La Dirección General de Turismo confirma su intención de aprobar a lo largo del verano el nuevo decreto que regule los pisos turísticos en Cantabria, para cuya elaboración anuncia que abrirá en breve un proceso de consulta pública. De su parte, los principales agentes del sector reclaman igualdad de condiciones para este modelo de negocio que prolifera sin control y que los administradores de fincas reconocen que ha cambiado para siempre la vida en las comunidades de propietarios.

Manuel Casino |  @mcasino8 | Febrero 2024

El turismo en Cantabria vivió el pasado año un auténtico boom. Así lo adelantaba en diciembre el director general de Turismo, Gustavo Cubero, quien entonces ya hablaba de “año histórico” en cuanto a visitantes recibidos, y lo ha refrendado los últimos datos sobre turistas extranjeros publicados hace unos días por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que señalan a la comunidad cántabra como uno de los tres destinos, junto al País Vasco y Asturias, que más crecieron respecto a 2019, y también en el último año, reafirmando de este modo el creciente tirón del norte de España como lugar de vacaciones preferido por los viajeros que en verano buscan escapar del calor extremo.

Este récord de visitantes –y también de gasto– registrado el pasado ejercicio confirma al turismo como una de las principales locomotoras de la economía regional, pero abre el debate, si es que se había cerrado alguna vez, de la sostenibilidad de un sector en el que de un tiempo a esta parte, pero especialmente a lo largo de los últimos años, un nuevo actor ha venido a poner patas abajo el modelo tradicional de oferta vacacional: las viviendas de uso turístico (VUT).

El crecimiento desmesurado de este tipo de alojamientos que generalmente permite a los viajeros opciones más baratas y flexibles, y a sus propietarios la oportunidad de obtener rendimientos más altos a los de los clásicos alquileres, ha destapado la dificultad de ponerlos bajo control, pese a los muchos intentos de las distintas administraciones por regular una actividad contra la que claman tanto asociaciones de turismo, que ven en estos pisos turísticos una competencia desleal, como muchos vecinos de los inmuebles afectados y otros particulares que, a raíz de su proliferación, han visto cómo se infla el precio de la vivienda a la par que se reduce la oferta de arrendamientos residenciales.

10.000 pisos turísticos en Cantabria

Según los datos facilitados por el Gobierno de Cantabria, a 31 de enero hay 2.081 viviendas de uso turístico autorizadas en la región, que en su conjunto ofertan 9.493 plazas. Santander, con 587 pisos turísticos, lo que representa el 28,2% del total, encabeza un listado en el que solo Comillas, San Vicente de la Barquera y Suances superan con 125, 120 y 103, respectivamente, el centenar de licencias legalizadas.

El INE, por su parte, en su última estadística conocida reflejaba que en Cantabria existían 6.920 viviendas turísticas en agosto de 2023, un 10% más que doce meses antes y un 41,6% más que en 2020.

Frente a estas cifras, la Asociación de Turismo Rural de Cantabria lleva tiempo denunciando el exponencial aumento de este tipo de alojamientos en la región, que según sus estimaciones ronda ya los 10.000, pero de los que calcula tan solo un 15% estarían legalizados. Para su vicepresidenta, Cristina Domínguez, el excesivo aumento de VUT –“que no solo existen en las grandes ciudades, sino también en pequeños núcleos urbanos”– supone una amenaza para el futuro de los 200 establecimientos asociados –palacios y casonas, posadas, viviendas rurales y cabañas pasiegas–, “todos debidamente inscritos en el registro oficial del Gobierno de Cantabria y que ofrecen una estancia legal, segura y, sobre todo, auténtica”, según recalca.

Cristina Domínguez, vicepresidenta de la Asociación de Turismo Rural de Cantabria. Foto: Nacho Cubero

 

Tras insistir que lo que reclaman es la igualdad de condiciones para todos, Domínguez expresa su confianza en que surta efecto el plan de choque que acaban de elaborar para evitar la pérdida de clientes que estas viviendas sin registrar están provocando entre muchos de sus asociados, especialmente durante los meses estivales. “Aún es poco pronto para valorar su eficacia, pero nuestro objetivo principal es que el huésped pueda identificar si está contratando un alojamiento legal o ilegal porque, al aparecer todos en las mismas plataformas digitales, hoy por hoy no hay forma de saberlo”, explica. “Queremos que el cliente sepa y pueda diferenciarnos”, insiste antes de detallar que para ello acaban de editar una guía con información actualizada de sus alojamientos –en papel y formato digital– que, además, se identificarán a partir de ahora con una placa de cerámica personalizada en su exterior en el que, junto al distintivo de la asociación, también figurará el número de registro legal en Turismo.

Una diferenciación que Domínguez también vincula a los servicios que prestan todos sus asociados. “Todos nuestros alojamientos están comprometidos con la sostenibilidad y con minimizar el impacto de su actividad. Trabajamos con productos de km. 0 y ofrecemos servicios de calidad ligados al entorno natural y cultural en el que nos ubicamos”, argumenta para diferenciarse de la oferta “intensiva y sin ningún compromiso y seguridad” que a su juicio representan las viviendas de uso turístico sin autorización.

Ante estas quejas y la constatación de que muchos estos pisos operan sin ningún tipo de control, Cubero ha venido sosteniendo en repetidas ocasiones que la regulación de las viviendas de uso turístico es una prioridad para su departamento en la que vienen trabajando desde hace tiempo con el fin de que el nuevo decreto que regule este tipo de negocios, que sustituirá al aprobado sin demasiado éxito en 2019, esté “muy avanzado” para cuando llegue el verano.

Desde la Consejería de Turismo se está trabajando en una regulación de las viviendas de uso turístico que sustituya al decreto aprobado sin demasiado éxito en 2019

A preguntas de esta revista, el director general de Turismo no ha comprometido una fecha concreta para su publicación porque, destaca, se trata de un decreto de gran complejidad técnica y una problemática que afecta a diferentes cuestiones como la actividad económica, la vivienda, la convivencia o la seguridad ciudadana, por citar algunas. Según subraya, en la actualidad se está finalizando el trabajo previo de estudio de la normativa existente, así como las afecciones a las competencias municipales, una cuestión que, recalca, hace de este decreto un texto complejo en su elaboración. “El próximo paso será abrir el proceso de consulta pública y recibir las aportaciones de todos aquellos ciudadanos o colectivos que quieran hacerlas. Se recibirán y estudiarán para ver qué se puede incluir en el decreto, siempre que se ajuste al marco legal y a nuestras competencias. Se avanza, pero no hay un calendario cerrado, aunque mantenemos nuestra intención de que a lo largo del verano pueda entrar en vigor”, matiza.

Tras asegurar su intención de garantizar la participación de todos los sectores implicados, Cubero reconoce que en los últimos meses su departamento ha recibido una gran cantidad de solicitudes a las que tratan de dar ir dando respuesta, ya sea para inscribir, comprobar la veracidad de las declaraciones responsables o para acordar el inicio de la cancelación del establecimiento. “Es un trabajo administrativo muy exigente que está suponiendo un gran esfuerzo para el personal de la Dirección General de Turismo, ya que todas las declaraciones responsables se comprueban, como debe ser”, enfatiza.

Elaboración del decreto

Sobre la participación en su elaboración, desde la Asociación de Turismo Rural, que en septiembre pasado presentó al Gobierno regional 400 denuncias contra otros tantos pisos turísticos, sostienen que están a la espera de poder elevar sus propuestas, toda vez que, según Domínguez, hasta la fecha la Consejería de Turismo solo les ha convocado a una reunión en octubre pasado, en la que también estuvieron otras muchas asociaciones y representantes de diferentes ayuntamientos, y en la que les trasladaron su intención de modificar el actual decreto. “Sabemos que están en ello, porque así nos lo han dicho, pero poco más. Estamos de acuerdo en que haya competencia, pero con las mismas reglas de juego para todos. Conocemos varios casos de este tipo de alojamientos extrahoteleros que ni siquiera tienen cédula de habitabilidad. Son garajes o locales comerciales que no cumplen ningún requisito”, afirma contrariada.

Por su parte, el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Cantabria (Cafca), Alberto Ruiz-Capillas, lamenta que Turismo aún no se haya puesto en contacto con ellos para abordar este tema. “Desgraciadamente, nosotros no estuvimos convocados a aquella reunión de octubre o noviembre, y aún estamos a la espera de que la Dirección General de Turismo responda a la cita que le hemos solicitado hace ya varios meses para abordar esta problemática. Parece ser que las agendas deben de estar muy ocupadas”, resume.

Alberto Ruiz-Capillas, presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Cantabria (Cafca). Foto: Nacho Cubero

Pese a que en la mayoría de los casos esta actividad se desarrolla en inmuebles comunitarios, Ruiz-Capillas asegura que no han tenido noticias del decreto que elabora Turismo: “No nos han traslado ni un borrador, ni unas intenciones ni tampoco aspectos concretos que pudieran afectar tanto a las comunidades de propietarios como a los administradores de fincas colegiados. No sabemos por dónde va a ir la nueva regulación, si es que va ser nueva o parecida a la anterior”.

Sobre los contenidos concretos de este decreto, el presidente del Cafca reclama en primer lugar la posibilidad de incluir que las comunidades tengan legitimidad activa para denunciar los casos de viviendas de uso turístico que se estén explotando sin licencia o sin cumplir el reglamento. “Porque uno de los elementos esenciales para nuestros clientes es asegurar que todos los inquilinos, aunque lo sean por un tiempo muy corto, cumplan con las normas comunitarias, los estatutos y los reglamentos de régimen interno”, precisa.

Además, critica el “contrasentido” que, a su juicio, supone que desde la Dirección General de Turismo se estén enviando en la actualidad requerimientos a los secretarios-administradores de fincas para que emitan obligatoriamente un certificado de que en los estatutos o acuerdos de la comunidad de propietarios no se prohíbe o limita esta actividad, so pena de incurrir en una infracción que pudiera acarrear una sanción, un requisito que, recuerda, sí recogía inicialmente el vigente decreto de 2019 pero que se eliminó en una posterior modificación. Para Ruiz-Capillas, la dificultad de extender este certificado “no es baladí”: “No solo se refiere a los estatutos comunitarios, lo que sería relativamente sencillo para los administradores de fincas, sino también a acuerdos comunitarios a lo largo de toda la vida de la comunidad”.

En este caso, explica que puede ser que el administrador de fincas sea el mismo desde que se constituyó la comunidad, pero también puede ser que no, lo que obligaría a éste a leerse todas actas y todos los acuerdos anteriores a su nombramiento. “Esto, además de un absurdo, es una pérdida de tiempo que no está valorada ni pagada”, subraya para reivindicar a continuación que lo deseable sería que bastara con que la persona que quiere solicitar la licencia informara de manera responsable a Turismo o al organismo competente de la no existencia de esas limitaciones o prohibiciones, dejando a las comunidades de propietarios la posibilidad de impugnar o denunciar la concesión de esa licencia si esa declaración no fuera correcta.

Revuelo en las comunidades de propietarios

De otro lado, el presidente de los administradores de fincas cántabros afirma que aún persiste en las comunidades de propietarios el revuelo levantado por las dos recientes sentencias del Tribunal Supremo que avalaron el veto a sendas viviendas turísticas en San Sebastián y Oviedo porque así lo prohibían expresamente sus respectivos estatutos. “Cada vez más juntas ordinarias de comunidades empiezan a incorporar este punto en su orden del día”, admite al tiempo que augura un creciente debate vecinal entre los propietarios que quieren sacar un rendimiento a su inversión y quienes temen que la proliferación de este tipo de viviendas provoque molestias en la comunidad de vecinos.

Con todo, recuerda que a partir de la reforma de la Ley de Propiedad Horizontal (LPH) de 2019, en la que se estableció la potestad de las comunidades de propietarios de limitar esta actividad si así lo decide una mayoría cualificada de tres quintos de la junta, la doctrina se dividió entre quienes entendían que prohibir excede de la acepción de limitar que figura en la LPH, y los que, en cambio, consideraban que una limitación al extremo es una prohibición. “Esta controversia es muy reciente, por lo que aún no ha llegado al Tribunal Supremo, aunque sí a alguna Audiencia Provincial, como es el caso de la de Cantabria, que ha estimado que prohibir sí es una acepción de una limitación al extremo y que, por tanto, se puede prohibir esta actividad con un acuerdo de tres quintos de la junta”, razona sin tomar parte porque, según destaca, no es esta una función que entre dentro de las competencias de los administradores: “Lo somos de todos los propietarios, y solo a ellos corresponde decidir cuáles quieren que sean sus normas de convivencia”.

En cualquier caso, Ruiz-Capillas confirma que las viviendas de uso turístico han alterado la vida en las comunidades de propietarios. “Muchos vecinos no están acostumbrados a ver entrar y salir del portal a ciudadanos a los que no conocen de nada. El paradigma de lo que era tradicionalmente una comunidad ha cambiado y tenemos que acostumbrarnos a estos cambios para, en la medida de lo posible, tratar de regularlos para que no provoquen problemas ni a unos ni a otros. Y aquí, obviamente, el papel de los administradores de fincas colegiados es muy importante, sobre todo para informar y explicar este nuevo fenómeno”, concluye.

