La empresa de ingeniería cántabra especializada en el diseño de velas de viento de succión, Bound4Blue, celebra su décimo aniversario con más proyectos internacionales, nuevo espacio de trabajo con capacidad para triplicar su equipo actual y la promesa cercana de una oficina en Singapur para consolidar sus encargos con armadores asiáticos.

Francisco Rouco | Enero 2025

Bound4Blue nació en 2014 de la mente de tres personas con estudios en ingeniería aeronáutica y aeroespacial que buscaban un sistema de propulsión para barcos que contribuyera a ahorrar combustible y a reducir las emisiones de CO2. José Miguel Bermúdez, David Ferrer y Cristina Aleixendri no querían sustituir el fuelóleo que utilizan la mayoría de barcos para navegar, sino que perseguían un sistema de copropulsión, una ayuda para que el barco utilizara menos combustible sin perder por ello velocidad. Así que pensaron en el viento y se pusieron a trabajar en una vela rígida, una modernización de la lona clásica de los veleros, solo que de acero, fija y de aspecto mucho más contundente.

La primera vela rígida diseñada y construida por Bound4Blue iba destinada al pesquero ‘Balueiro Segundo’, propiedad de la pontevedresa Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu). “Firmamos el contrato con ellos y construimos la vela, pero cuando íbamos a instalarla pensamos que no iba a funcionar. Y apostamos por la vela de succión”, resume Dana Camps, jefa de marketing de Bound4Blue. Una vela de succión es una torre de acero de entre 12 y 26 metros que va unida al barco y tiene forma ovoidal. Recuerda al ala de un avión puesta de pie y su función también es redirigir el viento, solo que en este caso la vela tiene una abertura por la que absorbe el aire y lo reorienta gracias a ventiladores internos para mejorar su aerodinámica. Al contrario que en un velero tradicional, una vela de este tipo sería incapaz de mover un barco por sí sola. Su propósito es facilitar el avance del barco cuando ya está en movimiento, lo que permite bajar la potencia de los motores y reducir con ello el gasto de combustible y las emisiones.

El buque ‘Ville de Bordeaux’, actualmente alquilado a Airbus para transportar piezas de sus aviones. Foto: Bound4Blue.

Son cuatro los barcos que tienen instaladas velas de succión firmadas por Bound4Blue, aunque solo navegan dos de ellos. Están retirados el palangrero gallego y ‘La Naumon’, el barco que debería haber servido como escenario flotante para La Fura dels Baus y que hoy descansa en Requejada. Sí están en activo el ‘EEMS Traveller’, propiedad de la armadora neerlandesa Amasus Shipping, que tiene dos velas de succión que se instalaron en los astilleros de Astander; y el ‘Ville de Bordeaux’, de Louis Dreyfus Armateurs, con tres velas, actualmente alquilado por Airbus para transportar piezas de avión.

De Santa Cruz de Bezana a Singapur

La sede de Bound4Blue está en Santa Cruz de Bezana, en una oficina donde trabajan cuatro personas. Esta localización acelera las conexiones con los astilleros del norte y noroeste del país, al tiempo que facilita el acceso a líneas de financiación destinadas a las empresas tecnológicamente punteras de la región, como la que proporciona la Empresa Nacional de Innovación (ENISA). Bound4Blue, con sus dos préstamos otorgados por un valor total de 1,3 M€, es la empresa cántabra que más apoyo ha recibido de la entidad pública en toda su historia.

Sin embargo, el centro neurálgico de Bound4Blue se encuentra en San Cugat del Vallés, muy cerca de Barcelona, en una oficina a estrenar donde trabaja un equipo de 50 personas, cofundadores incluidos. Un espacio con capacidad para albergar a unos 180 profesionales, más del triple del equipo actual. La elección no es exagerada, porque el año pasado Bound4Blue aumentó su equipo en un 70%, y las expectativas apuntan a mantener el mismo ritmo este año.

Los tres fundadores de Bound4Blue: José Miguel Bermúdez, David Ferrer y Cristina Aleixendri. Foto: Bound4Blue.

En el horizonte hay nueve proyectos, de los que solo uno es español, el del ‘Santiago I’, de la naviera Marflet Marine. Destacan varios encargos de compañías noruegas y danesas (uno es con Maersk, la segunda compañía de buques de contenedores más grande del mundo); una instalación para un barco que transporta mercancías y turistas por los mares del Pacífico sur; dos nuevos proyectos con las ya conocidas Louis Dreyfus Armateurs y Amasus; y dos más con compañías con sede en Singapur. “Al pasar a hacer instalaciones en todo el mundo, el coste de transporte se dispara y es muy complicado a nivel de timmings. Queremos abrir una línea en China, y escalar lo suficiente como para fabricar de manera óptima en costes, transporte y logística. La demanda allí es más alta de lo que podemos ofrecer desde aquí”, explica Dana. De momento, ya cuentan con una marca registrada como antesala de una inminente oficina en Singapur, el segundo puerto más importante del mundo por volumen transportado, solo por detrás de Shanghái.

Energía eólica, alternativa entre las alternativas

Existen tres sistemas de copropulsión por viento en uso: la vela de succión, la rígida y el rotor. Del total de 40 barcos que utilizan estas fórmulas, la mitad lo hace con sistemas de rotor, y la mitad restante se divide a partes iguales entre la vela rígida y la de succión. Son cifras propias de una tecnología minoritaria, también muy reciente. El primero de los sistemas en instalarse y usarse con éxito fue el del rotor, en 2014, luego llegaron la vela rígida, en 2020, y la de succión, en 2021.

A pesar de ser la tecnología más extendida, el rotor resulta la menos aerodinámica de las tres. De lejos, podría confundirse con una vela de succión, pero la torre con rotor en totalmente circular y normalmente más alta. En su interior hay un rotor que, alimentado por un motor, hace girar la torre. Cuando el viento la empuja se produce el llamado efecto Magnus, un fenómeno físico por el que un cuerpo completamente redondo y giratorio que es presionado por un fluido afecta a la trayectoria de ese fluido y lo acelera. Aplicado al movimiento de un barco: cuando la torre giratoria recibe viento desde un lado, la torre lanza ese empuje lateral hacia adelante y a mayor velocidad, con lo que se facilita el desplazamiento del barco.

El buque ‘EEMS Traveller’, propiedad de la armadora neerlandesa Amasus Shipping, cuyas velas se instalaron en Astander. Foto: Bound4Blue.

Los tres sistemas resultan ventajosos desde el punto de vista del ahorro de combustible y su correspondiente emisión de CO2, pero tienen sus inconvenientes. El rotor conlleva su propio gasto energético al depender del motor que lo hace girar, además de que resulta muy ruidoso, trabaja con un rango de vientos inusuales en los trazados comerciales (los vientos laterales) y su eficiencia cae si la torre se aboya y pierde su circularidad. Por su parte, la vela rígida, cuyos diseños actuales recuerdan a paletas de pingpong gigantes, reducen la visibilidad frontal y obstaculizan las cargas de contenedores en los puertos. Esto también les ocurre a las esbeltas torres de succión y de rotor aunque en menor medida, porque las grúas pueden maniobrar para esquivarlas. Una solución a esto son las torres abatibles, pero desde Bound4Blue, que instalaron una en ‘La Naumon’, afirman que ahora mismo no resulta interesante económicamente, dado que el coste de una torre abatible es parecido al de la propia torre. La mejor opción, se afirma desde la compañía con sede en Cantabria, es colocar las torres atendiendo a la disposición de los puertos donde atracará el buque: si carga por la derecha, erigir las torres a la izquierda.

Una oportunidad, un reto y el fichaje estrella de Bound4Blue

Si bien la primera instalación de una vela de succión fue hace pocos años, su invención tiene unas cuantas décadas más. A Jacques Cousteau se le atribuye la cocreación del primer sistema de respiración subacuático capaz de regular la presión de forma autónoma, además del perfeccionamiento de la fotografía submarina y otras técnicas relacionadas con la exploración del mar. Pero resultan menos conocidos sus aportes en torno a la propulsión de barcos. Fue en 1980 cuando Lucien Malavard, Bertrand Charrier y le commandant Cousteau se apoyaron en los fundamentos del sistema de copropulsión por rotor (que databan de 1920) para idear lo que denominaron turbovela, y que resultó ser la primera vela de succión de aire, con parecidos mecanismos a los actuales. Dos de esas turbovelas funcionan actualmente en el ‘Alcyone’, el heredero del ‘Calypso’, y su coinventor Bertrand Charrier sigue muy ligado a esta tecnología, ahora como parte del equipo de Bound4Blue. “Contar con Charrier nos ayuda muchísimo a avanzar, porque podemos comparar lo que hacemos ahora con lo que funcionaba en sus tiempos”, afirma Dana, que recuerda que en 2023 consiguieron mejorar las prestaciones de la turbovela en un 20%

A la pregunta sobre cuál es el ahorro de combustible que puede experimentar un buque que utilice velas de succión como las actuales, la respuesta más repetida queda alrededor del 30%, si bien Dana prefiere no dar una cifra exacta, porque el muy reducido número de instalaciones obliga a mirar caso por caso. El porcentaje exacto depende de varios factores, como el tipo de barco, su peso, las rutas que hace, el número de torres, su colocación e incluso el modelo de las velas instaladas. Por ejemplo, el ahorro en emisiones previsto para el buque ‘Santiago I’, con dos torres, es de entre un 10 y un 15%.

El escenario actual en que se mueve la propulsión por viento tiene dos fuerzas tirantes. Por un lado, la negativa: es una tecnología nueva, cara y de la que casi todo lo que se sabe viene de las propias compañías que diseñan las velas. La posición de Bound4Blue al respecto es esperar a que sea una autoridad independiente quien avale lo que sus velas de succión ahorran en combustible y emisiones. Una intención que no parece incompatible con publicar cifras propias: la web de la compañía apunta que el ahorro de combustible se sitúa en el 40%.

El otro elemento tirante para la propulsión por viento, esta vez a favor, tiene que ver con el proceso de descarbonización que vive el sector del transporte marítimo en Europa. Con la aprobación el año pasado de FuelEU Maritime, la Comisión Europea quiere acelerar la carrera hacia la descarbonización del tráfico marítimo, culpable del 3% de las emisiones mundiales de CO2. Su intención es que los buques vayan reduciendo sus emisiones derivadas del combustible a un ritmo creciente, bajo amenaza de multas importantes. Se espera que para 2023 la reducción sea de un 6%, para 2040 de un 26% y para 2050 de un 75%. Es en estos escenarios, especialmente en los más cercanos, donde la copropulsión por viento podría resultar determinante.

El Laboratorio de Ciencia e Ingeniería de Materiales (Ladicim) de la Universidad de Cantabria lidera un proyecto que busca aplicar la IA para reducir emisiones en la industria, la producción de energía y el transporte. Realizado en colaboración con las empresas GSW y Rocacero, y con la participación del Instituto de Hidráulica de Cantabria, Intelest tiene como objetivo la transferencia del conocimiento científico y tecnológico al tejido productivo, optimizando procesos industriales y mejorando la eficiencia energética.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Diciembre 2024

En lo que puede entenderse como otra forma de economía circular, la tecnología aparece como herramienta para mitigar las peores consecuencias del propio desarrollo tecnológico. Esa sería la idea que inspira el proyecto Intelest, que con la inteligencia artificial (IA) como aliada busca mejorar procesos industriales e incrementar la eficiencia en el uso de la energía –materias ambas directamente vinculadas con el desarrollo tecnológico– para contribuir con ello a una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero. A través de cuatro líneas de investigación independientes y con financiación de la Consejería de Industria del Gobierno de Cantabria a través del programa Feder 2021-2027, el proyecto parte de una premisa: la IA ofrece un conjunto de herramientas con gran potencial transformador, capaces de ofrecer soluciones innovadoras a problemas complejos y multifacéticos, una categoría en la que entra de lleno el cambio climático.

El Laboratorio de Ciencia e Ingeniería de Materiales (Ladicim) es el impulsor de Intelest, y también el corazón de un proyecto que desde el lado de la investigación vincula además al Instituto de Hidráulica de Cantabria (IHCantabria) y que, ya en parte más directamente relacionada con la aplicación práctica de los resultados, cuenta con la implicación de las empresas Global Steel Wire (GSW) y Rocacero, además de con una organización sectorial como Mafex, que representa a más de un centenar de empresas con actividad en toda la cadena de valor de la industria ferroviaria española.

