Escapar de la rutina

Lograr salir de un espacio cerrado en un periodo de tiempo y con el ingenio como única arma. Las salas de escape o ‘escape rooms’ se multiplican en nuestro país, y en solo tres años de actividad son más de 50 las repartidas por territorio nacional. Xkapa, que arrancó en mayo, es la primera en abrir sus puertas en Cantabria.

Texto de Jesús García-Bermejo @chusgbh

Un grupo reducido de personas; un espacio cerrado; un tiempo limitado para encontrar pistas con las que lograr escapar. Este es el esquema básico de una nueva forma de ocio que va ganando adeptos en nuestro país: las salas de escape o room escape. Este fenómeno nació en 2006 en Silicon Valley –Estados Unidos–, cuando varios informáticos crearon un juego en el que tenían que resolver un enigma en un tiempo determinado. Poco después se exportó a Europa, concretamente a Budapest, en donde Attila Gyurkovics fue pionero desarrollando un reto en el que un conjunto de personas debía lograr escapar de una habitación. Se basaba en la Teoría de la experiencia óptima, de Muhály Csíkszentmihályi, también llamada Teoría del flow, la cual señala que si un individuo está volcado en una actividad para su propio disfrute, cuando hay un equilibrio entre sus habilidades y los retos que se le plantean, este entra en un estado mental en donde las ideas van surgiendo libremente y el tiempo vuela.

Bilbao, Barcelona, Valencia, Sevilla, Madrid… Esta propuesta de ocio alternativo llegó a España hace ahora tres años y hoy ya son más de 50 las salas de escape que existen en nuestro país. En Cantabria, sin embargo, ha habido que esperar hasta el pasado mes de mayo para que la primera de estas firmas abriese sus puertas. Ubicada en la calle Tres de Noviembre de Santander, Xkapa aterriza en la región con la difícil misión de posicionarse en un sector hasta hace poco inexistente en la comunidad autónoma. Y atendiendo a las cifras logradas, parece que la aceptación por parte del público va en aumento.

Mecánica sencilla

Cada juego está ambientado en un espacio distinto, y todos se basan en una historia ficticia que da explicación a la labor de los participantes y al por qué de su encierro. Les hay de detectives, fugitivos, terror, ciencia ficción, matemáticos… Y el único arma de los participantes es el cerebro. “Se trata de una experiencia interactiva y real en la que el trabajo en equipo y el ingenio son claves, lo que permite disfrutar por igual a cualquier niño o adulto, independientemente de su condición física –afirma Sergio Rebollar, gerente de Xkapa–. En estas cuatro paredes hay llaves, rompecabezas, objetos o pistas que, combinados adecuadamente, permiten resolver el enigma final y salir de la sala, aunque, gracias a los equipos de los que disponemos, podemos monitorizar y escuchar en todo momento lo que está ocurriendo e intervenir en caso de que algún grupo se quede atascado o se produzca alguna incidencia”. En Xkapa los participantes disponen de 60 minutos para salir de una cárcel, para lo que tendrán que demostrar su inocencia en un crimen que, precisamente, es el que ha provocado su encierro. En total, 65 metros cuadrados de escenario en los que cada grupo de entre 2 y 5 personas deberá aplicarse para lograr la tan ansiada libertad. Y todo a cambio de 50 euros por sesión, independientemente del número de personas que participen.

El juego comienza con un pequeño video que explica cómo y por qué los participantes han acabado en prisión. Tras este, el crono se activa, y es ahí cuando todo queda en manos de los usuarios. Solo hay dos reglas: los menores de edad han de jugar siempre acompañados por un adulto y queda terminantemente prohibido tocar y manipular aquellos objetos que porten un distintivo con tal fin. “Nos han llegado a desatornillar puertas o a arrancar percheros”, comenta entre risas el propio Rebollar.

Despedidas de soltero, cumpleaños, grupos de amigos, parejas… No existe un perfil concreto de cliente en este incipiente sector, aunque desde la firma cántabra destacan el protagonismo de los jugadores procedentes de fuera de Cantabria, aproximadamente el 80% del total, según los cálculos de Rebollar y sus socios Patricia y Fermín Casuso, prima y tío del gerente de la compañía. “La edad media de los participantes ronda los 35 años, y en verano las reservas se concentran en días laborables, aunque el resto del año lo normal es que los picos de actividad se den los fines de semana”, expone.

Dificultades iniciales

Sergio Rebollar descubrió este modelo de negocio por casualidad. Se encontraba de vacaciones con unos amigos en Valencia y navegando por Internet dio con una sala de escape en la zona. El precio era asequible y la actividad, cuanto menos, novedosa, lo que animó al empresario a probar el juego. La experiencia fue tan positiva que, una vez de vuelta en Santander, comenzó a investigar sobre este creciente mercado. Las cifras eran claras: el número de seguidores de las room escape se multiplicaba cada año, al igual que las salas que abrían sus puertas en nuestro país.

