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El singular proyecto colaborativo que NetBees quiere llevar a la industria

Nacido con el impulso de Maflow y a partir de una idea que une los conceptos de centro de negocios, espacio de coworking y proveedor de soluciones tecnológicas, NetBees opera desde el pasado mes de octubre en el polígono de Guarnizo ofreciendo sus servicios a las empresas del entorno más próximo, pero también ofreciendo oportunidad de formación, empleo y desarrollo profesional a jóvenes estudiantes universitarios. El objetivo de la empresa es generar un ecosistema de innovación, colaboración y desarrollo que puedan replicar en otros espacios industriales.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Abril 2025

Pasados tres meses desde que diera sus primeros pasos, y algo más de uno desde que con el inicio de la venta a terceros cubriera una de las etapas más significativas de su proyecto, NetBees comienza a ser un nombre familiar y una idea conocida entre las empresas de su entorno más próximo. Ubicada en el polígono de Guarnizo, la empresa es fruto del impulso de Maflow y del apoyo de una red colaborativa que empezó a tejerse a partir de acuerdos como los alcanzados con el Ayuntamiento de Astillero o la Universidad Europea del Atlántico, y que ha ido haciéndose más compacta a partir de la relación con clientes y beneficiarios de los servicios que componen el variado catálogo de NetBees.

NetBees comenzó a funcionar en octubre del pasado año, desde el edificio vecino a Maflow y llevando a la práctica, desde su fundación, el concepto colaborativo sobre el que se asienta el proyecto. Maflow, que fabrica conductos para los sistemas de climatización de vehículos y líquidos para automoción, ha sido tradicionalmente una de las industrias cántabras más abierta a la incorporación de nuevas tecnologías a las líneas de producción, en un compromiso por la conocida como ‘industria 4.0’ que ponía a disposición de terceros tras ponerlo a prueba en la propia planta. Buena parte de esa filosofía es la que ahora inspira a NetBees, aunque extendiendo esa idea a ámbitos que trascienden lo tecnológico.

Teresa Iglesias, consultora con amplia experiencia en la captación y desarrollo de talento, es la directora de NetBees y también la ideóloga de un concepto que tiene algo de centro de negocios, espacio de coworking, punto de encuentro empresarial, foro tecnológico y proveedora de servicios de ‘outsourcing’, una combinación que prima la generación de sinergias para la obtención de resultados: “Nos gusta decir que generamos un entorno de I+C+D: innovación, colaboración y desarrollo”, resume. En su descripción del proyecto, la directora de NetBees define este espacio como el área productiva inteligente del territorio industrial que componen los polígonos de Morero y Guarnizo. Su papel, explica, es acercar a las empresas todo lo que las nuevas tecnologías de la información –el Internet de las cosas o IoT, la inteligencia artificial o la fabricación aditiva, por ejemplo– pueden aportar a sus procesos productivos, pero también operar en sentido inverso: conocer las necesidades de las empresas para, a partir de ahí, desarrollar soluciones que puedan servir no solo para quien ha puesto el problema sobre la mesa, sino que den pie a un desarrollo posterior que permita comercializarlo a terceros.

Teresa Iglesias, directora de NetBees. Arriba, en una charla con parte del equipo de la empresa. Foto: Nacho Cubero.

La relación con Maflow, al que Teresa Iglesias describe como el ‘business angel’ de NetBees, ha sido clave tanto para la puesta en marcha del proyecto como para proveerle de encargos y dotarle de lo que puede considerarse su principal elemento diferenciador respecto a otras iniciativas con las que pueda estar emparentado: la capacidad para testar de forma inmediata cualquier propuesta que pueda salir de sus equipos, además de ofrecer a estos la posibilidad de interactuar desde el primer momento con un entorno industrial que trabaja para algunas de las principales multinacionales del mundo. “Maflow nos plantea retos, con los que nosotros trabajamos y a los que intentamos dar respuesta. Tenemos las líneas de fabricación aquí al lado, y podemos poner a prueba lo que hacemos de forma continua, contando siempre con los técnicos de Maflow, que son los que mejor pueden describir lo que necesitan y valorar si lo que proponemos es o no viable”, explica Teresa Iglesias. Esa condición de laboratorio que aporta la vecina planta de Maflow se ve reforzada por lo variado de lo que allí se fabrica: “Tenemos una cadena de producción en la que no solo se hace tubería de aire acondicionado, que es ensamblado de tubo de goma con pieza metálica, sino también mecanizado y tratamiento de piezas, y eso es común a muchas fábricas de la región, está también la parte de líquidos refrigerantes, que es química y embotellado… Eso hace que cualquier casuística que nos venga del entorno industrial podemos entenderla a la primera”.

Un equipo joven y multidisciplinar

NetBees abrió en diciembre la comercialización de soluciones para clientes distintos a Maflow, una línea que viene a sumarse a la que ofrece servicios de márketing, en una oferta de ‘outsourcing’ abierta a otras áreas de interés que puedan surgir, bien desde los clientes o bien desde las propuestas que puedan surgir desde el propio equipo de profesionales de la empresa. Porque a esa parte de desarrollo de soluciones se une, en el caso de NetBees, la labor que de puertas adentro se hace para captar talento y favorecer la capacitación profesional de quienes allí trabajan.

Para explicar la dificultad que las empresas tienen para acceder a profesionales con la formación adecuada, Teresa Iglesias se remite a lo que podríamos llamar la paradoja del talento: los jóvenes cántabros, se formen en la región o fuera de ella, suelen abandonar Cantabria por considerar que aquí no cuentan con oportunidades; pero al mismo tiempo hay muchos estudiantes llegados de fuera de España que consideran que este es el mejor sitio para poner en práctica lo aprendido. A partir de esa realidad, NetBees llegó a un acuerdo con la Universidad Europea del Atlántico para que sus estudiantes pudieran hacer su trabajo de fin de grado en NetBees. “Con esa idea empezamos, la de ponérselo fácil para que pudieran trabajar desde Cantabria para Cantabria, y desde Cantabria para cualquier sitio”.

Las instalaciones de la empresa, en el polígono de Guarnizo. Foto: Nacho Cubero.

De esa cantera de becarios, NetBees ha captado profesionales para su propia plantilla, en tanto que otros se han incorporado a la de Maflow. Pero, sobre todo, de ahí deben salir las ideas sobre proyectos a acometer y respuestas a los retos planteados. El concepto colaborativo que guía la actividad del centro se completa con la actividad del espacio de ‘coworking’, en el que hoy trabajan dos personas pero que tiene capacidad para acoger hasta una decena de profesionales. “Tenemos un equipo de 12 personas, con perfiles variados, tecnológico, industrial, de márketing… Lo que todos tienen en común es que son jóvenes a los que les gusta enredar, investigar… Buscamos eso, no que tengan el mejor expediente académico”.