 

Hace 25 años llegaba a los quioscos el primer número de ‘Cantabria Negocios’, un hecho que se producía en los albores de Internet y cuando ya se adivinaban notables cambios en los formatos y los contenidos de los medios de comunicación. Además de las poco imaginativas apelaciones a la sorpresa por el tiempo pasado y la manera en que ha podido cambiarnos, la celebración del aniversario da pie a repasar el último cuarto de siglo de la economía regional y también, aunque cueste tomar distancia para ello, la pequeña historia de una revista nacida a contracorriente.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Febrero 2024

Por más que las hemerotecas siempre estén más que dispuestas a confirmar lo rápido e inclemente del paso del tiempo, es en los aniversarios donde ese echar la vista atrás se convierte en algo poco menos que obligado, más aún cuando la efeméride alcanza una de esas cifras proclives a la conmemoración. El cuarto de siglo que alcanza Cantabria Negocios con el ejemplar de este mes de febrero aporta una de esas circunstancias que anima a volver la vista al camino recorrido para hacer una mínima reflexión sobre la forma en que se ha llegado hasta aquí y el horizonte al que nos dirigimos. En una publicación que tiene a las empresas y la economía como ejes de sus contenidos, esa labor implica cuanto menos dos miradas: una hacia aquello que en este tiempo ha venido siendo objeto de nuestro interés, y el de nuestros lectores, y otra que se detenga en la propia historia de una publicación que nació en un momento en el que ya se auguraban cambios en el mercado que no parecían especialmente propicios para esa aventura.

En febrero de 1999, cuando el primer número de esta revista llegó a los quioscos, estos seguían siendo el principal punto de acceso a la información escrita, y los medios impresos el soporte casi único para esos contenidos. Pero Internet se mencionaba ya como el espacio donde en el futuro se encontrarían periodistas y lectores, en lo que se adivinaba como un fenómeno que daría un vuelco a todo lo conocido. En realidad esas previsiones, hechas cuando todavía la mayor parte de la población española no se había conectado a la red, se quedarían cortas al medir el alcance de los cambios que estaban por venir.

Fundada por el economista Eduardo Zúñiga, la revista Cantabria Negocios nació como un medio puramente analógico, sin versión digital y con una redacción en la que la conexión a Internet llegó solo a partir del tercer número. Ambas circunstancias eran comunes todavía en aquel momento y la primera, la puesta en marcha de proyectos informativos sin versión digital, todavía siguió siéndolo durante un tiempo en los albores del nuevo siglo. En todo caso, en pocos sectores el impacto de Internet ha sido mayor que en el de los medios de comunicación, a los que los cambios han tocado tanto en lo referente a formatos y contenidos como a la propia esencia del modelo de negocio. Un poco como consecuencia de todo ello, y en buena parte como parapeto frente a la incertidumbre, en el cuarto de siglo de existencia de esta revista ha habido tiempo de asistir al auge y caída de la prensa gratuita o las televisiones locales, medios a los que se adjudicaba un enorme potencial de crecimiento y que llegaron a captar millonarias inversiones por parte de los grandes grupos de comunicación, para caer después en el olvido. Cantabria Negocios ha dado cuenta de todo ello en sus páginas, y no ha sido inmune a la profunda transformación vivida por el sector.

Cantabria Negocios nació como un medio puramente analógico, sin versión digital y con una redacción en la que la conexión a Internet llegó solo a partir del tercer número.

En la oficina de la santanderina calle de Juan de Herrera que acogió a la revista hasta el año 2013, se dio forma a un primer número que llevó en su portada a Eduardo Rodríguez Rovira, probablemente el cántabro que ha alcanzado mayores responsabilidades en la dirección de empresas farmacéuticas, que compartía protagonismo con Emilio Botín y el análisis de la fusión entre el Santander y el Central Hispano. Esa combinación entre la cobertura de los grandes acontecimientos y la atención a las personas y empresas que, desde un plano más discreto, son verdaderos protagonistas en el acontecer económico fue uno de los objetivos fundacionales de la revista, y una de las señas de identidad que ha mantenido hasta nuestros días.

Más allá de ese compromiso con los contenidos, lo cierto es que la transformación a la que se aludía párrafos atrás es perceptible en casi cualquier aspecto en que se detenga el análisis, desde los que pueden considerarse menores –diferente tipografía, maquetación y logotipo a los actuales– hasta otros que tienen que ver más directamente con lo que hacemos: no existen hoy buena parte de las empresas de las que se hablaba en aquella primera revista, ya sea por circunstancias del mercado o por haber protagonizado fusiones o cambios de propietario, y otro tanto puede decirse de buena parte de los anunciantes. Curiosamente, y por completar el repaso a los contenidos de aquel número fundacional, el Santander y Eduardo Rodríguez Rovira siguen siendo hoy dignos de la atención informativa de entonces, convertido aquel en una entidad financiera con presencia internacional y con el empresario, hoy presidente de honor de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores, dando voz a un colectivo de relevancia creciente.

Portada del primer número de Cantabria Negocios, que llegó a los quioscos en febrero de 1999.

Como cualquier otra empresa que haya transitado por las últimas dos décadas y media, Cantabria Negocios ha sobrevivido a las sucesivas crisis económicas que han marcado este periodo: la primera, la de las ‘puntocom’, pasó casi sin dejar rastro, algo que no puede decirse de la que vino después, el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera posterior que, como en tantas otras empresas, puso en jaque su supervivencia. La última de las crisis globales por las que ha pasado, la de la pandemia, alcanzó a la revista en un momento especialmente delicado, poniendo a prueba lo atinado o no de alguna de las estrategias tomadas hasta entonces y, singularmente, las que sirvieron para enfrentar las consecuencias de gran recesión de 2008.

En aquel momento, cuando los efectos de la crisis financiera se dejaron notar especialmente en el mercado publicitario, Cantabria Negocios contaba ya con una versión digital, tanto de la revista como del ‘Directorio Empresarial’ que edita desde el año 2005, pero no fue ahí donde se asentaron las bases para buscar nuevos mercados. La puesta en marcha de un servicio de elaboración de páginas web y el comienzo de la realización de contenidos en vídeo, cierto que de forma muy incipiente en ambos casos, supusieron el inicio de una estrategia diversificadora que rendiría sus principales frutos años más tarde y, singularmente, tras la vuelta a la normalidad después del estado de alarma sanitaria de 2020.

El parón del confinamiento se produjo apenas unos meses después de otro de esos hitos que han marcado la trayectoria de la revista: el relevo en la empresa editora. Tras la jubilación de Eduardo Zúñiga, fundador y primer director de la publicación, los trabajadores de Cantabria Negocios crearon una sociedad laboral, Maremagno Comunicación SLL, para darle continuidad y potenciar las líneas de negocio con las que se quería diversificar mercados. Pero curiosamente fue la publicación impresa, elaborada en teletrabajo desde los propios domicilios, a la que le cupo la responsabilidad de sostener la actividad de la empresa durante los casi tres meses en los que el resto de departamentos vieron prácticamente paralizado su funcionamiento. Aun con todas las incertidumbres y con las dificultades que hubo que afrontar para sacar adelante esos números, el trabajo de esos días confirmó la vigencia del compromiso de esta revista con sus lectores. Porque, cuanto menos en lo que tiene que ver con esto, 25 años no son nada.

Una nave en el recinto portuario aporta el espacio en el que se desarrolla Boya 14, un programa de apoyo a la creación de empresas puesto en marcha por la Dirección General de Juventud y gestionado por el Centro Internacional Santander Emprendimiento en el que dan sus primeros pasos proyectos creados por jóvenes menores de 35 años. Tras una primera edición que arrancó en 2022, la nueva convocatoria busca ya candidatos para dar continuidad a la iniciativa, abierta tanto a proyectos todavía por concretar como a empresas nacidas con posterioridad a 2019.

Cristina Bartolomé |  @criskyra | Febrero 2024

En un almacén remodelado de la Zona Franca del Puerto de Santander, un grupo de emprendedores diseñan y desarrollan lo que será su proyecto empresarial. Es el coworking Boya 14 ‘La Comba’, un programa de la Dirección General de Juventud del Gobierno de Cantabria, que vio en el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE) un importante apoyo para poder llevarlo a cabo, “dado nuestro conocimiento y experiencia en el fomento de la iniciativa emprendedora”, asegura Manuel Redondo, director de esta entidad promovida conjuntamente por la Universidad de Cantabria, el Banco Santander y el Gobierno regional precisamente para facilitar la conversión de las ideas en proyectos empresariales viables. “Para el CISE supone todo un orgullo y una oportunidad de avanzar en nuestra misión de impulsar la cultura de la innovación y del emprendimiento”, recalca.

En ese espacio físico, gratuito, se crea un entorno dinámico y colaborativo donde varios jóvenes desarrollan sus actividades, conjugando un apoyo formativo con la generación de un ecosistema donde se crean relaciones entre los propios emprendedores de manera orgánica. La suma del espacio y la formación es lo que hace precisamente a este programa diferenciarse de otros, subraya Redondo.

De la mano de expertos, los emprendedores recorren el camino desde la validación de sus ideas hasta la financiación y el marketing. Aunque el director del CISE no rebaja el esfuerzo que se requiere para emprender iniciativas empresariales, recuerda que todos los proyectos necesitan tiempo para consolidarse y define el emprendimiento como un ejercicio de “alto riesgo”. Como en cualquier actividad económica, apunta, el emprendedor está obligado a cumplir con los requerimientos administrativos y tributarios, además de la propia inversión necesaria. “El arranque de un nuevo proyecto empresarial no suele caracterizarse por la disposición de demasiado capital, equipo o tiempo. Esta situación hace que sea una actividad frágil, que se debe apoyar y cuidar con esmero”. Por ello, en el CISE están orgullosos de que la iniciativa contara con jóvenes empresarios desde el inicio del programa, en 2022, algo que esperan que se refrende ahora que se abre una nueva convocatoria.

Tras el camino formativo y la puesta en marcha de la iniciativa empresarial que realizan los emprendedores y en el que cuentan con el acompañamiento de expertos, no existe ninguna relación contractual entre los emprendedores y CISE, “ni durante ni después del paso por Boya 14”, indica Manuel Redondo. “La participación es gratuita y no conlleva para ellos ningún tipo de coste, firma de acuerdo para la toma de participación ni nada parecido”. La relación permanece a título informativo ya que, si lo desean, se les mantiene al tanto de otras acciones impulsadas por CISE u otras entidades que puedan ser de ayuda en siguientes etapas de su travesía emprendedora.

Asier Trancho, director del programa Boya 14. Foto: Nacho Cubero

Formación y trabajo

Asier Trancho es el director del programa coworking Boya 14. Describe que en el día a día cada emprendedor se ubica en su espacio y trabaja en su proyecto. Sobre las 12 del mediodía hacen un descanso y hablan de sus proyectos. “Aquí aprovecho para facilitarles información de interés sobre ayudas o programas y plantearles posibles formaciones o dinámicas, o ellos mismos me dan indicaciones sobre alternativas que les podrían interesar; también les pregunto sobre posibles necesidades o dudas”, explica. Luego vuelven a sus quehaceres hasta la hora de comer, en el que se repite más o menos el mismo proceso, aunque pueden aprovechar otros momentos para hablar entre ellos o hacer consultas, siempre respetando las normas de convivencia del espacio.

Antes de entrar en el programa, se seleccionan los proyectos que lo integrarán mediante una entrevista personal para considerar aspectos como la experiencia, la motivación y la disponibilidad, así como su posible aportación y encaje con el resto de participantes. Los candidatos también han de cumplir algunos requisitos, como el de residir en Cantabria, ser menores de 35 años y que no hayan constituido su empresa antes de 2019.

Además de todas las actividades formativas, los emprendedores reciben ayuda para la búsqueda de financiación a través de encuentros y contactos con perfiles relevantes para sus proyectos. También se les envía información –“bastante interesante”, recalca Asier Trancho– sobre subvenciones y programas de soporte financiero. Todo este apoyo formativo y el contacto con otros perfiles emprendedores han favorecido sinergias y colaboraciones, asegura el director de Boya 14, así como una mejora en la difusión e imagen de sus proyectos. “Además, disponer de un espacio con todas las facilidades les da un empujón para poder seguir enfocados en dar pasos hacia delante en su proyecto, ya que de esta manera se pueden despreocupar económicamente del alquiler de un espacio en el que trabajar y reunirse con sus socios y clientes”, añade.

Arlette de Jesús Hernández: Arboisiere Studio

Arboisiere Studio es la agencia de diseño fundada por Arlette de Jesús Hernández. Se dedica a crear experiencias inmersivas utilizando realidad aumentada. Esta idea de negocio busca ofrecer “experiencias únicas”, define Arlette, que combinen el mundo digital con el mundo real para aportar soluciones creativas a clientes de Cantabria y el resto de España.

