generacional.

P.– En el último ranking anual de Shanghái, la clasificación universitaria internacional más conocida del mundo, La UC mantiene su posición entre las 900 y 1.000 entidades más reconocidas, pero por detrás de otros campus públicos españoles como los de Castilla-La Mancha, Extremadura, Oviedo, Cádiz o Vigo, por citar algunos de similar tamaño. ¿Está la UC donde tiene que estar?

R.– No está mal porque es un ranking mundial muy competitivo, pero debemos aspirar a estar algún escalón por encima. Estando bien, y reconociendo ese éxito, va en la línea de la ambición. ¿Me conformo donde estoy, que estoy bien, o doy un paso más allá? Y, sobre todo, ¿voy a poder mantener esta posición en los próximos años si sigo como hoy? Probablemente, no.

«La UC ha estado en los últimos años y al nivel más elevado muy ausente del devenir de los foros económicos, empresariales e institucionales»

P.– En su programa asume el compromiso de reforzar la vinculación con el sector productivo, un aspecto sin duda clave para el desarrollo económico y social. ¿Cómo califica la actual relación universidad-empresa?

R.– La Universidad de Cantabria tienen en su ADN el tener una relación muy estrecha con las instituciones y el tejido productivo. Pero creo que la UC ha estado en los últimos años y al nivel más elevado muy ausente del devenir de los foros económicos, empresariales e institucionales. Y creo que debemos tener una posición más activa en todos ellos. Necesitamos colaborar estrechamente por el bien de la universidad y de la región. Deberíamos hacer un esfuerzo adicional por estar mucho más pegados a la realidad para ver dónde van luego nuestros estudiantes a trabajar y poder responder por tanto a esas necesidades. Se que no es fácil, pero creo que es imprescindible. Creo que una de las labores que tenemos que hacer en la UC como universidad es dar apoyo a las pequeñas y medianas empresas de la región, a las que les cuesta más innovar y crecer, para ayudarles a ser más competitivas y, de este modo, puedan crecer más y fijar población. Por eso digo que la Universidad de Cantabria es muy importante para la región. La UC puede ayudar y colaborar mucho en ese objetivo.

P.– En las pasadas elecciones celebradas en 2020, el porcentaje de alumnos que ejercicio su derecho al voto no llegó al 2% y solo el colectivo de profesores docentes permanentes superó el 60% de participación. ¿Qué espera que ocurra ahora?

R.– En el caso de los estudiantes, que es verdad que siempre tienen una participación baja, va a ser muy difícil que suba porque la campaña electralesta siendo en época de exámenes y la votación es un día de exámenes. Está claro que este hecho va a desincentivar su participación. Ya he dicho públicamente que me parece muy mala decisión el calendario que tenemos, sobre todo porque va en contra de la participación, que siempre es buena, pase lo que pase.