“El proyecto se enmarca dentro de una estrategia de transferencia de conocimiento que busca beneficiar directamente al sector productivo e industrial de Cantabria, proporcionándole herramientas avanzadas para enfrentar los desafíos del cambio climático”, explica el catedrático emérito Federico Gutiérrez-Solana, coordinador del proyecto, que para alcanzar esos objetivos apela tanto a la trayectoria del Ladicim, una instalación que desarrolla investigaciones desde hace cuarenta años, como a la implementación de nuevas tecnologías en el modelado y la optimización de procesos industriales, infraestructuras de transporte y sistemas de generación de energía.

Federico Gutiérrez-Solana, catedrático emérito y coordinador del proyecto Intelest. Foto: Nacho Cubero.

En el caso del proyecto Intelest, el trabajo en esas tres áreas de actividad –la industria, el transporte y la generación de energía, elegidas por su impacto global en el volumen de emisiones– se concreta a través de cuatro líneas de investigación en las que el Ladicim cuenta con amplia experiencia, pero en las que está iniciativa abre nuevos caminos: “El laboratorio tiene experiencia en la aplicación de herramientas de IA en algunas de sus áreas de investigación, pero Intelest representa un antes y un después en este sentido porque supone aplicar ya de manera generalizada la IA en todas nuestras líneas de trabajo”, destaca Gutiérrez Solana, subrayando la aportación que ello puede suponer tanto para la competitividad de la industria de Cantabria como para combatir el cambio climático: “Nuestras investigaciones están muy orientadas a la transferencia de conocimiento, especialmente al campo de la ingeniería en sectores como el transporte o la energía, y la integración de la IA en todas nuestras actividades potenciará aún más nuestra capacidad de dar servicio a la industria. Por otra parte, Intelest nos permitirá generar también un impacto positivo a otros niveles, ya que facilitará la reducción de consumos y emisiones”.

Las cuatro líneas de investigación de Intelest trabajan sobre necesidades específicas planteadas por las empresas que participan en el proyecto, buscando soluciones para la reducción de consumos, la resistencia de materiales o el mantenimiento predictivo de infraestructuras ferroviarias. En todos los casos, y como objetivo último, se busca mejorar la competitividad de las empresas colaboradoras a través de la aplicación de tecnologías avanzadas de IA y simulación numérica, y con un enfoque que prima la transferencia de conocimiento. Con ello, y además de las ventajas competitivas que supone la reducción de costes y la mejora de procesos, se persigue que los beneficios derivados del proyecto puedan trasladarse posteriormente a otras empresas y sectores industriales.

Línea 1: Optimización del consumo energético en la producción de acero

La primera línea de trabajo del proyecto Intelest se apoya en la colaboración histórica entre Ladicim y Global Steel Wire, líder europeo en la fabricación de acero de alto valor añadido y una de las principales industrias de Cantabria. Esta colaboración permanente se ha orientado siempre a la reducción del consumo energético en procesos industriales, un objetivo estratégico para GSW que con Intelest incorporará el uso de herramientas de simulación numérica avanzada y algoritmos de Machine Learning. Para hacerlo, un equipo liderado por Diego Ferreño, catedrático del Ladicim, desarrollará un gemelo digital del horno de inducción utilizado en el proceso de fabricación de palanquillas de acero, con el fin de optimizar su funcionamiento y reducir la energía consumida.

Los objetivos específicos que persigue esta línea de investigación incluyen el diseño de algoritmos de IA para establecer estrategias de calentamiento eficientes, el desarrollo de modelos por elementos finitos para predecir la temperatura de las palanquillas, la creación de un laboratorio virtual para generar muestras sintéticas y la explotación de estos modelos para optimizar el proceso de fabricación.

Línea 2: Predicción de la fragilización de aceros en centrales nucleares

Focalizada en el sector energético, la segunda línea de investigación del proyecto se apoya en la colaboración recurrente entre Ladicim y organizaciones internacionales como la American Society for Testing and Materials (ASTM), el Electric Power Research Institute (EPRI) y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat). Estas colaboraciones han permitido al laboratorio de la UC acceder a la base de datos más completa a nivel mundial en lo referente a la fragilización experimentada por las vasijas de los reactores nucleares bajo condiciones operativas. Un recurso que sitúa al equipo que lidera el profesor Diego Ferreño en una posición privilegiada para abordar el desafío de la fragilización de los aceros de vasija, crucial para la seguridad y la vida útil de las centrales nucleares de fisión, mediante el desarrollo de modelos predictivos basados en ‘machine Learning’.

Esta investigación pretende desarrollar modelos predictivos que determinen el grado de fragilización sufrido por los aceros de las vasijas de reactores nucleares debido a la irradiación neutrónica, con el fin de asegurar la operación a largo plazo de las centrales nucleares de fisión. Los esfuerzos se dirigen a entrenar y validar algoritmos que apoyen en la identificación de condiciones operativas seguras, diseño de programas de vigilancia predictivos y la mejora de la integridad estructural de componentes críticos en el sector nuclear.

Línea 3: Desarrollo de hormigones de altas prestaciones para eólica offshore

La tercera línea de investigación de Intelest se centra en el desarrollo de soluciones innovadoras para la generación de energía eólica ‘offshore’, específicamente a través de la construcción de plataformas eólicas flotantes fabricadas en hormigón en lugar de acero. La iniciativa surge como respuesta a los desafíos presentados por el corrosivo ambiente marino y las demandas mecánicas del viento y el oleaje, que afectan negativamente a la durabilidad y eficiencia de las estructuras tradicionales de acero.

La colaboración existente entre Ladicim, el IHCantabria y la empresa cántabra Rocacero, especializada en prefabricados de hormigón, subraya un compromiso con la innovación en materiales y técnicas de construcción que mejoren la sostenibilidad y el rendimiento de las infraestructuras destinadas a la generación de energía renovable en el mar.

Investigadores del Ladicim, en las instalaciones del laboratorio. De izquierda a derecha, José Saiz Aja, Guillermo Gómez, Miguel Ángel Fernández, Isaac Rivas, Isidro Carrascal, José Casado, Pablo Tamayo y Víctor Arce. Foto: Nacho Cubero.

Esta línea de investigación, liderada por el catedrático Isidro Carrascal, desarrollará hormigones de alta prestación para su uso en plataformas eólicas flotantes offshore, una innovación que busca reemplazar el acero por hormigón pretensado para mejorar la durabilidad y resistencia de estas estructuras frente a las adversidades del ambiente marino. El proyecto aplica algoritmos de IA para optimizar la composición del hormigón, asegurando que cumpla con requisitos específicos de trabajabilidad, integridad estructural y durabilidad.

Línea 4: Mantenimiento predictivo de infraestructuras ferroviarias de alta velocidad

Los antecedentes de esta línea de investigación giran en torno a la experiencia acumulada por Ladicim en colaboraciones previas enfocadas a la optimización de componentes de la superestructura ferroviaria de alta velocidad. Durante más de tres décadas, el laboratorio ha desarrollado investigaciones para mejorar la interconectividad y sostenibilidad del transporte por ferrocarril en Cantabria, colaborando con empresas regionales, nacionales e internacionales como Redalsa, Pandrol y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), además de la asociación sectorial Mafex.

Esta línea de trabajo, liderada por el catedrático y director de Ladicim José A. Casado, se centra en el diseño de herramientas para el mantenimiento predictivo de la infraestructura ferroviaria de alta velocidad. Entre ellas, la aplicación de modelado numérico por elementos finitos y de algoritmos de IA para optimizar la gestión del mantenimiento, pasando de un enfoque reactivo o preventivo a uno predictivo.

Su objetivo, por tanto, es predecir el comportamiento mecánico y el daño en los elementos de la superestructura ferroviaria (como balasto, traviesas, y componentes de sujeción) bajo condiciones de operación y envejecimiento. Se busca desarrollar un modelo que simule el comportamiento de la vía en condiciones reales y algoritmos de ‘machine learning’ para inferir el nivel de daño de los elementos a partir de datos de inspección. Este enfoque permitirá reducir los costos de operación y mantenimiento, además de mejorar la seguridad y fiabilidad del transporte ferroviario de alta velocidad.

Ileana Soler, presidenta de la Asociación Cántabra de Empresas de Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Ascentic). Foto: Nacho Cubero.

La nueva presidenta de Ascentic reflexiona en esta entrevista sobre el presente y el futuro del sector TIC en la región. Ingeniera informática de formación y también directora de World Worldgrid, Ileana Soler admite que sus principales retos pasan por captar talento y aumentar la competitividad de los asociados y por acercar a las pymes y pequeños ayuntamientos soluciones tecnológicas que les permitan cubrir la brecha digital.

Manuel Casino | @mcasino8 | Diciembre 2024

Pregunta.– El ecosistema tecnológico en Cantabria está integrado por un total de 35 empresas que emplean a unos 1.800 trabajadores. ¿Estamos donde teníamos que estar o tenemos mucho margen de crecimiento?

Respuesta.– Creo que tenemos muchísimo margen de crecimiento porque el grueso de las compañías está inmerso en procesos de transformación digital y, por tanto, requieren cada vez más servicios asociados a las nuevas tecnologías de la información.

P.– ¿Podría convertirse en el nuevo motor de la economía regional?

R.– Puede convertirse en un motor, y de hecho del algún modo ya lo es, pero de ahí a convertirse en el principal motor de la economía en Cantabria, que hoy es el sector turístico, hay un trecho. Me resulta difícil pensar que el sector TIC pueda sustituir al turismo como principal motor, pero obviamente sí aspiramos a aumentar nuestra contribución al desarrollo económico de la región.

P.– Asegura que el principal reto de Ascentic en la región es mejorar la comunicación. ¿Hasta ahora no han sabido explicarse todo lo bien que deberían?

R.– Ascentic tiene muchos retos. Este es uno más y creemos que podemos mejorar la comunicación, tanto interna como externamente. Pero los principales retos del sector son otros: encontrar talento, poder competir con empresas de otras regiones o incluso de otros países, globalizarnos…

P.– También ha recalcado su decidida apuesta por la formación de nuevos perfiles tecnológico, sean universitarios o de Formación Profesional. ¿Andamos escasos de talento tecnológico, especialmente femenino?

R.– En general, andamos escasos de talento tecnológico porque en las carreras STEM [aquellas relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, según las siglas inglesas de Science, Technology, Engineering y Mathematics] el número de alumnos que se pueden matricular es muy bajo, especialmente si lo comparamos con la cantidad de alumnos con buenas notas que se quieren matricular. Ante esta situación, desde Ascentic, en colaboración con otras entidades, se han puesto en marcha una serie de programas dedicados a la formación TIC para que, una vez adquieran la formación, puedan incorporarse a las empresas del sector. Este es el caso, por ejemplo, de un proyecto formativo que espero dé comienzo en breve en el nuevo Centro de Iniciativas Empresariales (CIE) del Ayuntamiento de Santander. Por volver a su pregunta, las carreras asociadas al sector TIC, ya sea universitarias o de FP, no tienen ninguna restricción de género. Pero sí es cierto que hay muchas menos mujeres matriculadas en estos estudios técnicos. Habría que poner en marcha algunas acciones para que las jóvenes se sientan atraídas por estos perfiles.

«Es cierto que hay muchas menos mujeres matriculadas en estos estudios técnicos. Habría que poner en marcha algunas acciones para que las jóvenes se sientan atraídas por estos perfiles».

P.– El sector digital en España reclama impulsar la colaboración público-privada para innovar. ¿Cooperamos poco?

R.– Creo que se colabora, pero que también se podrían hacer cosas adicionales. Por ejemplo, desde Ascentic y la Consejería de Industria del Gobierno de Cantabria estamos intentado organizar que de algún modo empresas del sector TIC hagan pruebas de concepto (POC) para que, cuando llegue la hora de la verdad, esas compañías locales estén mejor posicionadas para licitar o concurrir a los grandes contratos. Dicho esto, es evidente que en el ámbito de la colaboración siempre se puede mejorar.

