El Racing abre una nueva etapa
Con el pago del último plazo del convenio, la sociedad anónima deportiva deja atrás el concurso de acreedores declarado en 2011. A pesar de que la deuda sigue moviéndose en cotas que superan los ingresos ordinarios de cualquier temporada en segunda división, el Racing vislumbra un objetivo antes impensable: dotarse de una ciudad deportiva y volver a contar con patrimonio, casi medio siglo después de que el club lo perdiera con la venta de los Campos de Sport del Sardinero.
José Ramón Esquiaga | @josesquiaga | Febrero 2025
A falta de que se cubran los trámites judiciales que le den oficialidad, el Racing dejó atrás en diciembre el concurso de acreedores en el que estaba inmerso desde 2011, sumándose a la escasa nómina de empresas que han podido eludir la liquidación tras haber hecho frente a su insolvencia con esa figura. El abono del último pago del convenio con los acreedores, firmado en 2012 y modificado en su calendario varias veces desde entonces, supone poner fin a la que ha sido la etapa más complicada de la centenaria historia del club, con un encadenamiento de dificultades económicas y fracasos deportivos que lo situó por momentos al borde de la desaparición.
El tiempo y los avatares transcurridos desde la solicitud del concurso –durante el verano de 2011, con el equipo jugando todavía en la máxima categoría del fútbol español– dotan de una enorme carga simbólica al cumplimiento del convenio, pero el trámite tiene un alcance que va más allá de eso. Una vez confirmado judicialmente el fin del concurso, algo que desde el Racing se calcula que puede demorarse unos meses, se relajarán los criterios que el control financiero de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) aplica a las sociedades anónimas deportivas (SAD) que están en esa condición, lo que redundará en una mayor capacidad para afrontar inversiones. En lo que sería el efecto más claro de este cambio, en una hipotética ampliación de capital o capitalización de deuda sería posible destinar la totalidad de lo invertido a gasto salarial, en lugar de limitarse al 50% como sucedió, por ejemplo, en la operación que en ese sentido realizó el actual máximo accionista –la sociedad Sebman, propiedad de Sebastián Ceria y Manuel Higuera– cuando tomó el control del club en julio de 2023.

Sebastián Ceria, máximo accionista del club, junto al presidente, Manuel Higuera, y otros miembros del Consejo de Administración de la SAD Real Racing Club.
Aun con consecuencias menos definidas y plazos más difusos, la salida del concurso da también un vuelco a las opciones que la sociedad anónima deportiva tiene para financiarse. El Racing no ha tenido nunca capacidad para afrontar los pagos del concurso con los recursos que generaba con su actividad, y ha venido dependiendo para ello de lo aportado por el que era su propietario en cada momento –Alfredo Pérez y Pedro Ortiz, primero, y Sebman, después– en lo que en la práctica suponía solo un cambio de acreedor, y no una minorización de la deuda. Lo anómalo de esta circunstancia hacía imposible tanto la externalización de parte de ese pasivo –un objetivo que ya expresaron los nuevos propietarios en la Junta de Accionistas de 2023– como el conseguir financiación bancaria para cualquier inversión.
Primer año de Sebman
El pago del último plazo del concurso de acreedores –en los últimos días de diciembre, cuatro años después de lo fijado en el primer calendario del convenio– se produjo poco después de la celebración de la junta de accionistas en la que se cerraron las cuentas correspondientes al ejercicio 2023-24 y el presupuesto de la temporada actual. El Racing facturó 14,4 millones de euros el primer año de Sebman como máximo accionista, una cifra que de acuerdo a lo presupuestado alcanzaría los 16 millones esta temporada, y que superaría los 17 según las previsiones avanzadas en la junta.
El incremento sobre el ejercicio anterior responde sobre todo a la mejora en los ingresos por publicidad, venta de entradas y abonos, capítulo este último que también es responsable de la mejora sobre lo presupuestado en julio. A esto último también contribuye el éxito de la tienda que vende equipajes, prendas y merchandising oficial del club, una fuente de ingresos no relacionada directamente con la competición que sumó 2,3 millones de euros a la cifra de negocio del Racing la temporada pasada, una cota que lleva camino de alcanzar también esta, pese a que en el presupuesto –elaborado según los criterios a los que obliga la LFP– se contemplan únicamente 1,6 millones.
El equipo prevé cerrar la temporada con un beneficio récord de 3,7 millones de euros.
Con el volumen de negocio moviéndose en cifras récord, el Racing prevé cerrar la presente temporada con un beneficio de 3,7 millones de euros, un cifra que se alcanza gracias a los 4 millones de euros que aporta el traspaso del futbolista Gerard Fernández, ‘Peque’, formalizado el pasado verano. Sin ese aporte extraordinario, y aun contando con el incremento de ingresos sobre lo presupuestado, las cuentas se moverían en un precario equilibrio, repitiendo lo acontecido en el ejercicio 2023-24, cerrado con 26.000 euros de pérdidas.
Planes futuros
Tras el pago del último plazo, la deuda del Racing se mueve en el entorno de los 24 millones de euros, toda con su accionista de referencia y en unas condiciones –al 4%, en siete años y con intereses exigibles solo al vencimiento– difícilmente mejorables por el mercado. El marco que delimitan los números de la pasada temporada y adelantan los de esta –un club capaz de generar recursos para sostener su propia actividad, pero poco más– no parece el mejor para afrontar un pasivo que supera el volumen de negocio que puede alcanzarse el mejor de los ejercicios en segunda división.
A la espera de un ascenso que cambie esto, la salida del concurso de acreedores permite cuanto menos cerrar una etapa en la que la generación de deuda era una cuestión estructural, para abrir otra en la que pueda accederse a financiación para acometer inversiones. En ese capítulo, la construcción de una ciudad deportiva que solucione las carencias de las actuales instalaciones de La Albericia es una opción que se puso de nuevo sobre la mesa durante la última junta de accionistas. Sin plazos ni planes concretos, y cuatro décadas después de la venta de los Campos de Sport de El Sardinero, volver a contar con patrimonio ha pasado de ser un objetivo utópico a una posibilidad extraordinariamente compleja, pero planteable una vez dejado atrás el concurso y, sobre todo, si se diese un ascenso de categoría. En ese cambio de perspectiva se resume buena parte del camino recorrido por el Racing en los últimos años.