Arlette de Jesús realizó un máster en Empresa y Tecnologías de la Información en la Universidad de Cantabria donde descubrió el programa de coworking del CISE, con el que se puso en contacto e inició una experiencia que considera no ha podido ser mejor: “La oportunidad de formar parte del coworking Boya 14 me ha proporcionado un espacio colaborativo, donde puedo conectar con otros emprendedores. Esta red de contactos ha sido invaluable para el intercambio de ideas y colaboraciones potenciales. Ha sido emocionante y desafiante, donde cada día es una oportunidad para aprender y crecer”.

Al igual que sus compañeros del coworking, la promotora de Arboisiere Studio valora como clave del éxito la perseverancia y capacidad de adaptación: “Sé que los desafíos son inevitables, pero enfrentarlos con determinación, intentar ver siempre el lado positivo y adaptarme a lo que vaya surgiendo me ha permitido estar en donde estoy y con ánimos de seguir adelante”.

Arlette confía en que las tecnologías inmersivas, como la realidad aumentada, mixta y virtual, que están “en plena evolución”, llegue un momento en el que sean tan comunes como utilizar un teléfono móvil o una tableta: “Creo que este es el momento ideal para poner sobre la mesa proyectos que exploten todo ese potencial tecnológico”.

Lucía Sierra, promotora de Pura Vena, empresa especializada en llevar la danza a los pacientes oncológicos. Foto: Nacho Cubero

Lucía Sierra: Pura Vena

Lucía Sierra Cano es una de las jóvenes emprendedoras que ha participado en este programa, que conoció a través del propio Centro Internacional Santander Emprendimiento. Pura Vena es su empresa, a la que define como el primer servicio de bienestar español que incorpora la danza para prevenir, emocionar y mejorar el estado de salud de las personas antes, durante y después del cáncer. Para ello aplica el método de ‘psicoballet cubano’ a las necesidades del paciente oncológico. En el Coworking Boya 14 ha conectado con otras personas que se encuentran en su misma circunstancia, lo que ayuda mucho en “un camino solitario y con muchos obstáculos. Si compartes preocupaciones, puedes compartir soluciones”. Lleva en activo dos años, su objetivo a corto plazo es la consolidación de sus servicios en diferentes entidades públicas y la ampliación a entidades privadas y que su plataforma web sea una realidad en 2024. A largo plazo, Lucía prevé aumentar la plantilla y “conseguir que la danza adaptada al cáncer se inscriba en los centros de atención primaria”.

La fórmula, dice, es “trabajo, constancia y esfuerzo” para introducir en el mercado español algo nuevo: “Algunas personas piensan en la danza como una actividad de entretenimiento, pero es una disciplina que va más allá, es un arte que traspasa los escenarios pudiendo aportar mucho a los ámbitos clínico, sanitario y social”. Tras casi una década de investigación, aplicación y adaptación del método de psicoballet y la danza en diferentes hospitales españoles a niños y mujeres con cáncer, asegura, “la experiencia avala esas disciplinas como método de mejora de la salud emocional, reduciendo la ansiedad; la salud física, por la práctica de la danza, y la social, ya que las personas que padecen cáncer encuentran a otras que están en su mismo proceso al hacer la danza en grupo”. De su estancia en el Coworking Boya 14 valora especialmente la formación y el aprendizaje continuo: “El mundo cambia y tienes que estar preparado para adaptarte a él”, resume.

Ana Ceballos, gerente de Nuage Turismo y Eventos. Foto: Nacho Cubero

Ana Ceballos: Nuage Turismo y Eventos

Ana Ceballos Berasategui es gerente de Nuage Turismo y Eventos, que ya se encuentra en el mercado y trabajando en proyectos reales dentro de sus dos ámbitos de negocio: consultoría turística y organización de eventos. La actividad no ha hecho más que comenzar con una serie de trabajos que han impulsado su empresa, explica: “Nuestra actividad se ha enfocado en un primer momento en Cantabria, ayudando a dinamizar el turismo gracias a nuestros proyectos, ahora queremos expandirnos por el territorio nacional. Grandes clientes, tanto de la empresa pública como privada a nivel regional y nacional han confiado en nosotros para hacer realidad sus proyectos, como: Noatum Logistics, Bridgestone, la agencia de desarrollo rural Saja-Nansa, el grupo de acción local Valles Pasiegos o ayuntamientos como Santoña, Ampuero y Limpias”.

Ana descubrió el programa de Coworking Boya 14 del CISE en Internet y se muestra feliz con el hallazgo: “Este espacio es cómodo y agradable y proporciona todas las facilidades necesarias para el desarrollo de mi proyecto. Estoy encantada de haber encontrado este coworking donde además desde el CISE nos proponen gran cantidad de formaciones y nos ponen en contacto con empresarios para seguir creciendo”.

De su estancia en el espacio habilitado en la Zona Franca destaca el aprendizaje diario y el tener que enfrentarse a nuevos retos que le permiten crecer, tanto profesional como personalmente: “Aunque hay momentos de incertidumbre, la satisfacción de construir algo propio, ver cómo va cobrando vida y obteniendo frutos es incomparable. Tengo muchas ganas de seguir avanzando, siendo perseverante y sabiendo adaptarme estoy segura de que llegaré a donde quiero”.

Uno de sus secretos es una recomendación de su madre: “Siempre me dice que sea un junco: mente flexible que se adapta fácilmente a los cambios, ponerse en el lugar de los demás y ser empático. Esto me ha permitido afrontar desafíos con resiliencia y encontrar oportunidades en situaciones difíciles”. Ana lo define como el consejo más valioso y asegura que seguirá aplicándolo: “Sin duda me ayuda mucho a manejar situaciones que se dan en el día a día de la empresa”.

El tráfico de dispositivos aéreos no tripulados no ha dejado de crecer en los últimos años, y se espera que lo haga aún más en los venideros, cuando los drones empiecen a ser utilizados para tareas que todavía no realizan, pero para las que estarán capacitados, como el reparto. El grupo Pegaso, unidad de la Guardia Civil a la que compete la comprobación de permisos de vuelo y verificación del uso correcto de los aparatos en la mayor parte del territorio de Cantabria, ha atendido cerca de 1.200 operaciones de drones en la región a lo largo de 2023. Pese a la cuantía de las sanciones y la gravedad que puede tener un posible accidente, advierten, siguen siendo habituales los incumplimientos, a veces por desconocimiento de la normativa.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Febrero 2024

El pasado 9 de diciembre un vehículo aéreo no tripulado, lo que se conoce popularmente como dron, se estrelló en lo más alto del árbol de navidad de Cartes, que pudo así añadir una singularidad más a su condición de mayor entre los adornos de este tipo levantados en toda Europa. El aparato volaba sin permiso sobre las cabezas de los cientos de personas que en ese momento se encontraban en el lugar. En una situación potencialmente más grave, otro de estos dispositivos interfirió hace algunos meses la maniobra del helicóptero del ‘112’, en la que ha sido una de las incidencias más peligrosas provocadas por un dron en Cantabria. Ambos sucesos motivaron la intervención del grupo Pegaso, la unidad de la Guardia Civil encargada de vigilar el espacio aéreo en la mayor parte de la región –estarían excluidas las áreas urbanas de los municipios de Torrelavega y Santander, que corresponden a la Policía Nacional– y de remitir a la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA) la información para la posterior sanción, que puede ser de un mínimo de 4.500 euros en el caso de Cartes, y alcanzar cifras mareantes para el operador del dron que afectó al vuelo del servicio de emergencias.

El equipo Pegaso atendió en 2023 unas 1.200 operaciones con drones en el territorio que es de su competencia, la mayor parte de ellas dentro de las tareas de control y verificación de vuelos que pueden considerarse rutinarias dentro de su trabajo, y que no suelen dar lugar a sanción alguna. “Los vuelos suelen realizarlos operadores que conocen su trabajo y que por tanto cumplen la normativa, y son muchos más quienes vuelan con todo en regla que quienes infringen la norma, pero sigue habiendo incumplimientos”, resume Eugenio Hoya, responsable de la unidad de Pegaso con base en Cantabria, habituado pese a todo a que siga habiendo quien dice no saber que necesita autorizaciones o permisos para hacer volar uno de estos aparatos: “Pero la ley obliga a todos, a quienes la conocen y a quienes no, y las sanciones pueden ser muy elevadas”, advierte.

La Guardia Civil creó el equipo Pegaso en 2016, inicialmente con una unidad en Madrid y extendiéndolo a partir de 2019 a todas las provincias españolas. Aunque su labor se extiende a la vigilancia y control de todo el espacio aéreo, lo que implica tanto la aviación comercial y ligera, como aeródromos o campos de vuelo, en una región como Cantabria la mayor parte de su actividad tiene que ver con los drones.

Trabajos de control de permisos y documentación sobre el terreno.

En lo que sería una jornada habitual en la base del grupo en el aeropuerto Seve Ballesteros-Parayas, explica el responsable de la unidad cántabra de Pegaso, los agentes revisan el correo electrónico y la aplicación que utilizan para que los operadores comuniquen vuelos y tramiten las autorizaciones. También por vía electrónica se solicita toda la información y documentos que puedan faltar: dueño y piloto del dron, que pueden no coincidir, datos del aparato, seguros… “Intentamos con ello evitar molestar al piloto el día del vuelo, aunque lógicamente también podemos desplazarnos y hacer las comprobaciones sobre el terreno”.

También fuera de la oficina, pero sin salirse de las labores habituales del grupo, se hace el trabajo de vigilancia en zonas especialmente concurridas –las playas en verano, o el Cartes navideño de este último diciembre– o allí donde se haya tenido noticia de un vuelo del que no se tuviera conocimiento previo. A todo lo anterior habría que sumar actuaciones más puntuales, como las que se realizan para dar cobertura de seguridad ante la visita de una autoridad, por ejemplo. La unidad, que opera sus propios drones, cuenta con medios y dispositivos para tomar el control de cualquier aparato no tripulado que vuele de forma irregular para, dependiendo de las circunstancias, obligarlo a tomar tierra.

Pese a que sigue habiendo quien los vende como un juguete, y compradores que los consideran como tal, los drones son aparatos cuya tenencia y uso están muy regulados, incluso en aquellos que por su bajo peso no precisan de ninguna titulación para su piloto. “Es cierto que muchos de los incumplimientos son con drones de menos de 250 gramos, que es verdad que pueden ser operados sin título, pero ello no significa que puedan volar por cualquier sitio”, advierte el responsable de la unidad cántabra del equipo Pegaso, que recuerda que tan solo con las restricciones a las que obliga el espacio aéreo del aeropuerto ya es imposible volar sin permisos especiales sobre la ciudad de Santander y en un área que se extendería hasta Suances o Hazas de Cesto. A ese espacio, denominado CTR por las siglas de Controlled Traffic Region, hay que sumar las limitaciones para volar sobre concentraciones de edificios, zonas de especial protección para las aves (ZEPA) o la prohibición de hacerlo en cualquier punto del parque nacional de Picos de Europa.

Miembros de la unidad Pegaso que opera en Cantabria.

No solo ‘in situ’

Para detectar y denunciar vuelos en zonas vedadas para ello, advierte Eugenio Hoya, no es imprescindible sorprender al infractor en el momento, sino que puede hacerse tras tener constancia de ello por las fotografías o vídeos tomados durante el vuelo, y subidas después a Internet. Una parte del trabajo del equipo Pegaso es, de hecho, rastrear páginas web y redes sociales en busca de un material que es en sí mismo una prueba y que daría pie a requerir al operador la información y los permisos del vuelo que sirvió para tomar las imágenes o, en su caso, tramitar la denuncia correspondiente. Teniendo en cuenta que hoy por hoy el principal uso de los drones es la toma de fotos y vídeos, y que quien lo hace suele tener el impulso de enseñarlos, es relativamente habitual que el infractor se ponga en evidencia al compartir ese contenido.

El desarrollo de la tecnología y las propias previsiones que manejan las administraciones encargadas de gestionar el espacio aéreo apuntan hacia un aumento exponencial de los usos de los drones, y en consecuencia también de las labores de control y vigilancia de las operaciones de vuelo. Teniendo en cuenta la actual carga de trabajo y la carga burocrática que implica cada operación, el riesgo de que ello derive en un cierto colapso del sistema es evidente. Con todo, se apunta desde Pegaso, la misma tecnología que hace posible los vuelos y las nuevas aplicaciones de los drones dotará también de herramientas a los encargados de vigilarlos.

Hoy en día, los agentes desplazados sobre el terreno ya pueden detectar cualquier dispositivo en vuelo en kilómetros a la redonda, registrando todos los datos del aparato y de quien lo opera. También existen medios fijos de detección y neutralización de drones en torno a determinadas instalaciones –los tienen, por ejemplo, los estadios de los equipos que compiten en la Liga de Fútbol Profesional, como los Campos de Sport del Sardinero–, una tecnología que en Madrid cubre ya la práctica totalidad del espacio urbano: “Eso acabará extendiéndose a todo el territorio, porque el incremento que esperamos en los vuelos es exponencial”, pronostica el responsable de la unidad de Pegaso de Cantabria.