Delineante de profesión, Rebollar se percató de que en Cantabria no existía ningún establecimiento de este tipo, por lo que podía tratarse de un nicho de mercado interesante. Así, tras mantener varias reuniones con firmas del sector tanto de Valencia como de Barcelona, le planteó a su tío la posibilidad de crear una empresa basada en este concepto en Santander, quien, tras aclarar las lógicas dudas iniciales, se animó a participar económicamente en el proyecto. “Inicialmente, pensé que se trataba de algo pensado para niños o frikis, pero una vez probé a jugar me dí cuenta de que no era así –recuerda Fermín Casuso–. En un primer momento, valoramos la posibilidad de acudir a alguna empresa que funcionase mediante el modelo de franquicia, pero en Missionleak, una de las compañías pioneras del sector en nuestro país, nos hicieron ver que hay gente que viaja por toda Europa buscando distintas salas de escape, por lo que la mejor forma de rentabilizar la inversión era contar con un escenario propio, original y exclusivo”.

Sergio Rebollar y Patricia Casuso, promotores de Xkapa

Por ello, Xkapa cerró un acuerdo con la firma catalana para la creación de un juego concebido únicamente para la empresa cántabra, un diseño que determinaría las dimensiones y características del futuro local. Ya en enero, Rebollar y sus socios habían dado con el espacio perfecto, pero este necesitaba de una profunda reforma, lo que pospuso la apertura a finales de abril. “La relación con los chicos de Missionleak ha sido fabulosa, y sus consejos nos han sido de gran utilidad tanto a la hora de reaccionar ante imprevistos durante el juego como para configurar la propia sala. De hecho, nos visitaron por sorpresa en mitad de las obras y quedaron gratamente sorprendidos por la calidad de la decoración, la pintura y los muebles, los cuales hemos llevado a cabo nosotros mismos en una empresa de carpintería, fontanería y gas de mi propiedad, lo que nos ha permitido reducir costes”, asegura Fermín Casuso.

En total, incluyendo el diseño del juego, la reforma, los equipos adquiridos –toda la sala esta dotada de cámaras de vigilancia– y la promoción, estos cántabros han invertido unos 45.000 euros hasta la fecha, cifra superior a los 30.000 que, aproximadamente, se necesitan para la apertura de un negocio de este tipo, aunque el estado en el que se encontraban las instalaciones y sus 180 metros cuadrados de superficie hábil han tenido buena parte de culpa.

Ser la primera sala de escape de Cantabria provocó que los dos primeros meses de actividad no fuesen excesivamente positivos, al menos en lo que se refiere al volumen de clientes. De hecho, los malos resultados hicieron necesaria la contratación de una empresa que se encargase profesionalmente de la labor comercial, una apuesta que ha servido a la firma para pasar de una media mensual de 25 juegos a superar los 50 en julio y agosto. “Hicimos campañas específicas en la Semana Grande, publicidad a pie de calle e incrementamos nuestra presencia en hoteles, agencias de viaje y oficinas de turismo. En la misma línea, le dimos una vuelta a la imagen corporativa y rediseñamos nuestros folletos para que la gente supiese de forma clara en qué consiste este tipo de ocio, cosa que anteriormente no habíamos logrado. Se podría decir que la estrategia está funcionando, pero el reto, ahora que comienza septiembre, es luchar contra la estacionalidad. En este sentido, vamos a optar por realizar inserciones publicitarias en prensa y radio regionales y estamos en conversaciones para formar parte de los ‘packs’ de experiencias de fin de semana que se comercializan bajo la marca Eroski”, afirma Patricia Casuso.

Por otra parte, Xkapa tiene pensado dar el salto al mercado formativo, concretamente al de la empresa, para lo que tiene lista un aula con capacidad para 30 personas en sus instalaciones. Según cuenta el joven Sergio Rebollar, de solo 28 años, la idea es poder incluir su actividad como parte de la oferta de la Fundación Tripartita, entidad que canaliza de forma general los fondos para formación que se recaudan de las cotizaciones de los trabajadores. Y es que, en sus propias palabras, este tipo de juego sirve para fomentar el trabajo en equipo, facilita la toma de decisiones y es perfecto para identificar qué roles desempeña mejor cada profesional: liderar, acatar órdenes, ser autosuficiente…

Otra vía de ingresos para la firma es el diseño de juegos para terceros, un área de negocio que, de triunfar, podría servir para que el sector se desarrollase en Cantabria, algo que estos emprendedores consideran fundamental para cumplir con su plan de viabilidad. “Nuestro objetivo es recuperar la inversión realizada en cinco años, lo que implica llegar a una media de 90 juegos al mes en el primer ejercicio, pero alcanzar esa cifra siendo la única empresa dedicada a esto de toda la región se antoja complicado –considera Patricia Casuso–. Tenemos pensado desarrollar un segundo juego en los metros con los que aún contamos de local, lo que podría permitirnos incrementar nuestra capacidad. De cualquier forma, antes de afrontar nuevas inversiones debemos asentarnos, tanto nosotros como el sector en su conjunto”.