El futuro de los terrenos de Sniace: el proyecto de la década

Los planes para poner en marcha una planta productora de hidrógeno verde en los terrenos de Sniace movilizarían la mayor inversión privada realizada nunca en Cantabria y convertirían a la región en una de las principales proveedoras del que se considera como una de las principales alternativas a los combustibles fósiles. La compleja tramitación administrativa, la adecuación de los terrenos y la financiación dibujan los principales condicionantes para sacar adelante la iniciativa conjunta de RIC Energy y la empresa cántabra Copsesa.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Enero 2024

Además de mantener una posición central en las actuaciones contra el cambio climático, la sustitución de los combustibles fósiles sitúa a la energía en disposición de jugar un papel económico muy diferente, por alcance y dimensiones, al que le ha correspondido en los países europeos durante la larga etapa de reinado del petróleo. El proyecto presentado este pasado diciembre en los abandonados terrenos de la antigua Sniace, sobre los que se plantea construir una planta productora de hidrógeno verde, es buena muestra de lo que puede aportar ese proceso de transformación energética, capaz también de impulsar un relevo industrial que quedaba simbólicamente subrayado en el propio escenario elegido para la actuación.

Con cifras que la convertirían en la mayor inversión privada acometida nunca en Cantabria, la actuación que debería dar lugar a la planta que promueven conjuntamente RIC Energy y Copsesa es también ilustrativa de las enormes dificultades financieras y administrativas a las que se enfrenta una iniciativa de este calado. De acuerdo con la mejor de las previsiones que manejan sus promotores, el inicio de las obras de construcción de la planta no sería antes de 2026, con la idea de comenzar a producir en la segunda mitad del año siguiente o, más probablemente, ya en 2028. Antes de la primera de esa fecha tendrían que haberse superado los desafíos que condicionan que el proyecto llegue a ser una realidad, y que José Luis Moya, CEO de RIC Energy, citó en el acto de presentación agrupándolos en tres grandes categorías: administrativos, técnicos y financieros.

Los promotores de Besaya H2, nombre con el que se ha bautizado el proyecto, prevén que la puesta en marcha de la planta movilice una inversión de 850 millones de euros para la construcción y puesta en marcha de una planta que fabricará hidrógeno y derivados a partir de una potencia de electrolisis de 500 MW. Esta última cifra situaría a la planta entre las mayores proyectadas en España y también entre las mayores que está previsto que funcionen en el conjunto de España. Como referencia, y de acuerdo a los datos desgranados durante la presentación, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) elaborado por el gobierno central prevé que la potencia instalada para generar hidrógeno verde sea de 10 GW en 2030, por lo que, si para esa fecha está operativa, la planta cántabra aportaría el 5 % de esa capacidad, y ello sin contar la posibilidad de doblar su potencia, algo igualmente contemplado en los planes de sus promotores.

Una ubicación idónea

La planta, que se levantaría sobre las 70 hectáreas de terrenos de la antigua Sniace adjudicados a Copsesa y RIC Energy en el proceso de liquidación de la histórica empresa, generaría unos 250 puestos de trabajo una vez en funcionamiento. Los terrenos de la vieja Sniace, en los términos municipales de Torrelavega y Santillana del Mar, son el gran elemento impulsor de la iniciativa y también, paradójicamente, uno de los principales condicionantes para su puesta en marcha. La descontaminación y achatarramiento de las instalaciones se cuentan entre los desafíos técnicos que superar para la puesta en marcha del proyecto, algo que para los promotores tiene la incertidumbre añadida de ser etapas que no dependen de ellos. Como tampoco lo es el cierre de la Autorización Ambiental Integrada con la que funcionaba Sniace, que entraría ya en el capítulo de las cuestiones administrativas que superar antes de poner la primera piedra de la futura planta.

Aun con todos esos inconvenientes, las características y ubicación de los terrenos donde se levantará la planta han sido decisivos para dar forma a un proyecto que, según destacó el CEO de RIC Energy, difícilmente podría realizarse en cualquier otro lugar: la disponibilidad de agua, las infraestructuras o la proximidad al Puerto de Santander, y la propia tradición industrial de la comarca, aportaron argumentos decisivos para dar forma al proyecto ahora presentado y situarlo en los terrenos de la antigua Sniace.

Una planta productora de hidrógeno verde funciona mediante energía eléctrica de fuentes renovables, que se emplea para, mediante electrolisis, generar hidrógeno y derivados –amoniaco, básicamente– a partir de agua. Con ellos, e invirtiendo el proceso, es posible generar electricidad para, por ejemplo, mover un vehículo sin más emisiones que el propio vapor de agua resultante. Relativamente sencillo de transportar y almacenar, y con una capacidad de generación de energía que garantizaría rendimientos comparables a las que hoy tienen los combustibles fósiles, el hidrógeno así producido sería una alternativa a estos y un vector energético clave para la descarbonización de la economía.

La inversión supera los 850 millones de euros para la construcción y puesta en marcha de una planta que fabricará hidrógeno y derivados a partir de una potencia de electrolisis de 500 MW

Pese a las muchas incertidumbres que todavía existen sobre el futuro que deparará la proyectada transformación energética, no parece que la demanda de hidrógeno y derivados vaya a ser una de ellas. Aun con los planes en marcha para la construcción de plantas productoras, y los que deberán todavía presentarse para alcanzar las previsiones del PNIEC elaborado por el Gobierno, no será rápido alcanzar un nivel de producción capaz de dar respuesta a la demanda. Con todo, y como destacaron José Domingo San Emeterio, presidente de Copsesa, y José Luis Moya en una entrevista publicada por ‘El Diario Montañés’ días después de la presentación del proyecto, llegar lo antes posible a ese mercado puede ser un factor decisivo para la competitividad de la futura fábrica de hidrógeno torrelaveguense.

Es ahí donde entran en juego los desafíos técnicos, administrativos y financieros que mencionaba el CEO de RIC Energy en la presentación de Besaya H2. De los tres, probablemente sea el segundo de ellos el que en mayor medida puede afectar a los plazos. Además de las administraciones local, regional y nacional, el proyecto implica tratar con organismos como la Confederación Hidrográfica o Red Eléctrica. Pocas referencias llevan a pensar que eso vaya a ser sencillo de resolver, y ninguna que vaya a ser rápido.