En un momento en el que el comercio textil se enfrenta a su enésima crisis, una pequeña empresa con tienda en Maliaño mantiene un constante crecimiento en sus ventas a partir de un modelo que combina la venta presencial y por Internet, con un catálogo en el que tienen una sólida presencia los diseños propios, la renovación de colecciones es constante y el compromiso por el ‘low cost’, innegociable. Después de siete años en el sector, más de 700.000 seguidoras en redes sociales y una facturación que se mueve en el entorno de los dos millones de euros, la empresa se plantea nuevos retos, con la expansión internacional como primer objetivo: “Tanteamos vender en otros dos países europeos, y nos dio tan buen resultado, que en breve arrancamos de manera definitiva”, anuncia Gema Constanza, CEO de Heve Moda.

Cristina Bartolomé |  @criskyra | Febrero 2024

El galardón ‘Mujer emprendedora’ de la VIII edición de los Premios Emprendedores de Cantabria organizados por ‘El Diario Montañés’ recayó este año en Gema Constanzo, fundadora y CEO de Heve Moda, un comercio textil que comenzó su trayectoria en 2014 y que diseña y fabrica prendas únicas, calzado y accesorios, además de poner a la venta otras marcas europeas. Heve Moda SL nació en 2016 de la mano de esta empresaria santanderina apasionada por la moda. Cuenta con una tienda física en Maliaño y una tienda ‘online’ con la que ha conseguido llevar a toda España sus prendas ‘low cost’. Es en esa combinación de factores –diseños exclusivo a buen precio, tienda presencial y venta también por Internet– sobre la que la empresa ha sostenido su actividad, siguiendo las últimas tendencias del sector textil y renovando las colecciones con mucha frecuencia.

Por más que la fecha que figura en el registro tenga una consideración más o menos oficial a la hora de certificar el momento fundacional de la empresa, Gema Constanzo considera que el proyecto en realidad nació antes, cuando tenía la ilusión de abrir su propia tienda y hacer lo que más le gustaba: “Casi por casualidad, de paseo por Maliaño, mi marido y yo vimos un local que nos gustó, empecé a estudiar la posibilidad de establecernos allí… Pocos días después ya teníamos el local y empezamos la reforma”.

Con independencia de dónde se sitúe el punto inicial, los años de trayectoria de la tienda han confirmado un éxito en el que “ni de lejos” pensaba la fundadora de esta empresa textil, y ello a pesar de la confianza que tenía en su idea y en ella misma: “No fueron pocas las personas que me dijeron ‘cómo se te ocurre Maliaño’, o ‘en esa calle no hay comercio’ o ‘cómo no te instalas en Santander’…, Pues bien, yo lo tuve clarísimo siempre, buen producto y buen precio, y me decía ‘me va a ir bien’”.

Desde el principio, la tienda apostó por las redes sociales y en menos de un año contaba ya con 80.000 seguidoras, un hecho que impulsó la apertura del canal de venta online: “Al lanzar la web, conseguimos dirigir todo ese flujo a nuestra plataforma ‘e-commerce’”. El éxito de ventas no tardó en llegar, en gran medida gracias a un esfuerzo para estar “constantemente pendientes” de que la tienda ‘online’ cubra todas las necesidades de las clientas. “Para ello ha habido que ampliar plantilla y diversificar funciones”, explica Gema, que a la vista de los resultados es tajante a la hora de hacer balance: “Indudablemente todo ello ha merecido la pena”.

Gema Constanzo, junto al resto de trabajadoras que componen el equipo de la tienda Heve Moda, en Maliaño. Foto: Nacho Cubero

Dinamismo y amplia oferta

La CEO de Heve Moda SL explica el éxito de su empresa a partir de tres factores fundamentales: bajos precios, renovación de colecciones y servicio al cliente. “El 98% de nuestra colección cuesta menos de 20 euros”, recalca Gema Constanzo, que asume que mantener esos niveles, y hacerlo durante todo el año, es un reto diario a todos los niveles: “Con enorme esfuerzo y entusiasmo conseguimos que así sea”. A esa dificultad hay que sumar la renovación constante de prendas, ya que “absolutamente todos los días” llegan a las instalaciones de la empresa entre 10 y 20 nuevas referencias, disponibles tanto en la tienda física como en el canal de ‘e-commerce’. La rotación de productos es “enorme” y esto significa para Gema que “Heve es sinónimo de dinamismo y renovación”. Y el tercer factor es la atención a las clientas, que son “la base de Heve”, y que define como «exquisita»’: “Contamos actualmente con una comunidad de más de 700.000 seguidoras y a ellas nos debemos. Por ello damos absoluta prioridad a todas las consultas y peticiones, y atendemos correos y redes sociales los 7 días de la semana”.

Entre un 20 y un 25% de la colección es de diseño exclusivo, la propia Gema y otra persona de su equipo se encargan de crear los modelos manteniendo la línea Heve, “con prendas sencillas, muy ponibles” dirigidas a un público que, explica la fundadora de la empresa, es hoy más amplio que antes de la pandemia, cuando su ‘target’ eran mujeres de entre 30 y 50 años. En este momento el rango de edad se ha ampliado y abarca de los 26 a los 56 años. También ha variado el tipo de clientas: “Ahora nuestro producto lo compran mujeres de distintos ámbitos socio-económicos, a diario enviamos pedidos a estancos, estaciones de servicio, clínicas, comercios de todo tipo… lo cual nos hace inmensamente felices”, subraya. El resto de las prendas, la mayor parte de la colección, es de confección europea. Desde hace años Heve se nutre de producto manufacturado en Italia y Francia. Según Gema, esto aporta dos beneficios muy significativos que pueden repercutir en sus clientas: “Podemos afrontar la demanda de prendas con alto volumen de venta en apenas 3 o 4 días laborables, de modo que los productos que más rápido se agotan se reponen casi de forma inmediata. Y en segundo lugar, por la cercanía con ambos países, ahorramos considerablemente en transporte”.

Las redes sociales son básicas para el crecimiento de la empresa y para estar en contacto con sus clientas. Foto: Nacho Cubero

El ‘e-commerce’, la llave del éxito

Gema Constanzo piensa que posiblemente su negocio textil fue pionero en Cantabria apostando por el canal de venta electrónica, aunque no considera que este paso haya sido lo más difícil, sino la constancia para superar las dificultades con las que es inevitable encontrarse en la distribución textil: “Lo complicado en estos tiempos no es abrirse paso vendiendo ‘online’, sino mantenerse. Nos estamos enfrentando estos últimos años a circunstancias inesperadas que tocan negativamente nuestro sector, subidas de intereses, subida de precios en productos necesarios, altas temperaturas en meses fríos…”.

Frente a ello, el canal de ventas por Internet se ha revelado clave en el éxito del negocio, aunque su propietaria no oculta el esfuerzo que ello implica: “Es necesaria mucha organización y gran rigurosidad”, subraya Gema, que explica todo lo que hay detrás de la tienda electrónica y la venta por Internet: “El trabajo está completamente protocolizado, dos compañeras se encargan de crear el producto para la tienda ‘online’, lo describen detalladamente, indican medidas, composición, y suben las fotos. Otras dos compañeras se ocupan de contestar correos electrónicos, redes sociales, chat y teléfono. Y finalmente, otras dos compañeras preparan los pedidos”. A ello hay que sumar, añade, la labor de otro profesional que se ocupa de optimizar los procesos de usabilidad de la tienda ‘online’ y el posicionamiento SEO. Los resultados son obvios y cuantificables: la web y el comercio ‘online’ de Heve Moda aportan el 85% de las ventas totales de la empresa. “Y cada año mejoramos las ventas”, asegura Gema Constanzo, que desde Maliaño y a través de la web es capaz de realizar entregas en apenas 24/48 horas a toda la península, Islas, Ceuta, Melilla, Andorra y Portugal. Mientras, la tienda física, atendida por cuatro personas y ubicada en la Avenida Menéndez Pelayo de Maliaño, y a la que acuden clientas de Cantabria y otras comunidades vecinas, también es el punto de recogida de los pedidos realizados a través de www.heve.es

Tras siete años en el sector, la CEO de Heve Moda se plantea nuevos retos, entre ellos, la expansión: “Hemos tanteado vender en otros dos países europeos, y nos dio tan buen resultado que en breve arrancamos de manera definitiva”.

La tienda física de Heve Moda, en Maliaño. Foto: Nacho Cubero

‘Low cost’, un sector seguro

La llamada moda ‘low cost’, centrada en prendas de vestir de bajo coste, está vinculada al concepto de ‘fast fashion’, basado en una producción rápida y masiva de ropa que sigue las últimas tendencias. Se trata de una opción para consumidores que no quieren o no pueden gastar mucho dinero en ropa, pero no por ello quieren renunciar a una estética actual. Seguir esta línea dentro del sector textil es una adaptación a las necesidades de una sociedad que está en continua evolución, opina Marta Constanzo: “Desde ya hace tiempo se ha hecho maravillosamente compatible un bolso caro con un jersey ‘low cost’, y unas deportivas de marca con un ‘denim’ de Heve. Creo que muchas mujeres sentimos la necesidad de renovar armario, de vernos monísimas con ropa nueva, y la situación económica actual no permite lo que quisiéramos… Ahí es donde nosotras proporcionamos ese trocito de felicidad”.

Los resultados de esta apuesta de la empresa cántabra son muy positivos, con una facturación anual que ronda los dos millones de euros, tras cuatro años manteniendo una línea de precios súper ajustada, una estrategia esta última que no está en cuestión: “No tengo ninguna intención de subir precios en el año 2024”, afirma Gema. Aunque no dispone de un dato concreto sobre cuántas mujeres de Cantabria han comprado moda alguna vez en su tienda, asegura que la ve en cualquier parte: “No hay día en que no vea mujeres vestidas de Heve por la calle, en el supermercado, en el instituto de mi hija… ¡Qué ilusión me hace esto!”. En invierno, explica, el punto se lleva la palma – “nuestras clientas nos compran jerseys de tres en tres”– y, en verano, el vestido: “Solemos tener hasta más de 100 modelos distintos”, concluye.

Tras veinte años al frente de un centro deportivo, Sylvia de Miguel regresa ilusionada a Torrelavega con el objetivo de desarrollar proyectos trasversales para el Grupo Siecsa, la empresa de sus padres en la que comenzó a trabajar y ha desarrollado toda su carrera profesional y de la que hoy es consejera. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas (ADE), De Miguel reconoce que se apunta a un bombardeo y que lo suyo es la comunicación y la formación. Abrumada por el reconocimiento otorgado por la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria (Admec), asegura que su mayor reto pasa por mejorar y hacer crecer el legado empresarial recibido y apuesta por una revisión de la educación con una clara visión de futuro.

Manuel Casino |  @mcasino8 | Enero 2024

Pregunta.– De casta le viene al galgo. ¿Siempre quiso ser empresaria o soñó alguna vez con ser otra cosa?
Respuesta.– No. La verdad es que lo he tenido muy claro. Siempre he sabido que mi carrera profesional iba a estar vinculada a la empresa familiar. No he dudado en ningún momento. No tenía claro en qué responsabilidad, pero sí sabía desde muy pequeña a qué me iba a dedicar. Es lo que he visto en casa. Tengo el ejemplo de mis padres que se han dedicado toda su vida a la empresa y qué mejor que continuar con su legado.

P.– En Cantabria hay apellidos que lo dicen todo. Botín, Huerta, Álvarez, Lostal… ¿Y también De Miguel?
R.– Bueno. El apellido es algo que no se elige. Yo he tenido la fortuna de nacer en el seno de una familia muy emprendedora y al final no solamente se trata de un apellido, sino de intentar estar a la altura del mismo.

P.– Dice ser una apasionada de la gestión, la comunicación y la transformación digital. ¿De algo más?
R.– De la formación. Me siento una novata que necesita estar aprendiendo constantemente. Vivimos en un mundo en cambio permanente y la aceleración de este cambio es impresionante. Me gusta mucho la formación, la comunicación y la gestión de equipos. Es en los ámbitos profesionales en los que me siento más cómoda. Y creo que en la cuestión de la transformación digital es donde las siguientes generaciones de las empresas familiares más podemos aportar.

