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Una alternativa para encontrar y formar trabajadores

La Fundación Laboral de la Construcción (FLC) de Cantabria y el grupo empresarial Siecsa ponen en marcha una experiencia pionera para tratar de incorporar al sector a quince personas desempleadas menores de 30 años a los que ofrecen un contrato laboral de doce meses en los que alternarán la formación en oficios con un empleo en esta empresa constructora. La iniciativa busca paliar la escasez de profesionales que sufre el sector y permitir el relevo generacional en unos gremios muy envejecidos.

Manuel Casino |  @mcasino8 | Octubre 2023 Fotos de Nacho Cubero

Los jóvenes ya no quieren ir a la obra. Así lo sostiene la Conferencia Nacional de la Construcción (CNC) y lo corroboran la Fundación Laboral de la Construcción (FLC) de Cantabria y el grupo empresarial de edificación y obra civil Siecsa, que acaban de poner en marcha una iniciativa conjunta para tratar de incorporar jóvenes al sector a través de contratos de formación en alternancia con el empleo. La patronal de ladrillo lleva tiempo alertando de la falta de mano de obra y la ausencia de relevo generacional en un sector cada vez más envejecido. Según sus cálculos, sólo el 9% de los trabajadores de la construcción tiene menos de 29 años y apenas 1.600 alumnos terminan al año una Formación Profesional (FP) relacionada con esta actividad profesional.

Jóvenes atendiendo las explicaciones en una clase práctica de uno de los cursos impartidos por la Fundación Laboral de la Construcción. Facilitar el relevo generacional y la incorporación de las mujeres a la profesión son dos de los objetivos que persigue esta entidad, y que quieren potenciarse ahora con el acuerdo firmado con Siecsa.

El problema, explican, descansa en múltiples factores, pero sobre todo en el desprestigio que la profesión arrastra tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, que expulsó a miles de trabajadores del mercado laboral obligándoles a reciclarse y que ahora no quieren volver a subirse al andamio. La situación se ve además agravada por la escasa incorporación de la mujer a un sector tradicionalmente muy masculinizado. Aunque la automatización de procesos y el uso de las nuevas tecnologías ha aliviado la penosidad de muchas tareas manuales y aumentado el número de trabajadoras en perfiles más técnicos y cualificados, lo cierto es que las mujeres tan solo suponen el 11% de los 1,4 millones de empleados que actualmente trabajan en la construcción, según las cifras aportadas por la CNC.

Tanto el gerente de la FLC de Cantabria, José Antonio Valcárcel, como el presidente del Grupo Siecsa, Juan de Miguel, comparten esta radiografía del sector y expresan su esperanza en que este proyecto dual que ambas entidades lideran contribuya a ver un poco la luz al final del túnel. Valcárcel reconoce que la Fundación Laboral de la Construcción de Cantabria ha explorado diferentes alternativas e iniciativas antes de proponer esta solución, pero lo cierto, dice, es que está costando que el sector resulte atractivo para los jóvenes. Por eso, confía en que esta experiencia pionera en Cantabria despierte el interés de jóvenes desempleados menores de 30 años y sin formación previa que quieran labrarse un futuro en la construcción. De esta iniciativa, que mantiene abierto hasta el 8 de octubre el plazo para presentar solicitudes, se podrán beneficiar hasta quince personas, que durante doce meses dedicarán el 65% del horario a trabajar bajo la supervisión de un tutor y el 35% a formarse en perfiles muy demandados: encofradores, albañiles, carpinteros y tuberos.

“Es una excelente oportunidad para obtener una formación acreditada en ocupaciones muy demandadas por el sector y, al mismo tiempo, adquirir experiencia laboral en la empresa Siecsa durante un año, remunerada y con cobertura social”, explica el gerente de esta entidad paritaria, integrada por los agentes sociales del sector, que el año pasado formó en la región a más de 3.000 profesionales e impartió más de 300.000 horas lectivas en más de 400 cursos.

