La Escuela de Cine y Televisión de Javier Cifrián y Carmen Gutiérrez cuenta con más de 300 alumnos entre los que destacan talentos emergentes como los actores Jacobo Camarena u Óscar Saiz, que ya forman parte de grandes proyectos audiovisuales tras pasar por el trampolín de su sede en el Sardinero. Aunque las propuestas formativas de la escuela van más allá de convertirse en un intérprete profesional, los cursos de interpretación son el principal reclamo de un centro que atrae a alumnos de otras regiones y que se plantea crecer con nuevas sedes.
Ana Bringas | Septiembre 2024
Ser actor en Cantabria o formarse como tal suena difícil, de hecho hasta hace unos años era casi imposible conseguir una oportunidad sin salir a encontrarla, y es que esta región no es precisamente Hollywood. La lista de intérpretes naturales de la popularmente conocida como ‘tierruca’ que han tenido que partir para buscar oportunidades –y también formación– fuera de nuestras fronteras es extensa: Eduardo Noriega (‘Abre los ojos’, ‘El espinazo del diablo’, ‘Los otros’); Marta Hazas (‘Velvet’, ‘El internado’, ‘Las chicas del cable’); o Ruth Díaz (‘Tarde para la ira’, ‘Dolor y gloria’, ‘Ni una más’) son caras muy conocidas del panorama artístico español que en su juventud se mudaron a la capital española para forjar sus carreras y convertirse en lo que ahora son. Este también fue el caso del actor y director Javier Cifrián (Santander, 1973), quien dejó su ciudad natal en 1996 de manera forzosa para seguir su sueño.
Casi treinta años después, con una dilatada carrera a sus espaldas y su meta cumplida, Cifrián se redime con la Escuela de Cine y Televisión de Cantabria. Él, como actor y director, y Carmen Gutiérrez, como gestora cultural, fueron los encargados de impulsar el centro de formación que comenzó su actividad en 2015 y que, a día de hoy, registra una gran demanda por parte de los alumnos, que en este momento son más de 300 de entre 8 y 87 años. La academia funciona como un semillero de talentos en Cantabria para una nueva generación de intérpretes que ya están presentes en los repartos de series y películas.
La idea de poner en marcha una Escuela de Cine y Televisión en Santander surgió por la “espinita” de Javier Cifrián, que se inició en el mundo de la interpretación por casualidad. Recuerda cómo un amigo le invitó a una obra teatral en la que participaba en el Palacio de Festivales: “De repente me pegó un flechazo, supe que eso era lo que quería hacer con mi vida. Al día siguiente me apunté allí a un curso de cuatro horas semanales y me quedé con muchas ganas de seguir aprendiendo”, confiesa. En ese tiempo, el emblemático Palacio de Festivales santanderino constituía la única opción a la hora de recibir formación teatral en Cantabria, y los interesados en recibir clases en una escuela oficial de arte dramático debían escoger entre Madrid, Barcelona, Sevilla o una nueva alternativa: Canarias. Hasta allí viajó Cifrián porque, tal y como detalla, el profesorado provenía de las mejores escuelas de interpretación europeas.
Una vez graduado y ya durante el ascenso de su carrera, viajó por toda Europa de la mano de una compañía teatral y se introdujo en el cine y la televisión. En el transcurso de ese tiempo una idea resonaba de manera constante en su cabeza: “En mi tierra no hay nada de esto” y, con ella, la propuesta de tomar la iniciativa y “montar algo parecido”, pero esa sugerencia siempre llegaba en compañía de varios desafíos que la hacían parecer abocada al fracaso: “En Santander hay poca gente, no sé cuánto interés generará, dónde puedo encontrar apoyo…” eran interrogantes a los que finalmente al actor hizo frente y, con todo, se aventuró a pedir el respaldo del Gobierno de Cantabria, en concreto del área de Cultura, para emprender y convertir en realidad su escuela. “Nos cedieron un espacio los sábados por la mañana en el Palacio de Festivales”, explica, y allí, en el mismo espacio donde se produjo su flechazo con la interpretación, arrancó el germen de la actual academia.