P.– La mujer va ganado poco a poco espacio en las grandes empresas, incluida la suya, pero quizá con más esfuerzo y tesón del necesario. ¿Aún se necesita visibilizar el trabajo de las mujeres para poder romper los moldes que asocian el mundo de la empresa a los hombres?
R.– El papel de la mujer es fundamental en cualquier proyecto. La sociedad y las empresas no se pueden permitir renunciar al 50 % del talento. Creo que cada vez estamos más implicadas en la toma de decisiones de las empresas dentro de un proceso que se ha ido construyendo de manera natural, si bien es cierto que en muchas ocasiones pecamos de discretas. Al final, nos gusta hacer, pero nos cuesta más dar ese paso hacia adelante y contarlo. En cualquier caso, tanto en Cantabria como en España contamos con grandes ejemplos de empresarias y directivas que están al frente de sus organizaciones y son una inspiración para las que venimos detrás. Se trata un poco de que con el ejemplo también inspiremos y empoderemos a las niñas. En este sentido, me gustaría destacar la labor de la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria (Admec) para visibilizar el papel de la mujer en la empresa.

P.– ¿Por qué cuesta tanto retener el talento?
R.– Si lo supiera seguramente no estaría aquí trabajando (risas). Es uno de los retos. Las empresas debemos hacer un esfuerzo extra a la hora de desarrollar planes personalizados de gestión profesional para cada persona. Eso es algo en lo que venimos trabajando desde hace algún tiempo en todas las empresas del Grupo Siecsa. Tratar a cada trabajador de forma individualizada y poner en común las necesidades que nosotros tenemos como organización con las necesidades de desarrollo personal y profesional de cada empleado. Yo pongo el foco en la personalización y en la formación continua.

Sylvia de Miguel, junto a su padre, Juan de Miguel, presidente del Grupo Siecsa. Foto: Nacho Cubero

P.– Como mujer y empresaria, ¿cuál diría que es el mayor reto que tiene por delante?
R.– No haría distinción entre géneros. Nos enfrentamos por igual a desafíos como la retención de talento a la que ahora aludíamos, tratar de que nuestros equipos sigan siendo los mejores, o desarrollar nuevas actividades y apostar por la innovación para adaptarse a este mundo en perpetuo cambio. Personalmente, mi reto pasa por ser capaz de aportar valor real a la empresa. De intentar mejorar y hacer crecer el legado que mi hermana y yo vamos a recibir para seguir siendo líderes en los sectores en los que participamos.

P.– Hasta hace unos días se movía entre la gestión de una empresa constructora en Torrelavega y la dirección de un centro deportivo en Santander. ¿Qué tienen en común dos mundos tan diferentes?
R.– Al final en el centro de la gestión de cualquier empresa están las personas. Lo primero, el equipo; después, los clientes, los proveedores y todos los grupos de interés con los que trabajamos. Pero todos los sectores tienen en común que en el centro están las personas. Y en el Grupo Siecsa siempre lo hemos puesto por delante.

P.– Las nuevas generaciones ya no quieren subirse al andamio. De hecho, la construcción es un sector muy envejecido en el que sólo el 9 % de los trabajadores tiene menos de 29 años, según los cálculos de la Conferencia Nacional de la Construcción (CNC). ¿A qué lo achaca?
R.– El relevo generacional en la construcción es también un reto muy importante. Por eso, en Siecsa hemos puesto en marcha junto con la Fundación Laboral de la Construcción un programa dual para que los jóvenes que tengan inquietud, pero no tengan ni formación ni experiencia, reciban esa formación teórica-práctica compaginándola desde el primer minuto con un contrato laboral. De este modo, esperamos atraer ese talento joven hacia el sector de la construcción.

P.– Pese a que la automatización de procesos y el uso de las nuevas tecnologías ha aliviado la penosidad de muchas tareas manuales y ha aumentado el número de trabajadoras en perfiles más técnicos y cualificados, lo cierto es que las mujeres tan solo suponen el 11% de los 1,4 millones de empleados que actualmente trabajan en la construcción. ¿Lo encuentra sostenible?
R.– La construcción es obviamente un sector muy masculinizado. No es un secreto que hay determinados puestos en los que el trabajo es muy físico. Pese a ello, nosotros contamos con un plan de igualdad desde 2010, cuando estos planes aún no eran obligatorios. Siempre hemos apostado por un programa de desarrollo profesional igualitario para hombres y mujeres. Dicho esto, si bien es cierto que la mayoría de mujeres que trabajan en el Grupo Siecsa, que alcanzan el 30 % del total de la plantilla, lo hacen en puestos administrativos y directivos, también hay mujeres trabajando en la obra en diferentes perfiles profesionales.

P.– La construcción avanza hacia la industrialización, la sostenibilidad y la digitalización. ¿Hablamos ya de otros forma de hacer las obras?
R.– Sí. Básicamente porque desde el sector se apuesta por una construcción mucho más sostenible. Somos conscientes del impacto de las obras en un entorno que debemos de cuidar y legar en las mejores condiciones posibles. Estamos muy comprometidos con que ese desarrollo sea equilibrado. Hoy en día la sostenibilidad y la transformación digital nos permiten que muchos proyectos se gestionen de una manera más automatizada. Cada vez hay más tecnologías implicadas en el desarrollo de un proceso, desde la creación del proyecto hasta su ejecución. En todas las fases. Y hacia ahí debemos ir porque la tecnología nos ayuda a ser mucho más eficiente y a conseguir esa sostenibilidad que buscamos en el desarrollo del proyecto.

Sylvia de Miguel recibió el Premio Empresaria 2023 de la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria (Admec). Foto: Nacho Cubero

P.– Hace cinco años decidió dejar de trabajar como franquiciados y apostar por crear su propia enseña de centros deportivos 100 % cántabra. ¿Satisfecha del resultado?
R.– Sí. Cuando empezamos no teníamos un conocimiento profundo del sector. Por eso nos unimos a la anterior cadena. Pero pasado el tiempo y con la experiencia adquirida, decidimos lanzar nuestra marca propia Move&Go. Y la verdad es que el resultado no ha podido ser más satisfactorio. Ya tenemos una imagen muy reconocida y los clientes saben cómo trabajamos. Hemos cogido lo mejor de una cadena nacional y le hemos aportado nuestro pellizco de Cantabria. De ser de aquí.

P.– Los gimnasios se han convertido en el lugar más importante tras tu trabajo y tu casa. ¿Son los nuevos bares del siglo XXI?
R.– Pues la verdad es que son espacios en los que se socializa muchísimo. Antes las personas iban más para adelgazar o ponerte en forma y ahora cada vez más asumen que hacer deporte forma parte de su salud física y mental. Lo ha incorporado a sus rutinas y hoy los gimnasios son espacios muy orientados a la salud y el ocio familiar. No solo vas a levantar pesas. Hoy tienes un abanico de actividades mucho más amplio que el que había hace veinte años cuando comenzamos en Torrelavega.

P.– El Instituto de la Empresa Familiar (IEF) reclamaba no hace mucho el papel de las empresas familiares en el desarrollo social y económico de España y de Cantabria, donde sus asociados representan el 92,1 % del tejido empresarial, generan el 82,5 % del empleo y suponen el 61,8% del PIB regional. ¿Perciben ese reconocimiento?
R.– A grandes rasgos, sí. La sociedad sabe que las empresas familiares somos generadoras de valor. Al final, hay dos cosas que nos definen: la visión a largo plazo, que queremos estar aquí mucho tiempo; y el arraigo al territorio, que somos cántabros, de Torrelavega para más señas, y que aquí vamos a tratar de seguir. Por tanto, la sociedad en general diría que sí, aunque hay cierta clase política que no da a la empresa familiar la importancia que realmente tiene. Nuestro objetivo no es tanto que se nos reconozca, sino que nos dejen trabajar.

P.– Esta organización demanda también una revisión fiscal que permita elevar los salarios sin perjudicar la competitividad de las compañías españolas. ¿Lo ve posible?
R.– Es fundamental para ser competitivos, no solo ya con relación a otras comunidades autónomas sino también a otros países del mundo. En un mercado global, la competitividad se abre a todas las empresas que operan hoy en día. El trabajo para conseguirlo se está haciendo y confío en que las negociaciones lideradas por el Instituto de la Empresa Familiar conjuntamente con la Asociación Cántabra de la Empresa Familiar (Acefam) den resultado. Soy optimista por naturaleza y, por eso, espero que, aunque seguramente no será fácil y llevará un tiempo, esta revisión fiscal sea el camino a seguir.

«Creo que la educación en general en España debe revisarse y hacerse, más allá de cuál sea el partido gobernante, con una visión clara de futuro. Porque al final nos jugamos el futuro como sociedad, como economía y como país»

P.– Por otro lado, muchos empresarios solicitan además una educación más trasversal para reducir la brecha entre las formación con la que cuentan los trabajadores y la que demandan las compañías. ¿Cada vez es más difícil encontrar perfiles profesionales adecuados?
R.– Creo que la educación en general en España debe revisarse y hacerse, más allá de cuál sea el partido gobernante, con una visión clara de futuro. Porque al final nos jugamos el futuro como sociedad, como economía y como país. Si las empresas nos estamos adaptando a ese cambio permanente al que me refería al principio, la educación también debe hacerlo. No puede ser que los jóvenes estudien con planes formativos que no han evolucionado nada en los últimos años y que siguen poniendo el foco en aspectos que ya no son tan necesarios. La empresa tiene que estar cerca de los colegios, de los institutos y la universidad para trabajar de una forma más estrecha y tener una relación que nos permita conocernos mejor unos a otros. Las instituciones deben hacer un esfuerzo por actualizarse. Nos cuesta encontrar personal que, al final, cuando lo encontramos, lo formamos nosotros. La experiencia se adquiere con el trabajo y la formación debe ser continua.

P.– Termino por donde empecé. He leído que tiene una vocación frustrada de escritora. ¿Lo ha superado?
R.– Diría que me gusta mucho comunicar en general. Y también escribir y transmitir. Pero solo escribo para mí [se ríe].

 

Los planes para poner en marcha una planta productora de hidrógeno verde en los terrenos de Sniace movilizarían la mayor inversión privada realizada nunca en Cantabria y convertirían a la región en una de las principales proveedoras del que se considera como una de las principales alternativas a los combustibles fósiles. La compleja tramitación administrativa, la adecuación de los terrenos y la financiación dibujan los principales condicionantes para sacar adelante la iniciativa conjunta de RIC Energy y la empresa cántabra Copsesa.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Enero 2024

Además de mantener una posición central en las actuaciones contra el cambio climático, la sustitución de los combustibles fósiles sitúa a la energía en disposición de jugar un papel económico muy diferente, por alcance y dimensiones, al que le ha correspondido en los países europeos durante la larga etapa de reinado del petróleo. El proyecto presentado este pasado diciembre en los abandonados terrenos de la antigua Sniace, sobre los que se plantea construir una planta productora de hidrógeno verde, es buena muestra de lo que puede aportar ese proceso de transformación energética, capaz también de impulsar un relevo industrial que quedaba simbólicamente subrayado en el propio escenario elegido para la actuación.

Con cifras que la convertirían en la mayor inversión privada acometida nunca en Cantabria, la actuación que debería dar lugar a la planta que promueven conjuntamente RIC Energy y Copsesa es también ilustrativa de las enormes dificultades financieras y administrativas a las que se enfrenta una iniciativa de este calado. De acuerdo con la mejor de las previsiones que manejan sus promotores, el inicio de las obras de construcción de la planta no sería antes de 2026, con la idea de comenzar a producir en la segunda mitad del año siguiente o, más probablemente, ya en 2028. Antes de la primera de esa fecha tendrían que haberse superado los desafíos que condicionan que el proyecto llegue a ser una realidad, y que José Luis Moya, CEO de RIC Energy, citó en el acto de presentación agrupándolos en tres grandes categorías: administrativos, técnicos y financieros.

Los promotores de Besaya H2, nombre con el que se ha bautizado el proyecto, prevén que la puesta en marcha de la planta movilice una inversión de 850 millones de euros para la construcción y puesta en marcha de una planta que fabricará hidrógeno y derivados a partir de una potencia de electrolisis de 500 MW. Esta última cifra situaría a la planta entre las mayores proyectadas en España y también entre las mayores que está previsto que funcionen en el conjunto de España. Como referencia, y de acuerdo a los datos desgranados durante la presentación, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) elaborado por el gobierno central prevé que la potencia instalada para generar hidrógeno verde sea de 10 GW en 2030, por lo que, si para esa fecha está operativa, la planta cántabra aportaría el 5 % de esa capacidad, y ello sin contar la posibilidad de doblar su potencia, algo igualmente contemplado en los planes de sus promotores.

Una ubicación idónea

La planta, que se levantaría sobre las 70 hectáreas de terrenos de la antigua Sniace adjudicados a Copsesa y RIC Energy en el proceso de liquidación de la histórica empresa, generaría unos 250 puestos de trabajo una vez en funcionamiento. Los terrenos de la vieja Sniace, en los términos municipales de Torrelavega y Santillana del Mar, son el gran elemento impulsor de la iniciativa y también, paradójicamente, uno de los principales condicionantes para su puesta en marcha. La descontaminación y achatarramiento de las instalaciones se cuentan entre los desafíos técnicos que superar para la puesta en marcha del proyecto, algo que para los promotores tiene la incertidumbre añadida de ser etapas que no dependen de ellos. Como tampoco lo es el cierre de la Autorización Ambiental Integrada con la que funcionaba Sniace, que entraría ya en el capítulo de las cuestiones administrativas que superar antes de poner la primera piedra de la futura planta.