José Antonio Valcárcel, gerente de la Fundación Laboral de la Construcción de Cantabria

En la misma línea, De Miguel admite que la construcción arrastra desde hace tiempo esta falta de personal “en casi cualquier perfil profesional”, que cifra en unos 2.500 trabajadores en Cantabria para cubrir las necesidades del sector. “El problema, lejos de resolverse, se ha agudizado y ya no sabemos cómo resolverlo”, aclara el presidente de este grupo empresarial con sede en Torrelavega que da empleo a 340 trabajadores, 190 de ellos en la construcción. “Hemos tratado de incorporar trabajadores extranjeros, pero también es complicado por el exceso de burocracia que existe en España. Vamos a ver si con este proyecto, que me parece muy atractivo, somos capaces de que los jóvenes se interesen por el sector”, resuelve no sin cierta cautela. La directora de Recursos Humanos de Siecsa, Ana Mier, confirma el escaso interés de los jóvenes por incorporarse a la construcción. “La edad media de las plantillas ya va siendo muy alta, por encima de los 50 años. De hecho, los últimos ocho candidatos que he entrevistado tenían entre 58 y 63 años”, advierte. De Miguel coincide en que la incorporación de la mujer podría aliviar esta situación, al menos en los perfiles más técnicos y menos manuales, aunque lo ve muy complicado. “A pesar de que el sector se ha modernizado, la realidad es muchas veces bien distinta. Buscamos trabajadoras en los servicios públicos de empleo y no encontramos mujeres, salvo para tareas administrativas o de oficina”, lamenta.

Valcárcel, por su parte, no da la batalla por perdida y reclama hacer un llamamiento para que las mujeres conozcan que también para ellas hay una oportunidad laboral en el sector de la construcción. “El sector ha evolucionado con el uso de las tecnologías y no tiene nada que ver con esa imagen ligada a la carretilla y el ladrillo que teníamos hace años. Aunque en muchas ocasiones sigue siendo un trabajo al aire libre, ya no es tan duro ni físico”, concede el gerente de esta fundación con once trabajadores en plantilla y un presupuesto que este año ronda los dos millones de euros.

Hacia la industrialización del sector

Lo que ambos no tienen duda es que la construcción avanza hacia su industrialización. “La tendencia en los próximos años, siempre que sea posible, es construir cada vez más en fábrica y montar en la obra”, asegura el presidente de Siecsa. “Hablamos de un sector cada vez más moderno que ya realiza parte de su actividad en naves productivas para luego llevar a cabo el montaje en las propias obras”, coincide en destacar Valcárcel. “Otra forma de hacer” que para el gerente de la FLC de Cantabria también se apoya en la sostenibilidad y la digitalización. “Hoy –recalca–, predominan el uso de nuevos materiales, los criterios de eficiencia energética y los avances en el campo del modelado de información en la construcción (BIM, por sus siglas en inglés), razona.

Sobre este último aspecto, destaca su carácter de “modelo digital compartido” entre todos actores que participan en el proceso constructivo. Se trata de un método de manejo sencillo para la generación y gestión de datos de la obra que permite reducir tiempo y recursos en su diseño y construcción. “Es un documento vivo, fundamentado en la colaboración interdisciplinar, que deben conocer los responsables de la oficina técnica para dar traslado igualmente a jefes de obra y encargados con el fin de facilitar el intercambio de datos sobre cualquier modificación que se lleve a cabo durante el ciclo de vida del proyecto”, detalla.

Principales retos

De cara al futuro, De Miguel insiste en que el principal reto del sector pasa por la falta de mano de obra. “Tras las últimas turbulencias, parece que los precios de las materias primas se han estabilizado, aunque sea en un entorno de precios altos. Y lo mismo ocurre con el coste de la energía. Por eso, cuando nos presentamos a un concurso, ya sabemos a qué nos enfrentamos en uno y otro caso. El problema está en el personal. Y eso lo explotan las subcontratas, que tiran hacia arriba de los precios. Si los salarios del sector se han incrementado en un 3 o 4%, hasta llegar al 10% en tres años, la realidad es que, a precios unitarios, la mano de obra ha subido un 30%. Es una situación muy difícil de gestionar, sobre todo en el sector de la vivienda nueva o de la rehabilitación, muy intensivo en mano de obra, y en el que el número de trabajadores de las subcontratas es mayor que el de la propia plantilla de la empresa”, argumenta.

Aun con reservas, el presidente de Siecsa estima que este año será “un poco mejor que el pasado” pese a que, según subraya, desde el pasado mes de febrero, cuando se destapó la trama de corrupción e irregularidades en los contratos públicos en Cantabria, “no se ha vuelto a hacer una adjudicación de obra pública”. En su opinión, el precio con el que se concurre a un concurso público ha dejado de ser lo más importante: “El problema ahora es decidir si presentarse o no porque no sabes si tendrás mano de obra suficiente para realizar la obra”, sentencia contrariado.