“Los cursos se llenaban”, rememora con cierto regocijo, “entre 60 y 70 personas se quedaban fuera anualmente, lo que nos hizo ver que la idea funcionaba muy bien. Buscamos otras localizaciones para impartir clases de arte dramático y fuimos alquilando salas, pero nunca ofertábamos las suficientes plazas, daba igual si eran cursos dirigidos a niños o de interpretación para adultos. Así que hace tres años –los cumplirán en octubre– nos instalamos en la Plaza Rubén Darío del Sardinero”. En cuanto al local que alberga el centro, su director describe que son 150 metros cuadrados divididos en dos estancias: un hall de entrada y un plató diáfano que ocupa la mayor parte del espacio. En ese lugar es donde se desarrolla la acción: ”Aunque a veces nos desplazamos a rodar en la playa o los jardines aledaños al edificio”, matiza el actor santanderino.
Las clases
Hoy por hoy la Escuela de Cine y Televisión ofrece seis tipos de clases impartidas por profesionales en activo como Adrián Alonso, Lorena Güemes o el propio Javier Cifrián, que abarcan Cine y TV Infantil (de 8 a 12 años), Cine y TV Juvenil (de 12 a 17 años), Interpretación, Entrenamiento Actoral, Cine Musical y Curso de Cortometrajes. Este último se trata de una nueva propuesta que arrancará en octubre de este año de la mano de Guillermo Sanz, un galardonado cortometrajista cántabro. Cada semana se imparten 22 sesiones, de las cuales una veintena se desarrollan de lunes a sábado en su sede del Sardinero y las dos restantes en la filmoteca de Cantabria. A razón de 15 alumnos por clase, se traduce en unos 330 estudiantes en total y seis empleados fijos para atenderlos. Las tarifas de cada formación oscilan entre los 59 y los 89 euros mensuales y los 499 y 750 euros el curso completo que comprende de octubre a junio. Además, el negocio de Cifrián y Carmen Gutiérrez también gestiona el aula de teatro de la Universidad Europea del Atlántico y organiza diferentes campus, como los campamentos de cine del Ejecutivo de Cantabria u otros que se desarrollan en época estival o en periodos no lectivos en colaboración con ayuntamientos.
En efecto, las sinergias con organismos públicos, espacios culturales o centros educativos es uno de los principios de la escuela que protagoniza varios proyectos centrados en acercar el cine a municipios cántabros como Villaescusa, Los Corrales de Buelna o Camargo. Se trasladan hasta diferentes localidades para enseñar a los jóvenes de 12 a 17 años a producir cortometrajes que después se presentan al Festival de Santander. Asimismo, colaboran con la Consejería de Economía, Hacienda y Fondos Europeos en una iniciativa pensada para dar a conocer Europa a través del cine y también trabajan con colegios e institutos para inculcar el gusto por el séptimo arte.
No obstante, la línea de negocio más rentable es la interpretación de adultos. “En todos los cursos de esta materia hay lista de espera. Yo tengo una clase de entrenamiento actoral, dirigido a quienes quieren dedicarse de manera profesional a la actuación, con 17 alumnos desde hace cinco años y no se ha marchado ninguno”, especifica el director, a lo que añade que todas las plazas están cubiertas y “hay solicitudes de una treintena de personas”. Es evidente que hoy la escuela es una máquina bien engrasada que marcha sin obstáculos dada la demanda que registra, pero empezó siendo para sus fundadores una actividad complementaria. “La evolución de todo actor es pasarse a la dirección, pero creo que otro tipo de progreso es la docencia”, indica el intérprete que comenzó a dar clases de la mano de la actriz Rosa Casuso, quien le propuso iniciar un curso que constató el interés de los cántabros por este tipo de formación al quedarse 60 personas fuera. “Descubrí que la docencia me llena tanto o más que la interpretación, de hecho me han llamado para rodar algunas series que implican desplazarse a Madrid por un año y lo he rechazado. Con 50 años, no es que haya llegado a tocar techo y volver, pero me siento muy realizado con mi profesión. La aceptación que tiene la escuela nos está llenando mucho, estamos muy a gusto y se ha convertido en nuestro principal negocio, aunque siga trabajando en series y películas”, concede.