Aun con todos esos inconvenientes, las características y ubicación de los terrenos donde se levantará la planta han sido decisivos para dar forma a un proyecto que, según destacó el CEO de RIC Energy, difícilmente podría realizarse en cualquier otro lugar: la disponibilidad de agua, las infraestructuras o la proximidad al Puerto de Santander, y la propia tradición industrial de la comarca, aportaron argumentos decisivos para dar forma al proyecto ahora presentado y situarlo en los terrenos de la antigua Sniace.

Una planta productora de hidrógeno verde funciona mediante energía eléctrica de fuentes renovables, que se emplea para, mediante electrolisis, generar hidrógeno y derivados –amoniaco, básicamente– a partir de agua. Con ellos, e invirtiendo el proceso, es posible generar electricidad para, por ejemplo, mover un vehículo sin más emisiones que el propio vapor de agua resultante. Relativamente sencillo de transportar y almacenar, y con una capacidad de generación de energía que garantizaría rendimientos comparables a las que hoy tienen los combustibles fósiles, el hidrógeno así producido sería una alternativa a estos y un vector energético clave para la descarbonización de la economía.

La inversión supera los 850 millones de euros para la construcción y puesta en marcha de una planta que fabricará hidrógeno y derivados a partir de una potencia de electrolisis de 500 MW

Pese a las muchas incertidumbres que todavía existen sobre el futuro que deparará la proyectada transformación energética, no parece que la demanda de hidrógeno y derivados vaya a ser una de ellas. Aun con los planes en marcha para la construcción de plantas productoras, y los que deberán todavía presentarse para alcanzar las previsiones del PNIEC elaborado por el Gobierno, no será rápido alcanzar un nivel de producción capaz de dar respuesta a la demanda. Con todo, y como destacaron José Domingo San Emeterio, presidente de Copsesa, y José Luis Moya en una entrevista publicada por ‘El Diario Montañés’ días después de la presentación del proyecto, llegar lo antes posible a ese mercado puede ser un factor decisivo para la competitividad de la futura fábrica de hidrógeno torrelaveguense.

Es ahí donde entran en juego los desafíos técnicos, administrativos y financieros que mencionaba el CEO de RIC Energy en la presentación de Besaya H2. De los tres, probablemente sea el segundo de ellos el que en mayor medida puede afectar a los plazos. Además de las administraciones local, regional y nacional, el proyecto implica tratar con organismos como la Confederación Hidrográfica o Red Eléctrica. Pocas referencias llevan a pensar que eso vaya a ser sencillo de resolver, y ninguna que vaya a ser rápido.

El autoconsumo solar parece haber dejado atrás sus años dorados para afrontar un periodo de cierta desaceleración, especialmente en el ámbito residencial, donde las instalaciones nuevas se reducen prácticamente a viviendas unifamiliares. Pese a la fuerte caída del coste de las instalaciones solares, que han bajado cerca del 30% en el último año, los principales actores del sector coinciden en atribuir este parón a que el precio de la electricidad ha dejado de ser una preocupación para los hogares, por lo que destacan que el principal nicho de mercado está hoy en las empresas e industrias.

Manuel Casino |  @mcasino8 | Enero 2024

El autoconsumo solar pierde fuelle. Tras vivir un auténtico ‘boom’ a principios de esta década, especialmente en 2022, cuando se alcanzó la cifra mágica de los 2.649 MW de potencia de nuevas instalaciones –de los que el 39% (1.024 MW) se instalaron en hogares y el 61% restante en instalaciones industriales–, según destaca la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) en su último informe anual del sector, la demanda de instalaciones solares experimentó el pasado año un bajón importante que esta asociación achaca a que los hogares ya no tienen la percepción de precios altos de la electricidad.

Una opinión que también es compartida por el responsable y socio de Neo Multihogar, Borja Saiz, empresa distribuidora de Endesa en Cantabria y Burgos, para quien el autoconsumo ha caído en la misma proporción que lo ha hecho el coste de la energía. “Empezamos muy bien 2023, pero se ha parado con el pasos de los meses y el descenso de los precios de la luz”, concede. Y es que, según detalla, de lo que se trata finalmente es de generar tu propia electricidad: “Cuando la energía estaba a 33 céntimos de euro el kilovatio, los consumidores buscaban alternativas para reducir sus facturas energéticas. Ahora, sin embargo, está a 16 céntimos, a 14… Y si el precio de la electricidad está a estos niveles, el retorno de la inversión para uso residencial se alarga por encima de los diez años. El precio, como en casi todo, no deja de ser la base de este negocio”, explica.

Pese a ello, Engel Energy, empresa especializada en instalaciones fotovoltaicas, calcula que ya existen más de 200.000 instalaciones residenciales de autoconsumo solar en España que, junto con los autoconsumos industriales, suman un total de 5,5 GW de potencia fotovoltaica instalada, una cifra nada desdeñable pero aún lejos del objetivo fijado por el Gobierno en el nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de llegar a los 19 GW en 2030.

En este sentido, Saiz sostiene que el principal nicho de mercado del autoconsumo solar está en las empresas. “La rentabilidad aumenta en el caso de naves e instalaciones industriales, que tienen un gran demanda de electricidad y en las que, además, el horario del sol coincide con el de mayor consumo, una circunstancia que no está siempre tan clara en el caso residencial, donde muchas veces este consumo se concentra cuando no luce el sol”, matiza.

Viviendas unifamiliares

En el ámbito doméstico, el titular de Neo Multihogar circunscribe la práctica totalidad de la demanda a las viviendas unifamiliares, por cuanto entiende que el autoconsumo en edificios comunitarios es “muy complicado” de atender tanto por la gestión con los vecinos como por la disponibilidad de las cubiertas. “Los tejados no estaban pensados para acoger instalaciones fotovoltaicas. Están llenos de sombras, luceras, antenas, chimeneas… y caben muy pocas placas y muy dispersas. No hay espacio bueno y suficiente que haga rentable la inversión para la comunidad de propietarios. Y si lo hay, siempre es para atender los consumos eléctricos comunitarios (ascensor, luz de los espacios comunes, puerta del garaje…), rara vez para el aprovechamiento individual de los vecinos”, aclara.

Alberto Ruiz-Capillas, presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Cantabria. Foto: Nacho Cubero

De igual parecer es el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Cantabria (Cafca), Alberto Ruiz-Capillas, quien admite que apenas hay solicitudes por parte de las comunidades. “Hace años hubo un tiempo en que los vecinos sí demandaban información sobre este tipo de instalaciones, pero finalmente no se llevaban a cabo”, razona antes de compartir con Saiz que los tejados de los edificios cántabros, generalmente a dos aguas, no son precisamente los ideales para instalar placas solares.

Aunque los fondos Next Generation establecen importantes subvenciones en función de los ahorros energéticos conseguidos, Alberto Ruiz Capillas explica que las comunidades de propietarios han preferido destinar sus inversiones a obras de rehabilitación de la envolvente, antes que a instalar sistemas fotovoltaicos.

De otro lado, el responsable de la empresa distribuidora de Endesa en Cantabria considera que ahora mismo las prioridades de los hogares son otras y que el interés por instalar paneles solares sobre sus tejados ha dado paso a la preocupación por la subida de la cesta de la compra. “No hace mucho había colas de personas para cambiarse de operador eléctrico o para preguntar cómo podían reducir su factura eléctrica. Ahora, en cambio, el precio de la energía ya no se comenta. De lo que se habla es del precio de los alimentos”, subraya.

En su opinión, que la energía haya dejado de ser un tema preocupante a algo residual tiene consecuencias que no siempre son positivas: “Puede que sea muy bueno para los consumidores, pero no cabe duda de que resulta muy negativo para la expansión de las energías renovables, en especial de la solar fotovoltaica”. Con todo, Saiz reconoce que el autoconsumo “aún sí despierta interés” entre las personas “con un poder adquisitivo medio-alto y una destacada sensibilidad por el medio ambiente”.

Más allá, Borja Saiz estima que el autoconsumo solar tiene especial sentido cuando el consumidor cambia de sistema de calefacción y pasa del gas a la aerotermia (bomba de calor). Según detalla, este sistema que, a través del ciclo termodinámico, recoge la energía del aire a través de una unidad exterior y la transforma en energía calorífica, está funcionando muchas horas al día y consumiendo electricidad: “Si instalara placas solares, parte de ese consumo de luz podría ser atendido por éstas, aunque sea en invierno. Entonces sí salen bien los números”, enfatiza.

El papel de la Administración

Con los datos en la mano, este ingeniero industrial conviene en que el autoconsumo solar todavía tiene un potencial de desarrollo enorme. “Queda muchísimo por hacer porque la inversión es interesante y consistente. Aunque se trata de una tramitación compleja, sin duda ayudaría que las subvenciones se gestionaran y entregaran en menor tiempo, pero para ello la Administración debería reforzar sus plantillas”, apunta.

A su juicio, todo depende de la apuesta del Gobierno: “Alemania, por ejemplo, tiene menos horas de sol que Cantabria y cuenta con bastantes más instalaciones solares”. Por eso, reclama que las subvenciones públicas sean más “a medida” y en función del territorio porque, según asegura, el 100% de las instalaciones que se solicitan en Cantabria van ligadas a contar con subvención. “Es evidente que a un cliente de Córdoba la inversión le resulta más rentable que a uno de Santander. Por eso, si se potenciara más la subvención, los consumidores cántabros sí tendrían mayor interés por las placas solares. Pero eso es ya un futurible”, acepta.

Borja Saiz, responsable y socio de Neo Multihogar. Foto: Nacho Cubero

En este sentido, el responsable de Neo Multihogar insiste en que no es necesario ser muy imaginativo para ver cómo puede favorecerse el uso de esta energía: “No hemos inventado la rueda. ¿Cuándo se disparó el consumo de móviles en España? Cuando se regalaba el terminal. En dos años, el 80% de la población española tenía un teléfono móvil. No se trata de regalar las placas solares, que cuestan bastante más, pero cuando un país apuesta por algo…”, apunta Saiz, que considera que por esa vía podría salvarse el principal obstáculo que ve para la expansión del autoconsumo: “En una instalación que cuesta rentabilizarla unos años, importa más la subvención que las posibilidades de financiación y que las facilidades de instalación, las otras dos cuestiones que más pesan a la hora de decantarse por esta energía renovable”, explica.

Coste de las instalaciones

A favor de esta energía renovable juega, además, la caída del coste de las instalaciones solares que, según fuentes del sector, ha bajado entre un 20% y un 30% desde el año pasado, de tal forma que hoy en día se pueden encontrar en el mercado paneles solares con un precio que puede oscilar entre los 50 y 400 euros por unidad, dependiendo de la marca del fabricante, la tipología, el tamaño y la potencia.

“Las placas solares y sus equipos son ya muy eficientes en precios”, corrobora Saiz, quien, desde el punto de vista técnico, apuesta por instalar estos sistemas con baterías para almacenar la energía porque “el sol luce de día y la luz se consume de noche”: “Una instalación con baterías es lo óptimo, pero cuestan dinero, aunque están muy subvencionadas, en algunos casos casi al 100%”, puntualiza.

Según sus cálculos, una instalación de autoconsumo de 3KW y diez paneles solares, el mínimo recomendado para una vivienda, ronda los 6.600 euros, cantidad que sube hasta los 10.600 –4.000 euros más– si se acompaña de baterías. “El problema estriba en que solo están subvencionadas las primeras baterías”, lo que complica los números porque, explica, mientras que la vida útil de una instalación y de las placas solares puede alcanzar los treinta años, la de las baterías es mucho más corta, y a los cinco o seis años habría que cambiarlas.

Batería virtual

Sobre el desarrollo de la batería virtual, el responsable de este punto de servicio de Endesa destaca que no se trata de una cuestión técnica, sino de un producto comercial que ofrecen cada vez mayor número de compañías. En este sentido, explica que los consumidores, por ley, no pueden vender toda la energía excedentaria que producen. “No puedes poner una fábrica de luz en tu casa. Solo puedes vender tantos kilovatios como los que has consumido en ese mes”. En este caso, la comercializadora te ‘compra’ ese excedente que no puedes vender y te lo ‘guarda’ en un monedero –la batería virtual– para que en invierno o en épocas de baja producción puedas recurrir a ese dinero, que ya no es energía.