P.– Varias comunidades autónomas presumen de haber puesto en su punto de mira la adopción de todo tipo de iniciativas que faciliten el acceso de las empresas a tecnologías habilitadoras y la transferencia de conocimiento innovador hacia las empresas. ¿Es también el caso de Cantabria?

R.– A ver. De hecho, estamos trabajando en diferentes iniciativas, fundamentalmente con la Dirección General de Innovación del Ejecutivo regional. Por ejemplo, Innovación acaba de poner en marcha, con la colaboración de Ascentic y también de otras entidades, una Agenda Digital, que creo se va a publicar en breve [la presidenta regional, María José Sáenz de Buruaga, confirmó el pasado 26 de septiembre su presentación en octubre] que promoverá el emprendimiento, la creación de talento, la colaboración público-privada, el posicionamiento de Cantabria en el mundo digital… Con esta Agenda Digital estimo que Cantabria va a estar perfectamente ubicada en el contexto digital.

Ileana Soler fue elegida presidenta de Ascentic el pasado mes de junio. En las semanas posteriores completó una ronda de encuentros con las diferentes administraciones, como la Consejería de Industria. Foto: Nacho Cubero.

P.– Es verdad que la transformación digital está en boca de todos, pero no todas las empresas, especialmente las más pequeñas, tienen capacidad para afrontar el salto tecnológico. ¿Qué pueden hacer desde Ascentic para ponérselo más fácil?

R.– Lo queremos tratar con los socios. Estamos viendo, pero para eso también tenemos que detectar socios interesados en participar en estos desarrollos, cómo definir no ya un ‘Kit Digital’, sino un ‘offering’, es decir, un paquete de soluciones orientado a diferentes tamaños de empresa para que éstas pueden cubrir esa brecha digital. Pero no únicamente lo queremos poner a disposición de las pymes, sino también de los ayuntamientos pequeños que tampoco disponen de un paquete completo que les permita hacer frente a sus retos tecnológicos, incluido el de la ciberseguridad.

P.– Ya que lo menciona, ¿la ciberseguridad se ha convertido en el objetivo número uno para las empresas tecnológicas?

R.– No sé si en el objetivo número uno, pero seguro que está entre los tres primeros. Todos los días vemos compañías que están sujetas a ataques de todo tipo. Cualquier compañía, aunque tenga solo tres empleados, debe tener una ciberseguridad mínima. Y esa es precisamente una de las brechas que hay que cubrir. Hay que desarrollar digamos un importante trabajo educativo para que las empresas comprendan la necesidad de adoptar decisiones que a lo mejor hace veinte años ni se planteaban. Tienen que tener obligatoriamente una estrategia de ciberseguridad y para las pymes y ayuntamientos pequeños tiene que haber soluciones asequibles, sencillas y eficaces.

«Todos los días vemos compañías que están sujetas a ataques de todo tipo. Cualquier compañía, aunque tenga solo tres empleados, debe tener una ciberseguridad mínima».

P.– Hace años reclamaban la necesidad de que los empresarios cántabros terminaran de creerse que pueden ser competitivos en un mercado global. ¿Lo somos?

R.– Dar ese salto a la internacionalización requiere de mucha inversión inicial, porque uno no acaba de tener un cliente internacional así de la nada. En cualquier caso, creo que el empresario cántabro ya no es igual. Ha cambiado mucho. Lo veo en Ascentic, donde al principio solo estaban empresas de cierto tamaño a las que les costaba mucho colaborar unas con otras porque, entre otras cosas, no existía esa mentalidad, que las multinacionales en cambio sí tienen en su ADN, de que colaborando se genera negocio. Pero eso también está cambiando. Ahora han surgido muchísimas compañías TIC que son jóvenes y que tienen esa mentalidad. Y las más maduras, también se están adaptando a ese cambio.

P.– Diferentes expertos denuncian que el sector digital en Europa ha sufrido un auténtico tsunami regulatorio en los últimos cinco años. ¿Hay que simplificar y reducir la carga regulatoria?

R.– Todo lo que sea reducir trabajo administrativo y burocracia que no aporta valor es conveniente, sea en el sector que sea. Pero creo que la regulación específica con respecto a cómo prestamos los servicios de TIC se limita a aspectos que difícilmente se pueden suprimir. Me refiero, por ejemplo, a la Ley Orgánica de Protección de Datos, a temas de ciberseguridad, y también a otros ámbitos que son generales todos los sectores, como los planes de igualdad, de auditorías de calidad, medioambientales, de cuotas que favorezcan la integración de otros colectivos… Un sector que conozco que sí está sujeto a cambios regulatorios brutales es el de la energía, lo que sin duda afecta a nuestro sector como consumidores de energía que somos, aunque su impacto se ha ido limitando porque ahora utilizamos mucho el ‘cloud’.

P.– El alto coste de la energía no solo juega en contra de la industria actual, sino del interés de impulsar actividades digitales de alto valor añadido, cuyo consumo energético es alto. Los centros de datos consumen hoy un 2,7% de la demanda europea, pero se espera que a final de la década copen ya el 28%. ¿Así es difícil competir?

R.– Obviamente. Al otro lado de la frontera, en Francia, tenemos un país con un coste de la energía mucho más barato que en España. Aquí hemos seguido una política de creación de un mix energético que particularmente me gusta como ciudadana y que dista mucho de la seguida en Francia, donde prima la energía nuclear, pero que desde un punto de vista pragmático no permite que nuestra electricidad sea igual de barata que en Francia. En nuestro sector, con el uso creciente del ‘cloud’ que le decía antes, el uso de energía es más indirecto.

La presidenta de Ascentic, en las instalaciones de Atos Worldgrid, la empresa que dirige en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria. Foto: Nacho Cubero.

P.– Apenas cuatro compañías europeas aparecen en la clasificación de las 50 mayores tecnológicas del mundo. ¿Faltan tecnológicas o que estas al menos tengan más cuerpo y tamaño para poder competir con Estados Unidos o China?

R.– No. Siempre pueden faltar empresas tecnológicas porque van apareciendo nuevos nichos. Al final, cuando los clientes están favoreciendo todo el rato el coste, competir con empresas estadounidenses, chinas o indias es bastante complejo si no prestas un servicio diferencial. Por desgracia, uno de sus principales drivers de todos nuestros clientes para hacer grandes contratos es el coste. Otra cosa es que todos nuestros clientes también hacen proyectos más pequeños en los que a lo mejor lo que buscan es una empresa de nicho y no tanto que sea caro o barato. Por tanto, tenemos que buscar y encontrar un valor diferencial. Uno es el idioma; otro es la cultura, o la comprensión de la regulación. Y también tenemos que elevar la productividad. Si quieres mantener el ADN cántabro, tienes que elevar la productividad o lo vas a tener muy difícil. Por suerte, esta competencia con Estados Unidos o China se produce en los contratos grandes. No creo que una compañía china venga a competir con una pyme de Cantabria por un contrato de 100.000 euros. Y debajo de esos grandes contratos existe mucha vida y también mucha subcontratación. En nuestro mundo de Ascentic hay muchísimas pymes trabajando para clientes de Cantabria y otros lugares que no son de gran magnitud, sino más de nicho. El sector TIC es muy variopinto, pero ¿en qué somos buenos en Ascentic? Por ejemplo, contamos con socios punteros en soluciones para el sector de la automoción, en software de investigación, en inteligencia artificial y gestión de datos…

P.– ¿Cuál cree que va a ser la tecnología más disruptiva en los próximos años, la IA, la gestión de los datos, la computación cuántica…?

R.– Si quisiera ser glamurosa, diría que la inteligencia artificial, pero todavía la tengo que ver haciendo cosas absolutamente útiles para los negocios de las empresas. Ya está penetrando en los procesos de negocios reales e intentando hacer pequeñas mejoras, pero aún no la veo haciendo procesos completos o casi completos. Me inclino más por la explotación de los datos. Hoy en día se dispone ya de muchísima información que se está recogiendo y otra que aún no se ha recogido. Estamos en algunos casos en la fase de recogida. Pero luego hay que usarlos. Y hacerlo para cosas inteligentes.

P.– El uso de las nuevas tecnologías anuncia la destrucción de muchos empleos tradicionales pero también la creación de otros nuevos. Al final, ¿cómo cree que quedará la balanza?

R.– El hecho de que se automaticen procesos o se utilice la robótica obviamente va a generar la necesidad de algunos empleos que requerirán de más formación. En el sector TIC, por ejemplo, intentamos automatizar parte de los proyectos, pero reciclando a las personas que antes se ocupaban de ellos en nuevas ocupaciones de alto valor añadido. Es decir, no reducimos plantillas, sino al revés, las aumentamos continuamente. Pero a nivel macro no tengo respuesta, aunque es evidente que se avanza claramente hacia la especialización. Es una cuestión de país. Pero hay servicios que nunca van a poder ser robotizados porque nadie va a querer ver a ningún robot haciendo esa tarea. Hay servicios que el valor añadido se lo da el ser humano, nunca un robot.

Cantabria Labs abre en sus antiguas instalaciones de Cazoña un innovador centro que reúne en un mismo espacio formación, empleo y creación de actividades sociales para promover la autonomía de personas con discapacidad. La empresa Caphaces, participada a partes iguales por las fundaciones Obra San Martín y Cantabria Labs, es una de las claves del proyecto.

Manuel Casino | @mcasino8 | Diciembre 2024

«Nuestro objetivo principal es dar vida independiente a personas dependientes”. Así sintetiza el director adjunto de la Fundación Cantabria Labs, Alfonso Jiménez Pardo, el propósito de esta institución presentada a mediados de septiembre por esta compañía cántabra de referencia en prescripción dermatológica en Europa. A los pocos días de su puesta de largo, Jiménez Pardo recuerda que la creación de la fundación está íntimamente ligada al corazón de Cantabria Labs y al de su fundador, José Antonio Matji. “No es casual. Llevamos más de treinta años haciendo acción social con una importante apuesta por diferentes entidades”, rememora sobre este nuevo proyecto levantado sobre las antiguas instalaciones industriales de más de 3.000 metros cuadrados de la empresa en el barrio de Cazoña, en Santander.

Según explica Jiménez Pardo, el carácter innovador de esta iniciativa radica en que la formación, el empleo y la creación de actividades sociales, los tres grandes ejes en torno a los que gira esta fundación, están concentrados en un mismo espacio. “Uno de los mayores logros de este proyecto descansa precisamente en las características de las instalaciones y en su ubicación, que resulta muy importante para los usuarios, especialmente para las personas con discapacidad. Estamos partiendo de una antigua fábrica para hacer un nuevo formato no de fabricación, pero sí de manipulación”, detalla. En su opinión, el gran diferencial de este proyecto es la fusión “en un espacio singular del conocimiento de las personas con discapacidad ligadas a entidades que saben muy bien lo que hacen con el conocimiento industrial de una empresa que también ha demostrado saber muy bien lo que hace”.

Alfonso Jiménez Pardo, director adjunto de la Fundación Cantabria Labs. Foto: Nacho Cubero.

Llegados a este punto, Jiménez destaca la génesis de esta fundación, cuyo germen surgió en 2022, tras el parón por la pandemia, y en la que han venido trabajando durante el último año y medio hasta hacerse una realidad. “Siempre hemos querido contribuir a transformar las vidas de las personas con discapacidad. Y creemos que la mejor manera de que lo consigan es ofreciéndoles un trabajo”, resuelve para desgranar a continuación el itinerario seguido en su gestación. “Si quieres tener un empleo retribuido y digno tienes que desarrollar una actividad que tenga mercado. Entonces, nos plateamos crear una empresa que obviamente se tiene que nutrir de trabajadores, a los que tienes que formar. Es decir, nuestro camino es formación y empleo, que a la postre es el que genera independencia y futuro”, subraya.

Centro ocupacional que busca colaboraciones

La formación descansa en un centro ocupacional de cuya gestión se encarga la Fundación Obra San Martín, y que aún está pendiente para su definitiva puesta en funcionamiento de formalizar los aspectos legales y el correspondiente cumplimiento normativo. Pero la labor de este centro, aclara Jiménez Pardo, va a ir más allá de ofrecer a las personas con discapacidad los conocimientos, habilidades y destrezas profesionales que faciliten su inserción en el mercado laboral. “Es mucho más importante que adquieran hábitos laborales y que profundicen en temas relacionales, de higiene, de trabajo en equipo, de independencia en la toma de decisiones… La formación está más en estas áreas que en las puramente técnicas”, reconoce.