Éxito de la escuela
A la pregunta sobre la clave del éxito, Cifrián alude a su fórmula de trabajo, que se distancia de la más habitual -–el método Stanislavski, que pasa por utilizar la memoria emocional como principio para realizar una interpretación creíble– y utiliza en su lugar el juego teatral, que implica ‘jugar a ser’. El actor esgrime esta razón para justificar que su escuela cuente incluso con alumnos que se desplazan de otras comunidades: cinco alumnos del País Vasco, dos vienen de Asturias y, a los cursos intensivos de fin de semana, que cuentan con la participación de intérpretes y directores de renombre, acude incluso gente del extranjero, por eso y porque “muchos de los actores que han pasado por la aulas han sido seleccionado para rodar anuncios series y películas”. En esa categoría están Óscar Saiz (Santander, 1981) y Jacobo Camarena (Santander, 2003), ellos, como Javier, vivieron el “flechazo” de la interpretación.
A sus 20 años de edad, Camarena asegura que está “enamorado” de la profesión desde niño, y cuando vio la película de Bayona ‘Lo imposible’ algo se removió en él. “En mi vida había contemplado algo tan triste y bello a la vez. Era muy pequeño para saber que lo que sentía era pasión por la interpretación”. Sin embargo, una vez más la chispa de la casualidad –o el popular algoritmo de Instagram– hizo su efecto. “El móvil nos escucha, por eso me empezaron a aparecer anuncios de la Escuela de Cine y Televisión de Cantabria y empecé participando en un curso intensivo con 14 o 15 años”. Fue el impartido por Gracia Querejeta, al que siguió el taller de Devora Borque, directora de casting de la serie de TVE HIT. Así comenzó su carrera profesional, gracias al fichaje de Borque en la academia. Camarena se siente “muy agradecido”: “Era una muy buena manera de empezar en una producción de nivel nacional de la que yo era súper fan. La escuela es lo más, me encanta y mi primera oportunidad laboral vino con ellos. Es una suerte tener a Javi en Cantabria y que traiga a sus contactos a Santander”. Ahora el santanderino sigue formándose en su ciudad natal y tiene “algunos proyectos” entre manos de los que poco o nada puede desvelar.
Más sonado es el debut de Óscar Saiz, quien, de la mano de Rodrigo Cortés, se ha adentrado en la industria cinematográfica con ‘Escape’, una película con Mario Casas como protagonista y Martin Scorsese en el papel de productor, todo después de pasar por las clases de Javier Cifrián. Su entrada a la interpretación vino precedida por unas lecciones de música. “Cantando me di cuenta de que se me daba bien interpretar, así empecé en la escuela”, manifiesta. “Ahora mismo ambas disciplinas están al mismo nivel, aunque de profesión soy informático”, destaca con cierta ironía cuando comenta lo que ha supuesto para él la interpretación: “He decidido quitar de mi vida lo que no me llena el alma”, por lo que ha dejado su trabajo para centrarse en su pasión, aunque admite que todavía no es consciente del salto. Sobre la interpretación detalla que “el salto es hacia dentro” y ahora “se siente más libre y se conoce más”.
Visto el rendimiento del negocio, Javier Cifrián, como director de la escuela proyecta un futuro con más sedes en Cantabria y también fuera de ella a largo plazo. “Hay pocos centros formativos así, centrados en cine y televisión y no tanto en teatro”, apunta y fija su vista en emplazamientos como Torrelavega para responder la demanda de la zona occidental o Castro Urdiales o Laredo para hacer lo propio con la oriental. “A lo largo de los años nos gustaría abrir en otras provincias”, concluye el actor.