“Lo sustancial es que se están tomando iniciativas para tratar de mejorar la rentabilidad de la inversión, ya sea incrementando las subvenciones o el precio al que se compra el excedente de energía”. Borja Saiz, Neo Multihogar

De lo que se trata en definitiva, detalla Saiz, es de un acuerdo financiero entre el propietario de la instalación fotovoltaica y la compañía comercializadora que permite ‘almacenar’ la energía generada por la instalación solar sin tener que utilizar baterías físicas. “De este modo, se mejora la rentabilidad de la inversión y las placas solares nunca estas ociosas”, indica el responsable y socio de Neo Multihogar, quien recuerda que la normativa sobre las instalaciones de autoconsumo establece que, para obtener las ayudas previstas en el sector residencial, el consumo anual de energía por parte del consumidor o consumidores asociados a la instalación debe ser igual o mayor al 80% de la energía anual generada por ésta. “Lo sustancial es que se están tomando iniciativas para tratar de mejorar la rentabilidad de la inversión, ya sea incrementando las subvenciones o el precio al que se compra el excedente de energía”, resume.

Por otra parte, este experto alude a la falta de obra en el sector, un problema que atribuye en gran medida a la elevada competencia que presiona los precios hacia abajo. “Mi precio de instalación lo tengo que bajar y entonces no resulta fácil encontrar electricistas o instaladores que quieran instalar fotovoltaica porque tiene trabajo de sobra sin tener que subirse a tejados, que es más complicado y peligroso. Si quiero que lo hagan, les tengo que pagar bien y a mí se me complica la vida”, describe. Además, recapitula que lo más caro no son los paneles solares –“un panel estándar de 2×1 metro lo puedes comprar por en torno a los 100 euros”, estima–, sino la instalación. “La gente multiplica el número de paneles por su coste y se cree que ya tiene hecha la inversión. Si echas cuentas, de los poco más de 1.000 euros que pueden costar diez paneles, hasta los más de 6.000 euros que cuesta la instalación median diversos materiales, algunos como el cobre nada baratos; bastantes horas de trabajo y mucha dificultad”, subraya. “De momento, el autoconsumo solar es para empresas e industrias. Ya llegaremos al residencial”, cierra.

La integración en la multinacional Cegid posiciona al desarrollador cántabro de software como un actor clave en la revolución digital que está transformando en España la forma en que los despachos profesionales gestionan sus operaciones. A partir del 1 de julio de 2024 todas las facturas deben recibirse de manera electrónica, lo que lleva consigo cambios sustanciales en la forma en que las empresas emiten y registran sus transacciones. Con un grado de especialización que supone una de sus principales ventajas competitivas, Diez Software espera que el cambio legal aporte un nuevo impulso que dé continuidad al fuerte crecimiento experimentado en los últimos años.

Rubén Vivar | Enero 2024

En los últimos tres años, Diez Software ha experimentado una metamorfosis que la ha catapultado desde sus raíces en Cantabria hasta el epicentro de la escena empresarial en España. Esta travesía comenzó en febrero de 2021 con su integración en el Grupo Primavera, marcando un hito crucial en su extensa trayectoria de más de dos décadas de actividad como sociedad independiente. Poco después, en septiembre de 2022, el grupo británico, que apenas un año antes había integrado a la firma cántabra, fue adquirido por la multinacional Cegid.

Este intenso viaje no solo ha redefinido por completo la identidad de Diez Software –que ahora se presenta bajo la solución digital ‘Cegid Diez’–, sino también su papel en el panorama tecnológico. La incorporación a la firma internacional francesa ha terminado por impulsar de manera muy significativa su presencia en el mercado español, consolidándose como una pieza clave en el entramado de software de gestión empresarial destinado a despachos profesionales y asesorías.

Así lo corroboran los datos: en este corto periodo de tiempo ha multiplicado por tres su número de clientes, pasando de 1.500 a 5.000 usuarios, una cifra que sigue creciendo mes a mes y que sitúa a esta herramienta digital desarrollada en Santander en el podio de las más usadas en su sector.

“Hemos pasado de jugar en nuestra liga a jugar la Champions”. Con este símil futbolero, Pablo Serna, uno de los fundadores de Diez Software y actual director de producto de Cegid Diez, describe el salto que han dado en el mercado. “La gran ventaja de pertenecer a una multinacional es tener más recursos; de ser una empresa pequeñita y que los grandes del mercado te pueden ver como un actor un poco secundario, a ser alguien que está luchando por ser el número uno. Eso es un cambio brutal, estamos invirtiendo mucho”, prosigue explicando. Tal es así que incluso ven posible liderar el mercado en el plazo de no más de dos años pese al breve lapso de tiempo que llevan compitiendo bajo su nueva denominación comercial.

El equipo de Cegid Diez. En el centro, con chaqueta negra, Pablo Serna, fundador y director de Producto. Foto: Nacho Cubero

 

Serna, que sí aporta datos en cuanto al número de clientes, no puede concretar el incremento de la facturación que han experimentado, pues desde su integración en Cegid las cifras de negocio pasan a ser globales. En cualquier caso, el papel de la multinacional en la transformación de Diez Software no puede subestimarse. Para hacerse una idea de su potencial cabe señalar que sus ventas tan solo en España ascendieron en el año 2022 a 90 millones de euros, y que cuentan en nuestro país con más de 950 empleados y una red de clientes de más de 40.000 empresas de todos los tamaños. Son cifras que confirman que hablamos de un gigante en el sector de las soluciones digitales, un gigante que ha fijado sus ojos en la herramienta que lleva el sello cántabro.

“Somos la oferta que el grupo ha seleccionado para el mercado de la pequeña empresa y asesoría en España. Ese respaldo nos permite competir de igual a igual y aspirar a liderar el mercado”, destaca Serna. Esta elección ha fortalecido su posición y, muy importante, ha acelerado el desarrollo del producto. En este sentido, el directivo de Cegid Diez defiende que una de las claves más importantes para lograr abrirse hueco en un sector tan competitivo como el tecnológico es la especialización. “Desde que creamos Diez Software siempre creímos que era importante, pero con la integración en Cegid hemos alcanzado la especialización total. Es decir, pensar el producto en un único sector y dedicarnos a él plenamente, resolviendo solo sus necesidades. Eso te hace no perder el foco en estar intentando abarcar un montón de mercados”, analiza.

Solo en España, Cegid Software vendió por valor de 90 millones de euros en 2022, y cuenta con más de 950 empleados y una red de clientes de más de 40.000 empresas

En la actualidad, la sede cántabra de Cegid cuenta con 47 trabajadores frente a los 30 que tenía la empresa antes de actuar bajo la batuta de la multinacional, y las perspectivas a corto y medio plazo son seguir creciendo. Si bien no concretan, sí señalan que su sede, situada en el polígono de Candina, tiene capacidad para albergar hasta un centenar de empleados, una clara muestra de sus intenciones.

Y es que, más allá del producto, de la marca y de los recursos, el contexto socioeconómico también juega claramente a su favor. La digitalización y la innovación se han erigido como un motor impulsor de la competitividad y el crecimiento sostenible de cualquier negocio, al tiempo que la legislación también está empujando decididamente la transformación digital de las empresas.

“Para ver cómo ha evolucionado el sector, yo siempre digo que actualmente de las 10 mayores compañías del mundo, 8 son tecnológicas, mientras que si mirásemos este ránking en los años 90 encontraríamos sociedades petroleras y bancos. Hoy en día todo, absolutamente todo, nos guste o no nos guste, ha cambiado. Y todo se basa en la tecnología. Hasta un bar, si no utilizas la tecnología siempre estarás en inferioridad de condiciones”, recalca Pablo Serna.

La revolución legislativa y la Ley Crea y Crece

A este respecto, Serna explica que la próxima revolución legislativa en España, con la Ley Crea y Crece, marcará un hito importante en la forma en que las empresas gestionan sus operaciones. A partir del 1 de julio de 2024, todas las facturas deben recibirse de manera electrónica, llevando consigo cambios sustanciales en la forma en que las empresas emiten y registran sus transacciones. “En la forma de facturar las empresas tienen que tener un software totalmente homologado. Es decir, se acabó hacer facturas a mano, con Excel o con Word. Porque la segunda parte de la ley es que cada vez que se haga una factura, se envíe a Hacienda directamente”, explica el director de Producto de Cegid Diez, que para valorar el alcance de los cambios pone el ejemplo de Portugal, donde estos cambios ya están en vigor: “Si tú vas allí a cualquier restaurante, verás que te dan un ticket con un código QR; lo puedes leer y ver que realmente esa persona ha declarado esa factura y que Hacienda la tiene en ese mismo momento, en tiempo real”, relata.

“Esto va a ser un cambio muy profundo que está pujando Europa y que poco a poco se le está dando publicidad”, revela. La adaptación a estas nuevas regulaciones, augura, supondrá un desafío, pero también representa una oportunidad para que las empresas se preparen para un futuro digital que cada vez tiene más cara de presente.

Diez Software se trasladó en 2021 a las instalaciones del polígono de Candina, en Santander. Foto: Nacho Cubero

Precisamente, la diferente legislación de cada país hace que un mismo software esté prácticamente limitado a un único mercado nacional. “Aunque parezca mentira una factura no se hace igual en España, en Portugal, en Francia… En un país igual la tienes que mandar a la Agencia Tributaria en cuanto la haces; en otro resulta que en vez de haber el IVA, hay otro tipo de impuesto y en otro los pagos se realizan de otra manera… Hay demasiadas adaptaciones que hay que hacer a los productos para que sean internacionales”, señala. Estas variaciones legislativas son las que ahora limitan que Cegid Diez pueda dar el salto a otros países, pero al mismo tiempo fueron la que preservaron a Diez Software en el pasado. “Si no fuera complicado, no hubiéramos sobrevivido como empresa pequeña durante 22 años. Hubiera venido Google o Microsoft y nos hubiera pasado por encima”. No obstante, Serna señala que como grupo multinacional tienen sinergias con otros países.

En cuanto a los retos, Serna cuenta que Cegid Diez no solo está anticipando el cambio legislativo, sino que también está liderando la carrera hacia la automatización total en el mundo de la asesoría y la gestión empresarial. La introducción de herramientas que facilitan la comunicación directa y automatizada entre asesores y clientes es un testimonio de la visión de futuro de la empresa y una de sus ventajas competitivas. “Con la inteligencia artificial vamos a llegar a automatizar absolutamente todos los procesos de la asesoría y conseguir que el asesor se dedique a asesorar”, afirma Serna, que proyecta esta gran transformación “en menos de diez años”. La eliminación del trabajo manual, la mecanización de datos y la presentación de informes automáticos cambiará la forma en que las asesorías gestionan sus operaciones, asegura.

La digitalización en Cantabria y España

Con más de 20 años de experiencia, este directivo puede presentarse como una voz autorizada para expresar la evolución pasada y futura del sector y del mercado. “Una asesoría podía dedicar el 50% de su tiempo tan solo a meter datos en el sistema (principalmente facturas de los clientes). Todo eso ha ido evolucionando, pero todavía se sigue dedicando muchísimo tiempo a ello cuando hoy en día existen herramientas de reconocimiento automático”, sostiene. Pese a ello, se muestra contrario a la percepción común y alaba el avance significativo en términos de digitalización en Cantabria y España. “Muchas veces tendemos a creernos que nosotros estamos por detrás de otros mercados y eso no es cierto. En realidad, podríamos decir que todos los países están rezagados teniendo en cuenta las oportunidades que brinda ya la tecnología”, apostilla.

En esta misma línea, enfatiza que la capacidad de desarrollo y creatividad en el país no tienen parangón, desmitificando la idea de que España está rezagada. “No tenemos nada que envidiar a ningún país de Europa en capacidad de desarrollo. Hay mucho talento y creatividad aquí”. Este optimismo refleja la realidad de un país que sitúa “lejos de estar a la cola de Europa” y que además tiene ciertas potencialidades.

“No tenemos nada que envidiar a ningún país de Europa en capacidad de desarrollo. Hay mucho talento y creatividad aquí”. Pablo Serna, fundador de Diez Software

Sin embargo, este ascenso no está exento de desafíos. Por un lado, el sector se encuentra en una constante y vertiginosa evolución, derivada de una revolución tecnológica que avanza a pasos agigantados y que parece no tener fin. Este cambio continuo que Serna identifica como la principal amenaza para el sector del software de gestión implica que aquellas empresas que no se adaptan a la evolución constante tienden a ser excluidas por el propio mercado. Y por otro lado, la barrera más significativa es, según Serna, la adaptación del personal y el cambio en los métodos de trabajo. “Es muy difícil cambiar el hábito, no solo en este sector, sino en todos. Estamos atados a rutinas. Y a veces son cambios muy drásticos. Si ya nos cuesta cambiar de un programa a otro con las mismas funcionalidades, imagina cambiar la forma de trabajo. Es un cambio de mentalidad y eso es lo que más cuesta”. El desafío radica en superar la resistencia al cambio y en implementar nuevas formas de trabajo, un obstáculo común en la era digital.

Incluso, él mismo reconoce que en su propia doble transición hacia la multinacional Cegid lo que más les ha costado ha sido adaptarse a las nuevas formas de trabajo. “Hemos tenido que acostumbrarnos a trabajar en equipo con otras empresas del grupo; antes actuábamos con total libertad, de forma independiente”, explica.