En este sentido, precisa que lo que persiguen es crear una “universidad” para que los alumnos puedan entrar más tarde en una empresa. “Las cuestiones técnicas concretas las aprenderán luego en su puesto de trabajo, pero el centro ocupacional detectará si son personas capacitadas para entrar en el mercado laboral. Y está claro, como ocurre con el resto de personas, que no todos lo conseguirán”, ahonda.

De otro lado, el director adjunto resalta la apuesta de la Fundación Cantabria Labs por abrirse a la sociedad para generar actividades y experiencias relacionadas con su propósito fundacional.

Trabajadores de Caphaces, la empresa creada por la Fundación Cantabria Labs y la Fundación Obra San Martín. Foto: Nacho Cubero.

Gracias a este centro, la fundación, que a partir del año próximo asumirá todos los proyectos que en el ámbito social venía desarrollando hasta ahora la compañía, quiere dar un paso más en la colaboración que mantienen con diversas entidades e intentar mejorar si es posible su labor. Un propósito en el que, avanza, se enmarca precisamente un futuro acuerdo de colaboración, que admite aún no tienen cerrado pero si “muy encaminado”, con la Fundación Ana Carolina Díez Mahou. “Cantabria Labs lleva una década apostando por esta fundación que trata de mejorar la calidad de vida de los niños y familiares con enfermedades neuromusculares genéticas –un conjunto de enfermedades neurológicas raras, de naturaleza progresiva que provocan pérdida de fuerza muscular generando una gran discapacidad–. Su trabajo está muy centrado en Madrid y nuestro intención ahora es que profesionales de esta fundación presten atención a estas casuísticas en nuestro centro, unos días concretos a la semana, cubriendo así las necesidades de los afectados de la franja norte del país que, de este modo, no tendrían que desplazarse hasta la capital de España para recibir atención”, especifica.

Además, también adelanta que Telefónica ya ha mostrado su interés en ofrecer formación a personas de la tercera edad para reducir la brecha digital. Para todas estas iniciativas, que serían impartidas por personal de cada entidad social, el centro dispone de un conjunto de salas y espacios polivalentes repartidos por la primera planta del edificio, en la que también se ubica el centro ocupacional y la propia sede de la fundación. “El modelo es llegar a acuerdos con estas instituciones y asociaciones para que puedan prestar sus servicios en nuestro centro. Hay muchas de ellas que tienen grandes ideas, pero no tienen el espacio para llevarlas a cabo. Nosotros les facilitamos las salas que necesitan”, resume Alfonso Jiménez Pardo.

Caphaces, una empresa de referencia

El círculo de este proyecto se cierra con la creación de un centro especial de empleo que gestiona la empresa Caphaces –una sociedad limitada participada al 50% por las fundaciones Obra San Martín y Cantabria Labs–, en la que ya vienen trabajando desde principios de septiembre siete personas en el manipulado de cosméticos, una de las principales fortalezas de esta compañía farmacéutica con sede y fábrica en La Concha de Villaescusa.

Sobre sus primeros días de actividad, el director adjunto admite que de momento solo están manipulando productos cosméticos de Cantabria Labs. “Hay que tener en cuenta que son personas que nunca han trabajado y que de repente se encuentran en un entorno laboral, con un jefe, un horario, un uniforme… Eso es un impacto para ellos”. Y aunque aún es pronto para evaluar resultados, Jiménez Pardo estima que la adaptación de estos siete trabajadores está siendo muy buena. “La única experiencia que tenían era las prácticas que realizaron en la propia Obra San Martín con unos botes vacíos que les facilitamos para hacer simulaciones”, puntualiza antes de insistir en que el mayor reto es que se adapten a su puesto de trabajo. “Tienen que acostumbrase a cumplir un horario, a desplazarse la mayoría de ellos en autobús… Lo importante es que se sientan cómodos y no se agobien. Por eso es muy fundamental el análisis de la persona y, por eso, dos de ellos solo están a media jornada, aunque asegura que el objetivo es que terminen cumpliendo la jornada completa”.

De cara al futuro más inmediato, las expectativas de Caphaces pasan por consolidar el trabajo y por llegar al producto farmacéutico, un hito que considera clave para el devenir de la empresa. “Si lo conseguimos, implicará sin duda contar con más trabajadores, pero también una mayor exigencia de formación de las personas con discapacidad”, resuelve.

En este sentido, y de cara a avanzar en esos objetivos, Caphaces trabaja actualmente en los trámites para conseguir de la Agencia Española del Medicamento la autorización para el manipulado de productos farmacéuticos, lo que, recalca el director de la Fundación Cantabria Labs, abrirá nuevas perspectivas al centro especial de empleo: “Nos permitirá dar un salto, aunque somos conscientes de que en este caso existen unos protocolos mucho más estrictos. Por eso, vamos a ir paso a paso”, justifica sin querer poner fecha a la consecución de este objetivo.

Abierto a nuevos horizontes

Jiménez Pardo puntualiza que Caphaces no nace para desarrollar un trabajo en exclusiva para Cantabria Labs. “Nuestra ambición es posicionarnos como una empresa de manipulado que dé servicio al sector cosmético, farmacéutico y alimenticio, fundamentalmente, pero sin renunciar tampoco a otro. En el mercado hay mucho trabajo de manipulado y creemos que es un sueño muy, muy alcanzable”, sostiene ilusionado porque, según dice, “es una verdadera necesidad y donde hay necesidad, hay oportunidad”.

Sobre las posibilidades de cumplir ese objetivo, ampliando la cartera de clientes y productos más allá de lo que aporta Cantabria Labs, no tiene dudas: “Somos optimistas, y estamos convencidos de que a nuestra puerta llamarán empresas no solo de Cantabria, sino de toda España”, asegura el director adjunto de la fundación, que recalca lo que supone la garantía del trabajo y la excelencia de Cantabria Labs: “Es un aval. No están confiando en un recién llegado. Además, encargándoselo a un centro especial de empleo ya están haciendo una labor social”, argumenta.

Caphaces opera como un centro especial de empleo y ofrece servicios de manipulado y envasado de productos cosméticos, farmacéuticos y de alimentación. Foto: Nacho Cubero.

El fin último es convertir a Caphaces en una empresa de referencia en el manipulado y envasado de cosméticos y medicamentos a nivel nacional, aunque Jiménez Pardo admite que con la puesta en marcha de este centro no han inventado nada: “No somos pioneros ni hemos descubierto la pólvora”, asume con modestia. “Hay otras fundaciones y entidades que ya vienen trabajando y muy bien en este ámbito desde hace años”. Pese a ello, anticipa su intención de incorporar, en cuanto la empresa alcance cierto grado de madurez, su propia red comercial para empezar a ofrecer sus servicios: “Hay que empezar a vender Caphaces”, enfatiza.

Para el buen funcionamiento de la nueva empresa creada por las fundaciones de Obra San Martín y Cantabria Labs, Jiménez Pardo no duda en resaltar la importancia del reparto de tareas. “Nosotros nos encargamos del know-how y de la gestión industrial y Obra San Martín, por su parte, de la gestión de las personas. Ahí hay además una figura clave, incorporada a la empresa, que es el integrador laboral, especialista en el tratamiento más humano y cercano con personas con discapacidad”, explica.

Un éxito muy particular

En este contexto, el director adjunto de la fundación admite la oportunidad de que las actuales instalaciones crezcan unos 1.500 metros cuadrados más, algo que no supondría ningún problema porque ahora mismo el conjunto de actividades desarrolladas en el edificio de Cazoña apenas utilizan la mitad del espacio que antes ocupaba la fábrica: “El primer hito era abrir la fundación y conceptuar la entidad. Ahora hay que tener ambición, pero medida”, describe no sin dejar claro cuál es su sueño: “Al revés que ocurre en el mercado laboral clásico, para nosotros sería un éxito que viniera el mercado y nos robara personas. Significaría que esa persona ha adquirido su formación, su madurez laboral y que es demandada por las empresas. Si conseguimos que les fichen, ese día hacemos un fiestón”, resuelve.

Con todo, Jiménez Pardo prefiere no lanzar las campanas al vuelo y recupera su discurso prudente. “Es verdad que tenemos instalaciones para crecer. Pero ahora mismo es una incógnita el ritmo de trabajo que vamos a poder mantener. No conocemos el índice de bajas laborales o qué tiempo de descanso necesitan estas personas. En este proyecto también estamos aprendiendo nosotros”, concluye satisfecho.

Los viticultores cántabros desafían las limitaciones del terreno y la climatología, especialmente desfavorable en la campaña actual, mientras se apoyan en el turismo para impulsar el crecimiento del sector. Aunque Liébana sigue siendo la comarca más conocida por su tradición en la elaboración de vino, es la indicación geográfica protegida (IGP) Vino de la Costa de Cantabria la que concentra el mayor volumen de producción y más ha impulsado su comercialización.

Ana Bringas | Noviembre 2024

Es casi imprescindible en la celebración, protagonista en el brindis y un acompañante excepcional para maridar las comidas más deliciosas. El vino atrapa el sabor de la uva y lo convierte en un producto que habla por sí mismo sobre su elaboración. El cántabro, en particular el que se formula bajo la indicación geográfica protegida (IGP) Vino de la Tierra Costa de Cantabria, nace entre las montañas y las olas, desafiando al caprichoso clima de nuestra región con la ayuda esencial de los pequeños productores que miman y protegen cada racimo de las inclemencias meteorológicas que experimenta el área de producción delimitada para su elaboración y sus consecuencias.

No todas las variedades obtienen ese sello de categoría que otorga la Oficina de Calidad Alimenticia de Cantabria (Odeca) para considerarse como IGP, de hecho los viñedos deben cumplir con un estricto pliego de condiciones para incluirse en la lista, y tampoco es más sencillo lograr comercializar su producción. Este reconocimiento protege la calidad de los vinos y apoya a los productores que continúan revitalizando la tradición vitivinícola en una región donde el esfuerzo humano es indispensable para afrontar las dificultades marcadas por el clima, las limitaciones de espacio y el mercado.

La zona comprendida para el Vino de la Tierra Costa de Cantabria se emplaza entre el mar y los valles interiores de influencia atlántica hasta la cota de 600 metros. De allí emergen vinos en su mayoría blancos y muy frescos, con aspecto limpio y brillante. Son mostos de una moderada graduación alcohólica y un equilibrio adecuado entre alcohol y acidez que conlleva una baja concentración en azúcares. Esta IGP autoriza variedades de uva en su mayoría blancas como Albariño, Chardonnay, Godello, Ondarribi Zuri, Riesling, Gewurtz Traminer y Treixadura (blancas), sin embargo también admite el tinto de Ondarribi Beltza.

Labores de vendimia en los viñedos de la Bodega Vidular, una de las pioneras en la elaboración del vino de la IGP Costa de Cantabria. Foto: Nacho Cubero.

La tradición del cultivo de vid en Cantabria se remonta al siglo XII. Desde entonces, los viticultores se han enfrentado a numerosos obstáculos, aunque las últimas dos décadas han sido claves en el desarrollo del sector. El origen real está en los monasterios y las familias locales que producían vino para el consumo doméstico y litúrgico. Hoy en día, gracias a la IGP, la región ha podido profesionalizarse con vinos que capturan la esencia de la tierra cántabra y, pese a que llegar al mercado es una tarea ardua, los consumidores alaban la producción de Cantabria en esta materia que juega también con el enoturismo para llamar la atención sobre sus vinos.

Los datos de la producción vinícola en España

De las 17 comunidades autónomas que conforman España ­–más sus dos ciudades autónomas– 12 producen vino con indicación geográfica. La que más variedades elabora es Andalucía, con 16 tipos; seguida por las Islas Baleares, con 6; y Aragón y Galicia que empatan en cinco clases de vino. El resto, Castilla la Mancha, Castilla León, Extremadura, La Rioja, Murcia, Navarra, Valencia y Cantabria producen entre una y dos variedades bajo indicación geográfica protegida. En el caso de nuestra región, son el Vino de la Tierra Costa de Cantabria y el Vino de la Tierra de Liébana, que juntos sumaron en la última campaña 1.575 hectolitros (hl) de producción.

Los datos de 2022/2023 a nivel nacional revelan un descenso del 12,64% respecto a la temporada 2021/2022, siendo las IGP de Castilla (1.314.128 hl), Extremadura (197.744 hl) y Castilla y León (177.513 hl) las que más volumen han comercializado correspondiendo un 73,74%, un 11,10% y un 9,96% respectivamente del total, cifrado en 1.782.065,81 hl. Del mismo informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se desprende que en cuanto a comercialización predomina el vino tinto (48,80%), seguido por el blanco (41,17%), mientras que el vino rosado representa el 9,81% de la producción.

Poniendo el foco en el Vino de la Tierra Costa de Cantabria, los registros indican que el año pasado eran 23 los viticultores que cosechaban dentro de esta IGP, y lo hacían en una superficie de 57 hectáreas, es decir, 570.000 metros cuadrados. Sin embargo, los últimos datos muestran que ya son 24 los viticultores en esta modalidad y 11 las bodegas que consiguieron producir en la campaña 2022/2023 1.385 hectolitros de vino blanco que fueron destinados de manera íntegra a comercialización interior, sobre todo en la misma región, lo que se traduce en un valor económico de 1.108.000 euros. Con todo, es la séptima IGP con mayor número de bodegas en España.

La IGP Vino de la Tierra Costa de Cantabria es la séptima con mayor número de bodegas en España, con 11.

Mucho más pequeña es el área donde se cultivan las vides destinadas a la IGP Vinos de la Tierra de Liébana: 15 hectáreas, aunque son 25 los agricultores y 5 las bodegas que pertenecen a este grupo. Aunque la denominación es más popular, la producción obtenida es mucho menor con 190 hectolitros en la temporada pasada como fruto del área de producción que se encuentra delimitada por los términos municipales de Potes, Pesaguero, Cabezón de Liébana, Camaleño, Cillorigo de Liébana y Vega de Liébana. De dichos terrenos nacen vinos tintos, frescos, de aspectos limpios y brillantes, sabrosos y equilibrados, con un adecuado equilibrio entre alcohol y acidez y de color intenso. En este caso, de los 190 hectolitros, únicamente 63 se comercializaron –59 de tinto y 4 de blanco–, también en mercado interior resultando en un valor económico de 80.375 euros.

Cantabria no comercializa su vino con indicación geográfica fuera del territorio nacional, de hecho, del total de la producción de vino en IGP en España solo el 27% se destina a comercialización más allá de nuestras fronteras, siendo la Unión Europea el principal destino con Alemania a la cabeza, seguido por Holanda y, en tercer lugar, Japón se cuela en la lista de compradores de vino español, aunque no cántabro.

El crecimiento de la IGP Costa de Cantabria

Si nos remontamos 10 años atrás, a la campaña 2012/2013, el vino Costa de Cantabria abarcaba una superficie de 40 hectáreas en las que trabajaban 14 viticultores, 10 menos que hoy en día; y 8 bodegas frente a las 11 actuales que consiguieron elaborar en aquel entonces 1.494 hectolitros de vino blanco, 109 más que en la última temporada en la que el tiempo jugó, como de costumbre, un papel protagonista en la cosecha. No obstante, pese a la mayor producción, solo se comercializaron 556 hectolitros, todos ellos en mercado interior con valor económico de 444.520 euros. En este sentido, se denota una mejora en la introducción del vino en el mercado en la última década ya que al confrontar los datos destaca que en 2023 se comercializó el total de la producción con un valor nacional de 1.108.000 euros.

En el caso del Vino de Liébana, y de acuerdo al informe, se ha dado un aumento en el número de viticultores y bodegas, pero un descenso en la producción. En 2013 esta IGP contaba con un único viticultor con 7 hectáreas y 3 bodegas, y una producción de 655 hectolitros de vino tinto de los que se comercializaron 312, con un valor económico en el mercado nacional de 374.880 euros. En 2023 el dato desciende hasta los ya apuntados 80.375 euros por los 190 hectolitros que llegaron al mercado.

Lo que queda claro es que, si bien los productores están a merced de la meteorología, el mercado ha recibido un impulso en los últimos años gracias a los esfuerzos de promoción y marketing de Cantabria y sus productos. “Cantabria está de moda”, lo dice Asier Alonso, de Bodegas Sel D´Aiz, emplazadas en Corvera de Toranzo desde 2009. El espaldarazo al turismo en la región, y por ende también al enoturismo, despierta el interés de los aficionados de los vinos por los que se elaboran aquí.

Limitaciones administrativas al crecimiento

A pesar de ello, son las restricciones administrativas el principal obstáculo para que negocios como el de Asier puedan rentabilizar la producción de sus vinos con Indicación Geográfica Protegida. “No sabemos cuánto vamos a poder crecer por las limitaciones de disponibilidad de superficie para plantar viñedos, el futuro es un poco incierto. Va a ser muy complicado que personas que hasta ahora han sido ajenas al sector puedan introducirse en él, ya que se priorizan las solicitudes de los que ya tienen superficie con vides. Yo soy partidario del crecimiento paulatino y equilibrado en función de la demanda”, apunta.

Del mismo modo, Asier Alonso, que es miembro de la reciente asociación empresarial de productores Cantabria Brinda, impulsada por la Oficina Agroalimentaria de la CEOE-Cepyme, destaca como otra opción de apoyo la elaboración de mostos fuera de la IGP: “Que la filosofía de tu negocio sea trabajar con vinos amparados por la Indicación Geográfica Protegida de Cantabria no quiere decir que en un momento dado no puedas producir otros vinos en tu bodega para hacer sostenible tu proyecto”, y añade que el enoturismo supone una “fuente de crecimiento sólida” para el sector.

Mikel Durán, director de Bodegas Vidular. Foto: Nacho Cubero.

Algo, esto último, que bien saben desde Bodegas Vidular, una empresa que se originó en 1999, cuando la familia Durán, pionera en el sector en Cantabria, decidió plantar vides en la zona oriental de la región. En la actualidad, ya consolidados, cuentan con tres referencias: el blanco Ribera del Asón, el Cantabricus y el brut albariño Cantabricus, un espumoso en el que han invertido tres años de pruebas. Tienen en explotación 9 hectáreas repartidas entre las localidades de Voto, Solórzano y Bárcena de Cicero, a las que se suman sus instalaciones de turismo rural donde desarrollan actividades de enoturismo.

Tal y como explica Mikel Durán, desde el principio tuvieron claro que el turismo vinícola era una apuesta necesaria y segura. “Organizamos visitas unos 360 días al año y también ofrecemos la posibilidad de quedarse en los alojamientos rurales entre los viñedos. Aquí tenemos la dificultad de la climatología, y eso nos da seguridad”, explica el director de Vidular, que destaca lo que esa diversificación aporta en términos estratégicos: “Los números en el mundo del vino se echan cada cinco años, puedes tener varias campañas consecutivas maravillosas, pero seguro que una te viene con una granizada. En esos casos el apoyo de las visitas y los alojamientos es esencial para poder vivir del negocio”.

El desarrollo de su empresa fue lento pero seguro, arrancaron con tres hectáreas y obtuvieron sus primeras cosechas en 2004, desde entonces mantienen a sus primeros clientes. “Nos hicimos un hueco por el factor sorpresa”, relata Durán, quien también subraya los cambios que se han producido desde entonces en la forma de consumir, y los vínculos con lo local: “Estamos viviendo una revolución gastroalimentaria que nos beneficia. Los turistas van en busca de sensaciones y sabores que llevarse en el recuerdo, por eso nosotros queremos vender en Cantabria, no en Nueva York ni en Hong Kong. Nuestra supervivencia es gracias a la respuesta de los hosteleros cántabros y les estamos eternamente agradecidos”.

El proyecto de Juan de Miguel

En otro punto está el proyecto de Juan de Miguel. El empresario, conocido por presidir el grupo de construcción SIEC, cuenta entre sus negocios con empresas de servicios, hostelería y hotelería, en las que ya ha implementado el albariño producto de su incursión en el sector del vino en la IGP Costa de Cantabria. Así, cuenta desde 2017 con una pequeña plantación de viñedo de dos hectáreas emplazada en Novales, en la localidad de Alfoz de Lloredo donde previamente cultivó kiwis. Aprovechando la instalación existente para dichos árboles, colocó vides en espaldera, que, al estar alejadas del suelo, dificultan la aparición de enfermedades endémicas de la planta desencadenadas por la humedad. “Esa es nuestra particularidad”, detalla. En su caso, al cubrir únicamente la función de viticultor, la cosecha se convierte en vino embotellado con la colaboración de la Bodega Bahía de Santander en Castanedo. Por el momento, no contemplan elaborar vino para su venta, aunque sí han recibido numerosos piropos por parte de quienes ya han probado el vino en los diferentes negocios del empresario. “El vino tiene buena calidad porque la tierra de Novales es muy rica en minerales y eso la uva lo refleja”, describe, y deja abiertas las posibilidades que pueden abrirse en el futuro para sus vinos: “De momento vamos a seguir con lo que tenemos y, si se consolida, veremos si merece la pena seguir ampliando la producción”.

Juan de Miguel, presidente del Grupo SIEC, en el viñedo donde cultiva uvas de la variedad albariño. Foto: Nacho Cubero.

La vendimia este año no ha sido la mejor. Las condiciones idóneas para conseguir una buena producción son las estaciones marcadas: inviernos fríos, primaveras templadas y veranos calurosos. En temporadas como esta, en las que los días estivales brillan por su ausencia, los hongos proliferan en las vides y los viticultores se ven obligados a doblar sus esfuerzos –y sus inversiones– para aplacarlos o mitigar su efecto. “Así nos damos cuenta de que en los años malos también podemos hacer vino, pero los costes se triplican”, lamenta Mikel Durán. Con todo, su proyección a futuro es halagüeña. Seguirán confiando en la relación cercana con los clientes y la venta en bodega para fidelizarlos, aunque, para los hermanos Durán, el objetivo va más allá de eso: “Esto es un modo de vida, no nos mueve tanto el fin económico, aquí encontramos un bienestar que otros negocios no te dan”. Aunque el camino no es sencillo, el sector sigue evolucionando con proyección de futuro, mostrando que el vino blanco cántabro merece un hueco en el mercado pese a su aún extendido desconocimiento que va borrándose gracias a la creciente demanda de experiencias gastroalimentarias en la región y el impulso de la asociación entre empresarios.

Los 10 años pasados desde que Ana Botín asumiera la dirección del Banco Santander se han caracterizado por la mejora en todas las cifras de negocio, por el compromiso con la digitalización y por el esfuerzo por acercar el banco a sus clientes. El éxito de las dos grandes ampliaciones de capital acometidas durante este periodo y la adquisición e integración del Popular marcan los principales hitos de la trayectoria del banco desde 2014. Su futuro inmediato se definirá por sus dos claves estratégicas: la decidida apuesta por Openbank y el crecimiento en Estados Unidos.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Noviembre 2024

La rápida y serena transición a la que dio lugar el inesperado fallecimiento de Emilio Botín abrió en 2014 un periodo que, dando continuidad a la naturalidad con que se encaró entonces el relevo, ha estado marcado por cambios de calado, pero en los que las audaces operaciones corporativas habituales en la etapa anterior han cedido protagonismo en favor de estrategias quizá de menor impacto mediático, pero con efectos perfectamente comparables en el largo plazo. La década transcurrida desde que Ana Botín accediera a la presidencia del banco cántabro ha estado marcada por ese cambio tranquilo –que lo ha sido algo menos en lo relativo a los puestos de dirección del banco– y también por un crecimiento que ha alcanzado a casi todas las variables que dan cuenta del negocio, con el precio de la acción poniendo un relativo contrapunto en esa aproximación a lo cuantitativo.

De acuerdo a lo que apuntan las cuentas del primer semestre, el Banco Santander cerrará el presente ejercicio con un beneficio que rondará los 12.000 millones de euros, una cota significativamente alejada de los 5.816 millones que la entidad ganó en 2014. A pesar del complejo escenario en el que se ha visto obligada a operar la banca durante los diez últimos años, la mejora alcanza a prácticamente todos los indicadores, y lo hace en proporciones comparables a la evolución de los beneficios. El banco cuenta hoy con más clientes –168 millones, frente a los 60 de hace una década–, es más rentable y está más capitalizado, a pesar del endurecimiento de los requisitos de solvencia por parte de los reguladores.