 

La empresa cántabra, que nació hace 50 años para dedicarse a la serigrafía industrial y hoy explora nuevas formas de comunicación gráfica, inició en 2018 un proceso de reestructuración organizativa y profesionalización de la gestión que, tras el paréntesis provocado por la pandemia, ha permitido que las ventas se hayan movido estos dos últimos años en cotas récord. Con una estrategia que pone el foco en cuatro líneas de negocio dentro de las doce categorías de producto que fabrica, Serisan cuenta en su cartera de clientes con grupos con presencia internacional, a los que ofrece soluciones para el punto de venta en una oferta a medida que incluye desde el ‘visual merchandising’ en el sector retail a soluciones acústicas y estructuras autoportantes, pasando por arquitectura textil y comunicación visual.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Enero 2024

En una empresa que acaba de conmemorar su cincuentenario, y que hace tiempo que rompió las ya de por sí difusas fronteras del sector de la comunicación gráfica, son muchos los giros estratégicos que merecen la condición de hitos dentro de la propia historia. En el caso de Serisan, que echó a andar en 1973 dedicada a la serigrafía industrial, el último de ellos se produjo en fechas relativamente recientes, cuando decidió reestructurar su oferta para hacerla girar en torno a cuatro de las líneas de negocio con las que operaba, entre las que curiosamente ya no tenía presencia la que dio origen a la empresa. Aquello tuvo lugar en 2018, a tiempo para que esa reorientación de la empresa fuera puesta a prueba por la crisis sanitaria, pero sus efectos sobre las ventas se han dejado notar sobre todo una vez superado el paréntesis de la pandemia, situando la cifra de facturación en cotas nunca antes alcanzadas.

Completamente orientada a los proyectos de comunicación gráfica que puedan proponer sus clientes, Serisan carece de un porfolio de producto con el que presentarse en el mercado, algo que pone a la empresa en disposición de aprovechar las oportunidades que puedan presentarse pero que también puede suponer una complicación en términos comerciales y estratégicos. Superada la serigrafía industrial por la impresión digital, el proceso que se abrió hace cinco años buscaba dar forma a una hoja de ruta para concretar esfuerzos y señalar unos ejes sobre los que hacer girar las estrategias para llegar a los diferentes mercados que se atienden desde la fábrica de Soto de la Marina. En aquel momento la planta trabajaba doce líneas de producto, entre las que se escogieron cuatro sobre la que concentrar los esfuerzos comerciales, formativos y de inversión. Ello no significaba, en todo caso, abandonar el resto, cuya aportación sigue siendo clave para mantener la condición de proveedora de soluciones en comunicación gráfica que constituye el núcleo de la oferta de la empresa.

Ángel Manuel Gómez Herrera, gerente de Sarisan, y Ángel Gómez Llata, fundador. Foto: Nacho Cubero

“Aquel fue un momento de cambio interno”, resume Ángel Manuel Gómez Herrera, gerente de Serisan, que señala como primeros objetivos del proceso iniciado entonces la profesionalización de la empresa y su preparación para lo que estaba por venir: “Renovamos el equipo directivo, acometimos un proceso de reestructuración interna y creamos una hoja de ruta y de estrategias”. La redefinición de la gama de producto, explica, fue una de las principales decisiones a tomar, y una de las claves para orientar la transformación que se buscaba. De toda la oferta de la empresa, se señalaron cuatro líneas de negocio como aquellas en las que centrar las inversiones, el trabajo de I+D+i, la formación y el esfuerzo comercial: ‘retail’, ‘visual merchandising’, arquitectura textil, estructuras autoportantes y soluciones acústicas.

Bajo esas cuatro denominaciones se agrupan familias de producto que ,aunque a su vez pueden ser muy heterogéneas –”nosotros no tenemos un catálogo que mostrar, lo que ofrecemos son soluciones a medida”, destaca el gerente de la empresa cántabra–, sí ofrecen un punto común sobre el que articular la oferta y llegar al mercado: la comunicación gráfica. Son también una buena referencia para describir la naturaleza de los trabajos que se realizan en la planta de Soto de la Marina y, sobre todo, el alcance de esas soluciones que menciona su gerente. La línea de negocio de ‘visual merchandising’ engloba los productos de serigrafía industrial destinados al punto de venta como elementos de promoción y refuerzo de los productos en venta, en un amplio abanico de formatos y materiales. Un papel similar juega la arquitectura textil, gráficas en telas montadas sobre estructuras de aluminio que, gracias a la tecnología de tinte empleada y una vez retroiluminadas, consigue imágenes comparables a las de una pantalla led, hasta el punto de poder utilizarse como alternativa a esta. Las reproducciones a escala real de furgonetas, para su uso como ‘food trucks’, son el producto más llamativo dentro de las estructuras autoportantes, que incluye también opciones mucho menos estandarizadas para su uso como punto de venta. Dentro de las soluciones acústicas, por último, se enmarcan los paneles fonoabsorbentes que, de nuevo en un amplio abanico de formatos y diseños, se utilizan para mejorar las condiciones de sonido de cualquier recinto, minimizando ruidos y reverberaciones.

Comunicación gráfica sin límites

Las soluciones acústicas y el ‘visual merchandising’ son las líneas que aportan un mayor volumen a la facturación de Serisan, y también las que mantienen un mayor ritmo de crecimiento. Pero es la complementariedad entre las diferentes categorías, y las sinergias que se generan entre ellas, la aportación más importante de la reestructuración acometida a partir de 2018, y eso vale tanto para las cuatro líneas con mayor protagonismo como para las otras ocho que completan la oferta de la empresa. “Las soluciones acústicas, por ejemplo, nos han permitido entrar en clientes y mercados donde de otra manera hubiera sido muy difícil hacerlo”, explica Ángel Manuel Gómez Herrera, que menciona hoteles o restaurantes, pero también oficinas, colegios o centros de trabajo que, a raíz de la pandemia, buscan formas de mejorar la calidad sonora de los espacios de trabajo. “Esa es la clave, al centralizar el esfuerzo en las cuatro líneas principales estás en condiciones de ofrecer a los clientes soluciones completas: cartelería, expositores PLV (de publicidad en el punto de venta) ficticios y corpóreos 3D… ahí entrarían el conjunto de las doce líneas”.

Arquitectura textil para Springfield con mobiliario efímero en primer plano. Foto: Nacho Cubero

El giro estratégico diseñado en 2018 se encontró, casi de forma inmediata, con el imprevisible reto de la pandemia del Covid-19, que puso un paréntesis en todo el proceso de reestructuración pero también sirvió para poner a prueba lo hecho hasta entonces: “Probablemente ha sido la crisis más importante que hemos sufrido en los cincuenta años de historia de la empresa, pero afortunadamente teníamos ya definidas las estrategias, las estructuras y los objetivos, y eso es lo que nos permitió aguantar y salir reforzados. De otro modo no sé si lo hubiéramos podido contar”, recuerda el gerente de Serisan. Con la hostelería y el retail cerrados, sin ferias en las que montar ‘stands’ y con todas las incertidumbres del momento, la actividad de la empresa se paralizó. “Tocó replegar velas y aguantar. Lo que más me preocupaba era perder a los trabajadores, y no solo por lo que supone un despido. Las máquinas pueden parar y ser reemplazables, pero las personas son un activo de la empresa, gente formada, implicada, eso no podíamos perderlo”.

Serisan cuenta con una plantilla de 40 trabajadores, a los que hay que sumar un colectivo de colaboradores que, sin estar formalmente dentro de la empresa, tienen una aportación fundamental. “Son 15 o 16 empresas que dan servicio en ciudades a las que no te puedes desplazar: Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia… Nosotros fabricamos, pero ellos son los responsables de hacer las mediciones y de instalar, con independencia de que toda la gestión la hagamos desde aquí”. En la planta de Soto de la Marina, además de la fabricación, está un oficina técnica y un departamento de coordinación de servicios al cliente encargado del diseño y la logística del envío y la instalación: “Tenemos una buena organización para sincronizar fuerzas y esfuerzos”.

Esa organización es la base sobre la que se asienta la que el gerente de Serisan considera como el principal argumento competitivo de la empresa: la capacidad para abordar proyectos complejos en tiempo récord. “La clave es dar un servicio personalizado, con una comunicación constante con el cliente, de manera que sepa en todo momento qué se puede hacer y en qué plazo”.

Clientes de referencia

En la cartera de clientes de Serisan están presentes algunos de los principales grupos de distribución textil y, tanto en su caso como en buena parte de quienes completan la relación, un buen número de empresas con presencia multinacional. El grupo Tendam –propietario de las cadenas Springfield y Woman Secret–, Stihl, Husqvarna, Adidas, OKMobility, Unilever –un gigante que vende más de 400 marcas, entre ellas Magnum o Carte d’Or– y la cadena hotelera Iberostar forman parte de una cartera en la que también tienen presencia empresas cántabras, como Textil Santanderina o Hisbalit. Que se trate de empresas con muchos puntos de venta, o que requieran que el producto que fabrique Serisan llegue simultáneamente a cientos de tiendas, marca un grado de exigencia que implica un mayor nivel de dificultad en la organización de la fabricación, envíos y montajes, pero que también permite que la empresa cántabra haga valer sus fortalezas.

Tras la pausa provocada por la crisis sanitaria, la cifra de ventas de Serisan retomó la senda de crecimiento de los años anteriores, pero con un renovado impulso que los responsables de la empresa no dudan en vincular con los efectos de la reestructuración acometida antes de la pandemia. En 2022 la facturación superó los 4 millones de euros, una cifra récord en el histórico de la empresa a la que, destaca el gerente de Serisan, fue consecuencia del incremento de la actividad, y no del aumento de los precios: “Antes del parón por el Covid, ya habíamos hecho visitas, presentando el nuevo enfoque de la empresa y apoyándonos en las cuatro líneas de negocio. Aunque aquello se paró por la crisis, ya habíamos hecho nuevos clientes y eso nos permitió retomarlo todo y recuperarnos rápidamente”.

«A raíz del Brexit, por ejemplo, hubo una agencia de publicidad del Reino Unido que nos trasladó sus clientes europeos para evitar los costes de salir del Reino Unido». Ángel Manuel Gómez Herrera

Geográficamente, Serisan atiende pedidos de toda España, aunque tiene presencia internacional tanto a través de una parte de exportación directa como, sobre todo, con los trabajos hechos a clientes españoles para su empleo en tiendas, exposiciones o stands fuera de España. “En su día nos planteamos buscar clientes fuera de España, pero lo paralizamos y no lo hemos retomado”, explica Ángel Manuel Gómez Herrera, que menciona las dificultades que para una empresa como la suya, sin un porfolio de producto propiamente dicho, implica una tarea como esa. Eso no significa, en todo caso, una renuncia a los mercados exteriores, en los que efectúa en torno al 5% de sus ventas: “A raíz del Brexit, por ejemplo, hubo una agencia de publicidad del Reino Unido que nos trasladó sus clientes europeos para evitar los costes de salir del Reino Unido, y tenemos clientes españoles que tienen sedes o agencias de comunicación fuera de España. Por esa vía entendemos que podemos seguir creciendo”, concluye el gerente de Serisan.

 

Medio siglo de continua transformación

El fundador de la empresa, en el centro, junto al actual equipo directivo de Serisan y el logo del cincuentenario. Foto: Nacho Cubero

Por más que mantenga su rastro en el propio nombre de la empresa, la serigrafía industrial hace tiempo que no forma parte de la cartera de productos de Serisan. Desplazada del mercado por la impresión digital, la actividad que dio origen a la empresa hace medio siglo dejó su lugar a otras, en un relevo que a lo largo de la historia de Serisan se ha producido en otras muchas ocasiones, siempre atendiendo a las necesidades de los clientes y a lo que la tecnología ofrecía para darles respuesta. Ese continuo proceso de reinvención, que está en la raíz del giro estratégico acometido en 2018, es probablemente el elemento más característico del proyecto que dio sus primeros pasos en 1973 en un pequeño taller de la calle General Dávila de Santander y que. desde entonces, ha ido transformándose con cada proyecto y con el impulso primero de su fundador, Ángel Gómez, y después de sus sucesores: “A nosotros nos ha tocado proteger el legado que hemos recibido”, recalca Ángel Manuel Gómez Herrera, actual director de la empresa.

Serisan celebró su cincuentenario el pasado 26 de octubre con un acto en el que reunió a trabajadores, proveedores y clientes. Muchos de estos últimos –clientes y proveedores– han acompañado a la empresa a lo largo de sus cinco décadas de vida, en lo que los actuales responsables de Serisan consideran como otra de sus señas de identidad. La conmemoración del aniversario, en la que tuvo un destacado protagonismo el propio Ángel Gómez, sirvió también de marco para la edición de un libro con la historia de la empresa, escrito por el periodista Jesús Chimeno. El año del cincuentenario se ha implantado en Serisan un protocolo familiar. “De alguna manera el protocolo es el broche para este aniversario que hemos celebrado este año, un instrumento que facilita la continuidad de la familia empresaria”.