Ana Botín, durante la presentación del acuerdo de patrocinio de Formula One Management. Foto: Nacho Cubero.

Aun sin la sucesión de osadas maniobras que caracterizó la presidencia de su padre, la de Ana Botín no ha estado exenta de decisiones que han marcado no solo la trayectoria del banco, sino el propio mercado bancario. Esa consideración merece la adquisición del Popular, propiamente el rescate de una entidad quebrada y una operación que, pese a su complicada digestión, ha permitido al Santander mejorar notablemente su posicionamiento en España, que ha mejorado significativamente su aportación al total de beneficios del grupo. La ampliación de capital ligada a esa operación –7.000 millones de euros– sumada a la que por 7.500 millones de euros se cubrió en tiempo récord en 2015 son otros dos hitos de la máxima relevancia en el trazado del camino que ha llevado al Santander desde 2014 hasta hoy.

Las ampliaciones de capital son uno de los factores que han tenido efecto sobre el precio de la acción del Santander, que en ese tiempo también ha sufrido las consecuencias de la crisis sanitaria y del desfavorable escenario que durante buena parte de la década han supuesto los bajos tipos de interés, incluso negativos en algunos momentos. La cotización de la acción del banco se mueve hoy en torno a un 40% por debajo del nivel al que se encontraba el 9 de septiembre de 2014, si bien con el efecto de los dividendos la caída sería de alrededor de un 10%. La remuneración al accionista ha sido, de hecho, otro de los cambios a apuntar a la presidencia de Ana Botín, que ha incrementado su importe en efectivo abandonando progresivamente la fórmula del ‘dividendo elección’ –en efectivo o en acciones– que era habitual en los años inmediatamente anteriores a su llegada a la dirección del banco.

Expansión internacional

En una entrevista publicada por el propio banco con motivo del aniversario, la presidencia del Santander repasaba todas esas cifras, pero dando mayor relevancia a la forma en que se ha llegado a ellas que el propio dato en sí. En esa mención a lo cualitativo, Ana Botín ponía el acento en el cambio de cultura de la entidad, un proceso que considera todavía abierto y en el que pueden enmarcarse cuestiones como la sostenibilidad, responsabilidad corporativa y, en general, todas las acciones que buscan una mayor cercanía del banco con sus clientes, algo para lo que la presencia de la propia Botín en redes sociales tiene una condición que trasciende lo anecdótico para convertirse en otro de los elementos diferenciadores de su presidencia.

En un proceso que permanece abierto, y en el que alguno de los episodios más significativos estarían aún por producirse, el Santander ha avanzado en los últimos años en una transformación tecnológica que, con Openbank como ariete, alcanza de una u otra forma a toda la entidad, tanto de puertas adentro como en la relación con los clientes. Openbank es también el instrumento con el que el banco cántabro va a atacar el mercado estadounidense, en el que probablemente puede considerarse el gran objetivo de Ana Botín para la segunda década de su presidencia.

El salto internacional del banco, que puede considerarse el gran legado de Emilio Botín, ha tenido continuidad en los últimos diez años, si bien con operaciones menos llamativas que las acometidas en los años previos a la crisis financiera. La adquisición del banco portugués Banif ha sido el más significativo entre los movimientos realizados fuera de nuestras fronteras que, volviendo al terreno de lo simbólico, han tenido un significativo subrayado en el anunciado patrocinio de la Fórmula 1, el evento deportivo más seguido del planeta.

En su 42 años de historia, la Empresa Nacional de Innovación S.A., más conocida como ENISA, ha ayudado a iniciar el vuelo a más de 7.800 pymes y empresas emergentes con la concesión de unos 1.400 M€ en préstamos. Hoy prosigue su actividad con nuevas líneas de préstamos orientadas a públicos y actividades concretos (emprendedoras, actividades culturales…) y otros productos, como la certificación de startups.

Francisco Rouco | Noviembre 2024

A la hora de emprender, está muy claro de dónde viene el dinero. Según el informe GEM 2023-2024 del Observatorio del Emprendimiento de España, el 55% de las personas que emprenden recurren a su propio dinero. Las siguen quienes solicitan un crédito (17%), se lo piden a la familia (10%) o utilizan subvenciones públicas (7%). En Cantabria las prioridades no varían, pero sí hay una mayor dependencia del capital propio (59%, +4 puntos porcentuales sobre la cifra estatal) y especialmente del crédito bancario (27%, +10 pp), en perjuicio del capital familiar (9%, -1 pp) y la ayuda pública (5%, -2 pp).

Buena parte de esa ayuda pública para levantar pymes y empresas emergentes proviene de ENISA, que depende del Ministerio de Industria y Turismo. Desde su fundación hace 42 años, ENISA ha concedido 8.835 préstamos a 7.816 empresas, en total 1.380,1 M€. Para poner estas cifras en contexto y deducir el alcance de estas ayudas se puede acudir al último registro de nacimientos de empresas del INE, con datos de 2020. Ese año nacieron 278.525 empresas, entonces ENISA concedió 412 préstamos por un importe de 65,9 M€. Más recientemente, en 2023 la institución pública ofreció 563 préstamos, 99,5 M€.

En Cantabria, las cifras son más manejables. El histórico señala algo más de 9 M€ a repartir entre 50 préstamos, lo que sitúa a la región como la tercera por la cola en dinero prestado (solo por detrás de La Rioja y Canarias) y la penúltima por número de préstamos concedidos (tras La Rioja). En 2023, ENISA otorgó tres préstamos por un montante de 1,3 M€ a empresas cántabras, y en lo que llevamos de 2024 van dos préstamos por 0,4 M€. Todas estas cifras, así como las empresas financiadas se pueden consultar fácilmente en la página web de ENISA.

Préstamos a 9 años e intereses deducibles fiscalmente

“Nos gustan las empresas que necesitan 25.000 € o 60.000, pero también las que requieren 1,5 millones de financiación. En ENISA no entendemos de restricciones, lo que queremos es que el talento de España tenga cabida en la financiación de España”, afirma Borja Cabezón, CEO de la empresa pública, que recuerda que pymes y empresas emergentes pueden solicitar un préstamo a través de la web de la institución siempre que cumplan ciertos requisitos, como tener la sede en España, que la mayoría de su equipo trabaje en territorio español o que no se dedique a las criptomonedas ni al mercado inmobiliario. “En unos 50-60 días estudiamos el caso y damos respuesta”.

Actualmente, ENISA despliega seis líneas de crédito. Cada una se dirige a un público particular o un momento concreto de desarrollo del proyecto empresarial: Jóvenes emprendedores (préstamo mínimo de 25.000 € y máximo de 75.000), Emprendedores (25.000-300.000 €), Crecimiento, Agroimpulso, Emprendedoras Digitales y Audiovisual e Industrias Culturales y Creativas (estas cuatro últimas líneas tienen un préstamo mínimo de 25.000 euros y un máximo de 1,5 M€).

Todos estos planes de financiación se apoyan en el préstamo participativo, un producto financiero que reúne numerosas ventajas para quien lo solicita. Sin avales, sin garantías económicas y sin que el Estado entre a formar parte del accionariado de la empresa. Los plazos de vencimiento y amortización son igualmente generosos: hasta 7 o 9 años de vencimiento máximo y hasta 5 o 7 años de carencia máxima, según la línea de préstamo concedida. En cuanto a los intereses, dependen de la evolución de los resultados del proyecto y son deducibles del impuesto de sociedades. Además, el préstamo concedido no aparece en el CIRBE. “Creo que son características muy atractivas cuando estás enfocado en levantar tu negocio, en buscar aliados, en generar equipos potentes”, explica Borja.

La implicación de ENISA va más allá de la concesión del préstamo. “Nos gusta decir que acompañamos a emprendedores y emprendedoras a lo largo de todas las etapas de emprendimiento, desde el inicio pasando por la consolidación y la expansión de la empresa. Incluso en los momentos más complicados para una empresa, cuando tiene dificultades para pagar. En ese momento buscamos una refinanciación. A veces, por desgracia, hay proyectos que no cogen vuelo y es imposible refinanciarlos. Por suerte, no nos pasa con frecuencia”.

Empresa emergente certificada

Desde julio de 2023, ENISA otorga la certificación de startup, una distinción que permite que la empresa certificada se acoja a las ventajas establecidas en la Ley 28/2022 de fomento del ecosistema de las empresas emergentes, más conocida como ley de startups, aprobada en diciembre de 2022. Entre estas ventajas se encuentran la reducción del tipo impositivo del impuesto sobre sociedades al 15% (en vez del 25% de carácter general), el aplazamiento de deudas tributarias o la supresión de determinadas tasas de constitución de empresa. También hay medidas dirigidas a despertar el interés de los inversores a través de exenciones fiscales.

Cumplidos los 15 meses desde su creación, ENISA ha concedido este certificado a 1.224 empresas, la mayoría dedicadas a la industria informática, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la salud. En torno a las tres cuartas partes de las certificaciones se reparten entre Cataluña (27,5%), la Comunidad de Madrid (26,7%), la Comunidad Valenciana (10,1%), Andalucía (8,1%) y Galicia (5,1%).

Por su parte, Cantabria cuenta con nueve empresas certificadas (0,7% del total), la segunda comunidad autónoma con menos certificaciones, solo por detrás de La Rioja, que tiene tres. Las empresas cántabras certificadas son Fabe Business Development, dedicada al desarrollo de negocio; la red de tiendas de proximidad el Súper de los Pastores; la compañía de soluciones para la atención telefónica automatizada Idrus; Inhibitec Anticuerpos, que ofrece tratamientos para pacientes de psoriasis; Kaavan Digital, especializada en marketing digital para el sector de la automoción; el fabricante de filtros para piscinas Regfilter; la compañía Siali, dedicada a la transformación digital de empresas orientada a la industria 4.0; Vamos Rural Marketing, portal digital con un catálogo de actividades lúdicas; y Uktena, proveedor de asistentes profesionales de realidad mixta.

Uktena es una de las nueve startups cántabras certificadas por ENISA. Foto: Uktena.

Los requisitos para solicitar gratuitamente la certificación recuerdan a los del préstamo participativo (sede de la empresa en España, fundación reciente, propósito de innovación…), pero añade otros como no superar un volumen de negocio de 10 M€ anuales o no cotizar en un mercado regulado. Hasta abril de 2024, se habían aprobado en torno al 63% de las solicitudes. Más de la mitad de las solicitudes rechazadas lo fueron por incumplir las criterios de admisión marcados por la ley de startups, seguidas, en menor medida, por la falta de respuesta a los requerimientos y no demostrar suficiente grado de innovación o un modelo de negocio escalable.

Para Borja Cabezón, el futuro a corto plazo de ENISA pivota sobre tres polos: seguir perfeccionando los préstamos, continuar sumando nuevas empresas certificadas y “aportar nuestro granito de arena para formar a los emprendedores”. Aunque el CEO de ENISA expone de corrido los tres objetivos, uno de ellos parece destacar. “No hay planes de formación todavía, pero estamos pensando en ello. Sería como rodear toda la cadena de valor del emprendedor: empiezas con la formación, pasas a financiarte y luego a certificarte. Sueño con eso. Ojalá tengamos la capacidad de impulsar una labor formativa muy precisa para la comunidad emprendedora de este país”.

El nuevo curso de Formación Profesional arranca con un récord de alumnos que da continuidad a una tendencia que ha sido una constante en los últimos años y que sitúa a estos estudios ya claramente por delante de los universitarios en las preferencias de los estudiantes. A falta de los datos definitivos, en Cantabria serán en torno a 15.000 los alumnos matriculados este año en alguno de los 142 ciclos formativos ofertados.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Noviembre 2024

De acuerdo con lo que reflejan las cifras, la Formación Profesional (FP) ha dejado definitivamente atrás la imagen que años atrás lastraba a estos estudios, contemplados como una mera alternativa para quienes no tenían los medios, o las capacidades, para ir a la universidad. El número de matriculados en FP hace tiempo ya que viene superando ampliamente a quienes optan por seguir estudios universitarios, en una proporción que en el caso de Cantabria se acerca a lo que es habitual en los países de Europa donde la FP tiene un mayor reconocimiento.

El sistema educativo cántabro ofertaba este curso 19.000 plazas en alguno de los 142 ciclos impartidos, con una previsión de matriculaciones que se movería en el entorno de los 15.000 alumnos. Todos ellos son números que superan anteriores registros, y que confirman el buen momento que viven estos estudios, tanto desde el lado de la oferta como desde el de la demanda. Entre las novedades en la formación ofertada se cuentan la puesta en marcha de nuevos ciclos básicos –Actividades Agropecuarias, Mantenimiento de Embarcaciones Deportivas y Servicios Comerciales– y medios: Navegación y Pesca de Litoral, Vídeo Disc Jockey y Sonido, Mantenimiento y Control de Maquinaria de Buques y Actividades Comerciales. A ello hay que sumar cinco nuevos cursos de especialización: Cultivos Celulares; Aeronaves Pilotadas-Drones; Robótica Colaborativa; Auditoría Energética y Fabricación Aditiva.

Estudiantes en uno de los ciclos de Formación Profesional sobre la especialidad sanitaria.

Adecuar la oferta formativa a lo que demanda el mercado laboral es el principal reto que encara el sistema, al que hay que sumar otro si cabe más complejo, como es lograr encajar esa condición con las preferencias de los estudiantes. Ese doble objetivo orienta el convenio firmado en agosto por la Consejería de Educación y CEOE-Cepyme de Cantabria, que busca promocionar los estudios de FP entre alumnos y empresas. El convenio contempla, entre otras cuestiones, estrechar la colaboración entre las dos entidades en la concreción del modelo de formación profesional, identificando los perfiles profesionales y las necesidades de cualificaciones en cada caso. Para ello, se facilitará la participación de expertos profesionales de las empresas en el sistema educativo, con visitas y charlas relacionadas con sus actividades empresariales. También se van a organizar encuentros de los profesionales educativos con empresas de los distintos sectores de actividad.

La cotización de las prácticas

El acuerdo concreta también la fórmula para cumplir con la obligación de cotización a la Seguridad Social para los alumnos en prácticas, un requisito que entró en vigor con el pasado curso ya iniciado y que podría condicionar la oferta de plazas en las empresas para la realización de estas prácticas. CEOE-Cepyme de Cantabria ha asumido la gestión de esa obligación legal, lo que ha permitido que, según los cálculos de la patronal, más de 2.000 alumnos de Formación Profesional hayan podido realizar sus prácticas fuera de las aulas. En el acuerdo, CEOE-Cepyme se compromete a potenciar esa intermediación y a sensibilizar a las empresas sobre la importancia de acoger estudiantes en prácticas, además de facilitar programas de formación para la actualización y perfeccionamiento de los tutores de las empresas.

El objetivo último es salvar lo que Enrique Conde, presidente de la patronal cántabra, señaló tras la firma del acuerdo como principal problema del actual sistema: su incapacidad para cubrir la demanda de perfiles profesionales que demandan las empresas. “Este acuerdo ayudar a cambiar la actual situación que resulta paradójica: existe un 24% de jóvenes en paro y las empresas no somos capaces de completar nuestras plantillas por falta de personal cualificado”, aseguró.

El presidente de la Agrupación Empresarial de Transporte de Cantabria (Aetrac) repasa la actualidad del sector, marcada por el incremento de la actividad, la escasez de conductores y los retos que plantea la digitalización y la incorporación de tecnología.

P.-¿Qué valoración hacen desde Aetrac de la evolución de la actividad del transporte de mercancías por carretera en Cantabria en lo que llevamos de año?

R.- Durante el primer semestre de 2024, el transporte de mercancías por carretera en Cantabria ha mostrado un crecimiento notable. En el primer trimestre se transportaron 10,4 millones de toneladas, lo que representa un aumento del 22,74% en comparación con el mismo periodo de 2023. Este crecimiento ha sido impulsado por varios factores, incluyendo la mejora de los precios del transporte y una disminución significativa del coste del carburante. Además, la nueva terminal del puerto de Santander ha contribuido positivamente, alcanzando los 7 millones de toneladas transportadas, un incremento del 9%

P.-En ese contexto, ¿cómo ha evolucionado la rentabilidad de la actividad y, en general, la capacidad del sector para repercutir sus costes a las tarifas que cobran a sus clientes?

R.- El sector del transporte de mercancías por carretera tiene una capacidad limitada para repercutir sus costes a los clientes. Esto se debe a varios factores: el primero de ellos es la intensa competencia que existe en un mercado altamente competitivo, lo que dificulta que las empresas puedan trasladar completamente los aumentos de los costes a los precios finales sin perder clientes; otro factor es la significativa fluctuación de los costes variables, principalmente los combustibles, que aunque muchas empresas puedan ajustar sus tarifas en función de estos cambios, no siempre es posible hacerlo de manera inmediata o completa; también hay que tener en cuenta que muchas empresas de transporte operan bajo contratos a largo plazo con tarifas fijas, lo que limita su capacidad para ajustar los precios en respuesta a los aumentos de los costes. En resumen, aunque las empresas de transporte de mercancías por carretera intentan repercutir sus costes a los clientes, diversos factores limitan su capacidad para hacerlo de manera efectiva, aunque bien es cierto que los cambios normativos que se produjeron en marzo de 2022 han servido para mejorar, en términos generales, la rentabilidad del sector.

Andrés R. Tárano, presidente de la Asociación de Empresas del Transporte de Cantabria (Aetrac). Foto: Nacho Cubero.

P.-La falta de conductores se señala reiteradamente como uno de los principales problemas a los que se enfrenta el transporte. ¿Cuál es el alcance del problema en Cantabria y qué puede hacerse, tanto desde el propio sector como desde la Administración, para avanzar en una solución?

R.- Las estimaciones sobre la falta de conductores profesionales en nuestra región se sitúan en el entorno de los 1.500 para los próximos cinco años, debido principalmente a la elevada edad media de los conductores actuales y la ausencia de un relevo generacional para cubrir las vacantes. Respecto a qué puede hacerse, hay varias estrategias que pueden ayudar a mitigar este problema. Mejorar las condiciones laborales y sociales, ofreciendo salarios competitivos, mejores condiciones de trabajo y horarios más flexibles, pueden atraer a personas que buscan un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal, etc. Implementar programas de formación que sean accesibles y subvencionados. Además, sería muy importante simplificar el proceso de obtención de los permisos de conducir vehículos pesados y ayudar a los futuros aspirantes a sufragar su coste económico. Hay que promocionar el sector realizando campañas de concienciación para destacar las oportunidades y la importancia del trabajo de los conductores, ayudando a cambiar la percepción pública y atraer a nuevos talentos. También es necesario invertir en tecnologías que mejoren la eficiencia y seguridad del transporte haciendo el trabajo más atractivo. Incentivar desde las Administraciones a las empresas que inviertan en la formación y contratación de nuevos conductores, mediante ayudas o incentivos fiscales. Ampliar las áreas de estacionamiento de los vehículos, garantizando la seguridad de los mismos y de sus conductores y facilitándoles todos los servicios necesarios para su descanso.

P-¿Cómo valora Aetrac los actuales mecanismos de acceso a la profesión, ya sea a través de la formación reglada o de cursos específicos?

R.- Debemos distinguir entre el acceso a la profesión de conductor y a la profesión de transportista. Respecto de la primera, en la que se requiere el Certificado de Aptitud Profesional (CAP), los mecanismos pasan por lo comentado en la respuesta anterior. Sobre el acceso a la profesión, lo que se conoce como Certificado de Competencia Profesional (CCP), la unificación de criterios a nivel nacional sobre las pruebas de aptitud, ha puesto en evidencia la mala calidad de la formación impartida por algunos de los centros que se dedican a este tipo de enseñanza y cuyo objetivo prioritario es meramente mercantil. Por ello, desde mi punto de vista, sería lo más razonable acceder a la profesión a través de la formación reglada.

P.-Tras la prórroga de hace un año, en los próximos meses se irá incorporando la obligación de implantar el tacógrafo digital de última generación a toda la flota. ¿Cómo contemplan ese proceso, el impacto económico que puede suponer y el alcance de las ayudas habilitadas para acometerlo?

R.- Teniendo en cuenta que la obligatoriedad de implantación del tacógrafo inteligente de segunda generación lo es para los vehículos que realicen transporte internacional y en Cantabria hay algo más de 2100 vehículos autorizados, a pesar de las primeras dificultades que hubo respecto a su abastecimiento, el proceso en la actualidad se está haciendo de manera paulatina, para llegar a la fechas exigidas con todos los vehículos equipados. Hay que tener en cuenta que ya desde el 21 agosto de 2023 todos los vehículos nuevos ya vienen equipados con este tacógrafo de segunda generación. Todos los vehículos matriculados anteriormente y que tengan tacógrafo analógico o digital si quieren hacer transporte internacional deberán tener instalado el nuevo tacógrafo, a mas tardar el día 31 de diciembre de 2024. Y para aquellos vehículos que hacen transporte internacional con vehículos que ya disponen de un tacógrafo inteligente, deberán tener instalado el nuevo tacógrafo a partir del 19 de agosto de 2025. Respecto del impacto económico de esta medida, dependerá del tipo de tacógrafo a sustituir, situándose su costo en el entorno de 2.000 euros por unidad. El Gobierno de Cantabria ha destinado un importante paquete de ayudas para este fin dependiendo del tamaño de las empresas, llegando prácticamente a subvencionar el gasto total en el caso de los transportistas autónomos.

Andrés R. Tárano junto a Gerardo Pontón, secretario general de Aetrac, en la rueda de prensa previa a la asamblea de la asociación del pasado junio. Foto: Nacho Cubero.

P.- ¿Cuál sería en su opinión el principal obstáculo para avanzar en la digitalización del sector? ¿Es una cuestión económica, de formación…?

R.- Yo creo que el primer obstáculo tiene que ver con la reticencia al cambio. Muchos profesionales del sector son reacios a adoptar nuevas tecnologías debido a que no están muy familiarizados con ellas y se encuentran cómodos con los métodos tradicionales. También la fragmentación del sector, con una estructura altamente atomizada, con muchas pequeñas empresas y autónomos hace muy difícil la implantación uniforme de las soluciones digitales. Otro aspecto a tener en cuenta son los costes iniciales. La inversión inicial en tecnología y formación puede ser significativa, lo que puede ser un impedimento para las empresas más pequeñas. Y un aspecto más puede ser la seguridad de los datos. La preocupación por la seguridad y la privacidad de los datos puede ser un obstáculo, especialmente en un sector donde la información sensible es crucial. No obstante, el proceso de digitalización en el sector ya está en marcha y es imparable. Muchas empresas de transporte, sobre todo en el sector logístico, ya han ido introduciendo de manera paulatina la documentación electrónica en sus procedimientos, adelantándose a los plazos de su obligatoriedad, previsiblemente en 2026.

P.- La concesión de la Ciudad del Transporte se ha prorrogado recientemente por un periodo de seis meses. ¿En qué situación se encuentran las iniciativas para habilitar un nuevo espacio que sustituya a esta infraestructura? ¿Cuál sería la preferencia de su asociación en cuanto a la ubicación de la misma?

R.- En una reciente entrevista con el Consejero de Fomento se nos avanzó que el Gobierno de Cantabria está barajando diversas soluciones para habilitar espacios para resolver al problema de los aparcamientos de vehículos pesados que se ocasionará por el fin de la concesión portuaria de la Ciudad de Transporte de Santander. En cualquier caso, se nos ha garantizado que los camiones no saldrán de la Ciudad de Transporte hasta que dicho problema quede resuelto. Respecto a nuestra preferencia sobre las ubicaciones, teniendo en cuenta que los transportistas que aparcan en la Ciudad de Transporte y que llevan más de treinta años en ella se encuentran radicados en el arco de la Bahía de Santander, evidentemente este es el perímetro preferente.

P.-El Puerto de Santander se movió el año pasado en cifras récord. ¿Qué impacto tiene esto en el sector del transporte de mercancías por carretera de Cantabria?

R.- Muy positivo. Hay que tener en cuenta que el Puerto de Santander constituye la industria más importante de nuestra región y que la mayoría de las mercancías que se mueven lo hacen a través del transporte por carretera. Esto incluye tanto mercancías generales, vehículos en el tráfico ‘ro-ro’, como contenedores. Aunque el puerto ha mejorado sus infraestructuras ferroviarias, el transporte por carretera sigue siendo esencial para complementar estos modos de transporte, facilitando la última entrega, por lo que hace de nuestro sector un componente vital para el funcionamiento y la competitividad del Puerto de Santander. Por eso, los buenos datos sobre el movimiento de mercancías y su crecimiento constante representan para nuestro sector un motivo de satisfacción y, por lo cual, no debemos por menos que felicitar a sus gestores.

La multinacional canadiense, que tiene en Santander la sede de su filial española, fortifica su posición en una línea de negocio que ya formaba parte de su catálogo, pero que, tras la adquisición de 1A Ingenieros, pasará a aportar un tercio de la facturación de la empresa. Con esta operación, WSP Spain cerrará el año con 600 profesionales, 200 en Cantabria.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Noviembre 2024

Cumpliendo con irreprochable puntualidad lo recogido en su vigente plan estratégico, WSP Spain cerrará el año en curso con una plantilla de 600 trabajadores y un reparto de la actividad entre sus cuatro líneas de negocio que se moverá en cotas cercanas al equilibrio. Como recoge aquel documento, que tiene como marco temporal el periodo 2022-2024, el crecimiento de la filial española de la multinacional canadiense ha combinado en los tres últimos años lo orgánico con lo corporativo, lo primero a cargo sobre todo de las áreas en las que la empresa ya contaba con una posición destacada en el mercado, y lo segundo a través de compras de empresas que han permitido dar un salto adelante allí donde la estructura propia tenía un carácter más incipiente. Así sucedió en 2022, cuando la adquisición de BOD Arquitectura reforzó de forma notable el peso de la edificación dentro del catálogo de la empresa, y otro tanto se consiguió en el área de energía, una vez formalizada la compra de 1A Ingenieros el pasado mayo.

La ingeniería WSP Spain, heredera de la histórica Apia XXI, articula su oferta a través de cuatro grandes líneas de negocio: Transporte e Infraestructuras, Edificación, Energía y Medio Ambiente, a la que habría que añadir una quinta con un carácter más transversal, dedicada a la consultoría y asesoría. Directamente entroncada con la actividad de la antigua Apia XXI, Transporte e Infraestructuras había mantenido el máximo protagonismo dentro de la facturación de la empresa hasta que la integración de BOD impulsó la edificación hasta un volumen todavía inferior, pero ya comparable con lo que hasta entonces podía considerarse el negocio tradicional de la ingeniería. La compra de 1A Ingenieros supone situar a la energía en una cuota perfectamente equiparable a la que hasta ahora había tenido el máximo protagonismo dentro del total del volumen de ventas de WSP Spain.

Manuel Pérez, director general de WSP Spain, en la sede central de la empresa, en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria (Pctcan). Foto: Nacho Cubero.

Según los cálculos que hace Manuel Pérez, director general de la filial española de WSP, con el negocio aportado por la empresa recién adquirida, Energía pasa a aportar en torno a un tercio de la actividad, una proporción más o menos equivalente a la que suma Transporte e Infraestructuras. Edificación supondría en torno al 25%, quedando el resto a cargo de Medio Ambiente. “Lo que hemos conseguido es que los cuatro mercados básicos de WSP en todo el mundo empiecen a tener también una presencia significativa y bastante equilibrada en España”, explica el máximo responsable de la empresa que considera que esto último, el equilibrio, no es tanto un fin como un medio: “Nos aporta diversificación, y tener una tipología de clientes más variada, pero no vamos a dejar de aprovechar un mercado en crecimiento porque tenga una proporción mayor en nuestra actividad, o al contrario, no tendría sentido empeñarnos en otro que pueda no ser interesante en determinado momento”.

Más cerca del consumo de la energía

Con sede en Valladolid, 1A Ingenieros cuenta con una trayectoria de 25 años operando en las áreas de energías renovables, distribución y transporte de energía eléctrica, movilidad sostenible, edificación industrial y medio ambiente. Con una plantilla de 250 trabajadores y delegaciones en Galicia, Extremadura, Castilla La Mancha y Andalucía, entre WSP Spain y la empresa ahora adquirida no se dan apenas solapamientos: “Somos muy complementarios, tanto en la red de oficinas como en producto. Nosotros en el campo de la energía hemos hecho proyectos de generación, parques eólicos y solares con un equipo de entre 25 y 30 personas que han trabajado en todo el mundo desde hace 15 años. Lo que nos permite 1A es crecer en distribución, en transmisión… estar más cerca del que consume la energía que del que la genera. Creemos que es ahí donde va a producirse el gran crecimiento en los próximos años”, augura Manuel Pérez, que se remite a los ambiciosos objetivos de electrificación que plantea Europa y el conjunto de países desarrollados: “Hay que mejorar mucho lo que tenemos ahora para conseguir dar respuesta a eso, y esta empresa tiene un enorme ‘know how’ en distribución, transmisión, coche eléctrico, cargadores y movilidad eléctrica en general”. A esto hay que sumar, enumera el director de WSP Spain, la experiencia en proyectos de descarbonización para la industria, en trabajos que buscan mejorar los procesos energéticos de los clientes, y en proyectos de almacenamiento energético mediante biogases, hidrógeno o amoniaco para aprovechar los esperados excedentes en generación renovable: “Todo eso no lo teníamos y nos lo añade. Estamos convencidos de que ahí va a estar el grueso de la inversión en energía durante la próxima década. La generación está bastante parada, pero el resto está muy activo”.

Parques eólicos de Moncayo y Valdejalón (374 MW), en Zaragoza, uno de los proyectos de la rama energética de WSP Spain. Foto: WSP Spain.

En todo caso, y como sucedió en el caso de la edificación con la compra de BOD Arquitectura, los objetivos que contempla el plan estratégico de WSP con las adquisiciones no tienen que ver tanto con las sumas como con las multiplicaciones. “Se que es un tópico, pero no solo añades productos a tu oferta o cifras a tus ventas, hay más cosas. Entras en un ciclo que te permite aprovechar tu marca corporativa unida al conocimiento local, que es algo que funciona muy bien. Y sobre todo, juntas dos o más conocimientos en la misma compañía, y eso es algo que valoran mucho los inversores”, asegura el director general de WSP Spain.

El caso de los ‘data center’, una infraestructura con demanda creciente y para la que España es un lugar con capacidad para atraer inversiones, es ilustrativo de las ventajas que aporta la capacidad de WSP para dar una respuesta integral al cliente, y de la posibilidad de generar sinergias entre las diferentes líneas de negocio a partir de esa condición. En lo que tiene que ver con estos grandes centros de procesamiento de datos, explica Manuel Pérez, nuestro país está haciendo valer ventajas relacionadas con el coste y accesibilidad de la energía, lo que unido al movimiento de reindustrialización que está teniendo lugar en Europa está favoreciendo el desarrollo de importantes proyectos: “El mayor condicionante técnico de estas instalaciones es solucionar el problema energético, localizar la energía, transportarla… Y nosotros podemos diseñar soluciones en ese ámbito, y también en la edificación. Tener esos niveles de especialización en áreas distintas nos da una ventaja para captar proyectos como estos”.

600 profesionales, objetivo cumplido

Con la incorporación de la antigua 1A Ingenieros, WSP Spain alcanza los 600 trabajadores, una cifra que la empresa utiliza como una referencia de tamaño y que coincide con el objetivo que planteaba el plan estratégico en vigor para finales de este año. Supone también superar la cota que llegó a alcanzar Apia XXI, si bien esta es una comparación que Manuel Pérez considera que ha dejado de tener sentido: “Eran momentos, tiempos y perfiles distintos. WSP Spain tiene la historia de Apia, pero no se parece ya en nada a Apia”. Del total de trabajadores que componen el equipo de profesionales de la empresa, en torno a 200 lo hacen desde la sede de la compañía en el Pctcan, y básicamente en la línea de infraestructuras y transporte, aunque la forma en que ahora se trabaja hace muy difícil hacer una conexión directa entre tareas y ubicación. “Yo sé cuánta gente está trabajando aquí, pero no sé cuántos de ellos son de Cantabria. Tenemos gente que trabaja unos meses en esta oficina, y otros meses en otra”, advierte el director general de WSP Spain, que por ese mismo motivo considera muy complicado calcular la repercusión que el crecimiento de la empresa puede tener en el empleo generado en Cantabria. “Básicamente aquí tendremos crecimiento orgánico, con un factor limitante muy claro que es la atracción de talento. Ahora mismo es más difícil encontrar personas que proyectos”.

En la oficina cántabra de la empresa trabajan en torno a 200 de las 600 personas que componen la plantilla de la filial española de la multinacional canadiense. Foto: Nacho Cubero.

Todavía en proceso de elaboración, el plan estratégico con el que se guiará WSP Spain entre los años 2025 y 2027 podría situar la referencia del empleo en el millar de personas, con un crecimiento que sería equilibrado entre las cuatro líneas de negocio, y siempre con la posibilidad de acometer alguna compra que permita avanzar a mayor ritmo a aquella que pueda quedarse rezagada. En ese sentido, sería el área de Medio Ambiente la que tendría más posibilidades de protagonizar una operación de ese tipo, tanto por el potencial de crecimiento que se le adjudica como por no haberse visto hasta ahora impulsada por ninguna compra. En todo caso, advierte Manuel Pérez, estas son actuaciones que se cocinan a fuego lento, en un proceso que compara con un noviazgo y que para concretarse debe contar con la aprobación del tutor, en este caso WSP Global.

En ese sentido, y como sucedió en el caso de la compra de BOD Arquitectura hace dos años, el director general de WSP Spain valora el espaldarazo que el visto bueno a estas operaciones supone para la labor de la filial española de la multinacional canadiense, y la confianza que esta demuestra en España. La filial española de los norteamericanos concentra su actividad casi en exclusiva en nuestro país, con proyectos puntuales en el exterior, casi siempre trabajando conjuntamente con las delegaciones de WSP en el país del que se trate y en la práctica totalidad de los casos para clientes españoles.

Perspectivas optimistas

En su repaso a la situación y perspectivas de los mercados a los que atienden las diferentes líneas de negocio de WSP Spain, Manuel Pérez confirma el buen momento actual y las favorables expectativas que pueden esperarse sobre la evolución de la demanda en España. La excepción, y no tanto por lo desfavorable de las previsiones como por la dificultad de realizarlas, la pondría el área de transportes e infraestructuras. “Básicamente es un mercado público, que depende de las inversiones de las diferentes administraciones y que, siendo honestos, es casi imposible de predecir”, admite el director general de WSP Spain, que echa de menos una estabilidad en las partidas presupuestarias que acabe con los habituales picos y valles que hacen muy difícil cualquier planificación y complican la organización de la actividad en las empresas. En lo que se refiere a la situación actual, celebra los planes de inversión de Adif, que han convertido el ferrocarril –un área en la que la empresa cántabra es especialmente activa– en el principal generador de proyectos.

En el resto de líneas de negocio, en las que es más sencillo contar con indicadores fiables, el optimismo aparece como nota común, con mínimos matices en cuanto a la intensidad del crecimiento esperado. En edificación, explica Manuel Pérez, el dinamismo llega de la mano de las inversiones industriales y hoteleras, con las oficinas en un plano más discreto y con el mercado residencial estable. “Incluso con tipos de interés elevados, la demanda ha aguantado bien el tirón. Si vienen más bajos, como es de esperar y sin necesidad de que lleguen a los niveles a los que llegaron a estar, las inversiones van a subir seguro”.

Con todo, las mejores perspectivas las aportan las áreas de Energía y Medio Ambiente. En este último ámbito, el gerente de WSP Spain cree que España tiene todavía que recuperar mucho terreno en relación con los países de nuestro entorno, lo que forzosamente motivará la puesta en marcha de proyectos. Y en buena medida relacionado con esto, pero sobre todo con los objetivos de electrificación que ha planteado la UE, las actuaciones en materia energética tendrán el máximo protagonismo en los próximos años. “En redes eléctricas, en distribución, en instalaciones, en mantenimiento… no nos hacemos idea del volumen de inversión que va a ser necesario para atender lo que está por venir”, concluye Manuel Pérez.